Cimacnoticias | Ciudad de México.- Desde hace 17 años con la transición de gobierno se empata el cambio de la presidencia del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), institución responsable de promover y fomentar la igualdad de las mujeres y su plena participación en la vida política cultural, económica y social de México. En tres lustros se ha convertido más en un espacio de poder que se disputa, que en la posibilidad de cumplir con los objetivos mandatados.
Y esta transición además se empata con expresiones políticas del feminismo que en este cambio ven la oportunidad de influir en las acciones del próximo gobierno, colocar su agenda y a sus candidatas.
A la par del cambio de la presidenta del Inmujeres, está la renovación de sus consejos Social y Consultivo, quienes tendrán en sus manos la construcción de la terna, que, de acuerdo con la ley del Instituto, deberá ser consensuada en la Junta de Gobierno para que el próximo presidente de la república elija a la próxima titular del Inmujeres, que será electa por tres años con posibilidades de una única reelección por tres años más para terminar su mandato, al fin del sexenio.
En el cierre de la convocatoria, 130 mujeres de todo el país se postularon para ser parte del Consejo Social y del Consejo Consultivo del Inmujeres, sólo 32 serán electas, 16 para cada consejo.
Paralelo a este proceso está el juego por la presidencia del Inmujeres, quienes corren por otra autopista de las bambalinas de la política.
Entre las feministas que desean ser directoras del Inmujeres se encuentran las exdiputadas Maricela Contreras Julián, también exdelegada de Tlalpan; la diputada saliente Candelaria García Ochoa; la directora del Instituto Simone de Beauvoir, Ximena Andión; la exgobernadora de Zacatecas y exresponsable de la política laboral capitalina Amalia García; la feminista Magda Gómez y la actual representante de ONUMujeres Brasil, Nadine Gasman, quien fuera directora en México de la organización IPAS.
No se trata de un nombre o una trayectoria, lo que se va a definir son seis años de política pública por los derechos de las mujeres. El reto está en elegir el perfil que garantice la pluralidad que se requiere para construir una política de Estado con los retos que implica en un país como México, donde ser mujer es motivo de discriminación, como constata la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis).
Aquí también se está poniendo a prueba el cambio que promete el nuevo gobierno, por ello se debe garantizar la transparencia en la elección de la terna. Desterrar las formas de hacer política basada en las relaciones personales y sentar las bases de una política feminista, que coloque en el centro los derechos de las mujeres y no los intereses particulares de grupos.
Sin lugar a dudas, la designación de la Ministra en retiro, Olga Sánchez Cordero en la Secretaría de Gobernación, abrió buenas posibilidades de diálogo. A finales de julio siete feministas tuvieron una reunión con ella, como Aidé García, de Católicas por el derecho a Decidir; Daphne Cuevas, de Consorcio para el Diálogo Parlamentario; Gabriela Delgado, de Ciudad Feminista; Imelda Marrufo, de Red Mesa de Mujeres; y María Eugenia Romero, de Equidad, Trabajo y Familia.
En la conversación, además de hacer un recorrido histórico del feminismo desde 1975, entre los temas que pusieron en la mesa estuvieron presentes dos: que las diversas expresiones del feminismo ven la necesidad de avanzar para que se cumplan los preceptos legislativos e incorporar de forma transversal la perspectiva de género en el Plan Nacional de Desarrollo; y revisar el presupuesto a favor de la igualdad, especialmente el Anexo 13 del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) así como su vigilancia.
Manifestaron que desde sus saberes, todas han empujado el cambio, participado en los procesos y generado propuestas. Y yo agrego que en honor a esta historia, la pluralidad y la transparencia es lo que debe ganar.
*Periodista y feminista, directora general de CIMAC.
Twitter: @lagunes28
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