Sublevado contra Madero, el Procónsul del Noreste lo desconoce y se proclama presidente interino en Camargo en una aventura que marca su debacle. En México y EU se temía una revolución que empuja a un solo hombre perdido en la Navidad de 1911
Por Luis Alvarado
Por más de dos décadas lleva a la modernización e industrialización el estado de Nuevo León bajo la sombra de su admirado presidente Porfirio Díaz Mori.
Es el Procónsul del Noreste, comandante de la Tercera Zona Militar que comprendía los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, quien al mismo tiempo ejercía un mandato regional de facto que llega para aplacar los protagonismos de los caudillos locales.
Y sin contar con el papel de controlador de las inquietudes políticas de las Logias de la zona para evitar que estas se contaminaran de los aires de cambio ante el endurecimiento de la dictadura porfiriana, al fundar la Gran Logia de Nuevo León.
Bernardo Reyes Ogazón es el tapatío de origen que mantiene un rígido control aplacando descontentos y sublevaciones. Es quien por 1892 persigue a varios revolucionarios, como al matamorense Catarino Garza cuando éste se levanta en armas con una fuerza de fronterizos de ambos lados de la línea divisoria por asesinar al médico sancarlense Ignacio Martínez y otros.
Al triunfo de Francisco I. Madero y Pino Suárez en la presidencia y vicepresidencia de la república, Bernardo dirige una rebelión contrarrevolucionaria cocinada en Texas que lanza el 16 de noviembre de 1911 en el rancho La Soledad, del municipio de Camargo donde a través del llamado Plan de la Soledad desconoce a Madero y se proclama como presidente de la república interino.
La revuelta no prospera y tras recorrer parte de Tamaulipas en busca de adeptos decide entregarse en Linares, Nuevo León. Madero le perdona la vida y en lugar de fusilarlo lo envía a prisión a Tlatelolco México, donde conspiraría nuevamente para unirse al sobrino de Díaz, Félix Díaz y encabezar la asonada contra el presidente Madero en Palacio Nacional.
Con esta rebelión en que Bernardo y Félix utilizan a cadetes de una escuela militar se iniciaba la llamada Decena Trágica. Pero un tamaulipeco liberal, el general Lauro Villar detiene la embestida contrarrevolucionaria a las afueras de Palacio Nacional, donde cae Reyes y su leyenda.
Presente en rendición de Maximiliano
Reyes Ozagón nace en Guadalajara en 1850, quien desde los 14 años de edad emprende una brillante carrera militar que le permite importantes triunfos, primero al lado de la república y posteriormente con Porfirio Díaz. A los 17 es herido dos veces y asiste al Sitio de Querétaro para luego estar presente en la rendición de Maximiliano.
A los 21 años es ascendido a capitán en 1871 luego de participar en el sofocamiento de una insurrección en Sinaloa, tras haber desarrollado campaña en los estados de Tamaulipas, Zacatecas y San Luis Potosí.
Posteriormente llega a ser teniente coronel cuando con ayuda de 20 soldados repele a militares de su misma compañía que se habían amotinado. En julio de 1880 vence a un ejército rebelde del porfiriato, que según versiones, lo superaban tres a uno, empleando tretas y engaños donde incluso lo dan por muerto. Esta última acción le vale el ascenso a general brigadier.
Hasta 1883 sería jefe de las Fuerzas Militares en el noroeste del país y luego hasta el 85 comandante militar en San Luis Potosí, de donde sería enviado por Porfirio Díaz a Monterrey para neutralizar la influencia de los caudillos locales Jerónimo Treviño, Francisco Naranjo y Lázaro Garza Ayala y disminuir el contrabando.
En 1887 es designado jefe de la III Zona Militar que abarcaba Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, para luego ser gobernador nuevoleonés constitucional donde a partir de 1890 logra transformar la capital regia, promoviendo su industrialización, relaciones comerciales y convertirla en eje de prosperidad regional.
Cuando en 1898 el dictador Díaz visita Monterrey brinda por la bonanza lograda y le dice: “general Reyes, ¡así se gobierna!…». En 1900 sube su popularidad entre la clase media del país al mencionársele como posible sucesor de Díaz siendo su secretario de Guerra, cargo del que regresa a la gubernatura neolonesa en 1903 al amarrar pleito con el grupo Los Científicos cercanos a Porfirio.
Ausente en el exilio de Díaz
En 1909 Bernardo es postulado como candidato a la vicepresidencia del país por el Partido Democrático, cargo que rechaza alegando lealtad al presidente dictador, pero no le sirve de mucho pues Díaz como quiera lo manda al exilio a Europa para luego regresar en 1911 cuando Porfirio ya había sido obligado a renunciar el 25 de mayo de ese año.
Reyes regresa al país y la emprende contra Madero, -ya presidente constitucional- y a fines de ese año 11 se va a Texas, donde prepara el documento de su rebelión contra el coahuilense, seguro de que a un llamado suyo el país se iba a unir para derrocarlo y subir él a la presidencia.
Con León de la Barra en presidencia, sus propios seguidores le reclamaban a Madero que tratara de romper con los hermanos tamaulipecos Francisco y Emilio Vázquez Gómez, quienes a su vez como secretarios de gabinete tildaban de porfirista el régimen delabarrista anti progresista, como debió suceder al triunfo de la revolución.
El malestar de los maderistas aumenta al enterarse del pacto de don panchito con Bernardo Reyes y de la Barra, con el que Reyes acepta la candidatura del parrense a cambio de la secretaría de Guerra.
Madero es visto así por los suyos como débil y traidor a la revolución, escribe Iñigo Fernández Fernández en su obra Historia de México (México, U. Iberoamericana-Pearson, 2004).
El presidente rompe el pacto para salvar la unidad de su partido liberal y Bernardo decide organizar su Partido Reyista pero no alcanza a participar en las elecciones presidenciales y emigra a Texas a finales de septiembre de ese año 11, facilitando el triunfo del coahuilense.
Con el desorden de los Poderes y críticas continuas de la prensa porfirista, Madero solo alcanza a ayudar a las viudas y huérfanos de la guerra civil y a crear el departamento del Trabajo para uniformar los salarios en el país, sin tocar el tema agrario.
Pero le preocupaba que la clase media y conservadores mencionaran a Reyes como sucesor ideal de don Porfirio.
Aún exiliado en Texas, El Procónsul es espiado por enviados de Madero y a inicios de noviembre ya tiene casi listo su Plan de la Soledad, modificación del Plan de San Luis.
Proclama lanzada en Camargo
En su parte introductoria el Plan de la Soledad reyista califica al gobierno de Francisco I. Madero como de ‘bastardo poder’, por lo que empeña ‘su patriótico deber de liberar al país humillado por una tiranía demagógica con la necesidad apremiante de asentar el imperio de la Constitución y realizar los ideales revolucionarios’, escribe Javier Garcíadiego en su libro La Revolución Mexicana (México, UNAM, 2003).
Con esa pregón ‘reformaba’ el Plan de San Luis de Madero, texto de 16 apartados, cuyo número I reza: ‘Se declaran nulas las llamadas elecciones para Presidente y Vicepresidente efectuadas en realidad mediante imposiciones y persecuciones por un solo bando político, y no por la Nación, en el mes de octubre del presente año’.
Con el II ‘desconocía’ a todas las autoridades que no secundaran su Plan. Con el V declaraba “Ley Suprema de la República el principio de “No reelección del Presidente y Vicepresidente de la misma, Gobernadores de los Estados y Presidentes Municipales”.
En el apartado VII, Bernardo se asume como presidente provisional y en el VIII menciona que al triunfo de su revolución dará cuenta de la misma al Congreso. En el XV precisa que las tropas revolucionarias tendrán como distintivo una cinta roja en el brazo izquierdo.
En el XVI ofrece restablecer la llamada Zona Libre en la frontera tamaulipeca y norte del país en general, firmándola en ‘Soledad, Tamaulipas, 16 de Noviembre de 1911’, añade el sitio del Instituto Nacional de Estudios Políticos, A. C. http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/6Revolucion/1911PBR.html
“El plan tuvo una profusa difusión y aunque no logró despertar el interés de sus antiguos seguidores… sí puso en situación comprometida a las autoridades estadounidenses”, refiere Oscar Flores en su libro Monterrey en la Revolución (Monterrey, FSP, 2007, p. 42).
La Navidad del Procónsul
En un episodio no aclarado, dos días después de conocido el texto contrarrevolucionario, las autoridades norteamericanas presentan orden de aprehensión contra Reyes, siendo arrestado y liberado con fianza de 10 mil dólares y como le fijan juicio para la segunda semana de diciembre de ese 1911, Reyes decide escapar a México.
Escribe Flores que acompañado de solo cinco personas cruza la frontera el 13 de diciembre y tras eludir los centros importantes de población en el norte de Tamaulipas, el grupo tiene una escaramuza contra una acordada de rurales que logran separar a Bernardo de sus acompañantes.
“Después de 11 días de fatídica aventura y completamente solo, sin que nadie acudiera en su auxilio, decidió entregarse -a cualquier tropa o autoridad- que encontrara en su camino”, escribe Flores parafraseando a Niemeyer (1966).
Perdido en la noche, Bernardo se entregaba la madrugada del 25 de diciembre, hambriento, sediento y con ropas desgarradas a un oficial rural de Linares, N.L.
El Plan de la Soledad abogaba por el restablecimiento de la zona libre en un claro intento por atraer la simpatía regional. “El proyecto reyista se vio frustrado; en territorio norteamericano Reyes fue aprehendido por violar las leyes de neutralidad”, añaden J. Zorrilla, M. Miró y O. Herrera en su Tamaulipas, una historia Compartida II (Cd. Victoria, UAT, 1993).
Madero lo denuncia al gobierno yanqui
En su libro Madero y la Revolución Mexicana, el historiador estadounidense Charles C. Cumberland llama la rebelión de Bernardo Reyes como un intento de revolución. Revela datos poco conocidos en el noreste y en particular en Tamaulipas, tomados de archivos, fuentes hemerográficas, de cartas de funcionarios mexicanos y norteamericanos, así como secundarias.
Indica que Reyes había fijado el 1 de diciembre de ese año 11 para el inicio de la revolución reuniendo a sus partidarios en San Antonio, Texas y que a pesar de que León de la Barra envía a su hermano para disuadirlo no logra convencerlo ‘de la locura de su actitud’.
Madero sabía de la intención reyista y alerta al gobierno gringo para impedir un movimiento armado desde su territorio, el cual envía a dos compañías de tropas a Texas. Luego, agentes federales en Texas arrestan a Reyes y a su estado mayor confiscando armas y parque, así como al sheriff del condado de Webb por ayudarles.
La histeria sube de nivel, dos gobiernos alarmados porque se temía una nueva revolución contra Madero. El presidente gringo Taft declara que no permitirá un movimiento armado contra el gobierno mexicano desde suelo norteamericano. Esto desanima a Reyes, quien planeaba originalmente invadir por Agua Prieta-Cd. Juárez o Nuevo Laredo-Matamoros, añade Cumberland.
Se decide por un levantamiento interno en México y por eso redacta el Plan de la Soledad, proyecto que verdaderamente planteaba una rebelión seria por Coahuila, Nuevo León o Tamaulipas. Según Cumberland, Bernardo logra reunir a cerca de 600 seguidores, pero al entrar a suelo mexicano nota que al pueblo le es indiferente su revuelta.
“Los días pasaban y ni un solo individuo venía a incorporárseme” afirmaría Reyes en 1912. Su núcleo lo deja hasta quedar solo completamente y al rendirse en Linares envía un cable a su persecutor Gerónimo Treviño pidiendo amnistía para él y sus adeptos, la cual le es concedida a ellos, más no a él, para ser enviado detenido a Ciudad de México.
La temida gran invasión revolucionaria provocó grandes gastos por las concentraciones de tropas en los estados del noreste. Dice Cumberland que Bernardo no podía creer que los mexicanos inteligentes prefirieran a Madero que a un famoso general de división.
Encarcelado en México Bernardo es liberado para insistir en derrocar a Madero encabezando junto a Félix Díaz, el sobrino de Porfirio, el ataque al Palacio Nacional tan solo para caer bajo las balas enviadas por la defensa del general tamaulipeco Lauro Villar.
Se iniciaba La Decena Trágica, otro capítulo de la Revolución.
Comment here