El escritor nicaragüense que fue distinguido por la UANL esta semana habló en entrevista de Nicaragua y su crisis con Daniel Ortega, la izquierda en América Latina, el reto de López Obrador y el periodismo
Por Ilich F. Cuéllar
Fotos: Cortesía
Escritor de “ventana abierta y persianas arriba”, Sergio Ramírez, premio Cervantes 2017, asume el compromiso ciudadano de alzar la voz ante la represión y muerte que azotan a su natal Nicaragua.
Figura clave de la Revolución Sandinista que derrocó a la dictadura de los Somoza hacia el final de los años 70, ex vicepresidente y posteriormente detractor del caudillo Daniel Ortega, Ramírez tuvo una encuentro con estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
«Mi trabajo de los últimos meses no ha sido escribir ficción, si no dar entrevistas sobre los hechos. Por ese mismo deber ciudadano, me pareció que mi deber era estar en Nicaragua. Cuando gané el premio Cervantes -en abril de este año- cancelé todos mis compromisos. En mis columnas, desde el 18 de abril mi único tema ha sido Nicaragua”, expuso ante un auditorio lleno.
El autor calificó como una aberración que hoy en día, las autoridades nicaragüenses consideren subversivo la utilización de la bandera nacional durante las protestas contra la reforma al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social.
Dichas manifestaciones, iniciadas el 18 de abril, han dejado entre 200 y 500 muertos, entre estudiantes universitarios, mujeres, niños y adultos, producto de enfrentamientos con fuerzas oficiales y clandestinas adheridas al presidente Daniel Ortega.
En entrevista para La Talacha Noreste, el recientemente nombrado doctor Honoris Causa por la UANL analizó la situación de su país, el panorama de las corrientes de izquierda en América Latina, el próximo gobierno de Andrés Manuel López Obrador y el futuro del periodismo impreso y digital.
– ¿En que momento perdió el rumbo Daniel Ortega.
Yo creo que eso ocurrió después de la derrota de la Revolución en las urnas, en 1990, cuando comenzó esta deriva de regresar al poder por el viejo presupuesto revolucionario, sin pensar que el Frente Sandinista debería haber encontrado un camino hacia la modernidad democrática. Nunca lo buscó. Eso ha provocado que hoy, el Frente Sandinista se haya vuelto una secta alrededor de un caudillo o una familia y no un partido político como tal.
Parafraseando aquel libro de Julio Cortazar, ¿qué tanto se ha perdido o se ha mantenido la idea de Nicaragua, tan violentamente dulce?
Julio escribió ese poema en 1979, recién pasado el triunfo de la revolución, la alegría que había por haber derrocado una tiranía, el futuro que abría para el país, y las frases del libro corresponden mucho con ese ambiente.
Hoy, la situación 40 años después, es completamente diferente. Habría que reformular lo que Julio dice, de acuerdo con lo que el país está viviendo hoy.
– ¿Cuál sería la posición de Cortázar respecto a Nicaragua, hoy en día?
Es muy difícil decir eso, más que nada en referencia a la calidad ética que Julio tenía. El jamás hubiera aceptado que en nombre de una ideología, se asesine a tanta gente. De eso estoy seguro que él nunca hubiera estado de acuerdo con eso.
– ¿Hay salida al conflicto?
Si, hay salidas, tiene que haberlas, como las que se están ensayando, que no desemboque en una guerra civil, una salida pacífica, que logre un cambio político en el país, y que le devuelva el derecho a elegir, un gobierno fruto del consenso de las mayorías.
– El pasado 25 de Julio usted definió a un sector de la izquierda latinoamericana como el Parque Jurásico, ¿cuál es el panorama de la izquierda en América Latina a futuro? ¿Porque en el continente ha tenido tanta proliferación la izquierda anquilosada?
Lo que pasa es que la izquierda perdió su sustento, la vieja izquierda, en la realidad. Eso no puede ser sustituido por la retórica. La propuesta de economía planificada estatal, de partido único, que una aspiración de los partidos de izquierda en América latina, muchos de ellos armados, ya no tiene ningún sentido. Eso provoca que se den tropiezos en la oscuridad y que la izquierda no encuentra un Modelo que responda realmente a lo que está pasando hoy, que no sea aferrarse al viejo modelo cubano, o Chávez o defender a Ortega. Que son modelos completamente obsoletos y no tienen ninguna viabilidad en el siglo XXI.
– ¿Es complicado que surja una opción de izquierda moderna, abierta y plural?
Hay opciones de izquierda moderna, pero tienen que ser asumidas con valentía. Una izquierda moderna es hacerse cargo que la democracia es un valor de la izquierda,no aborrecer la democracia, eso para empezar. Las propuestas de totalitarismo, partido único, sociedad cerrada, como ocurre hoy en Cuba, no tiene ningún sentido.
– ¿El gobierno de Andrés Manuel López Obrador puede caer en los excesos antes mencionados?
No creo, aquí existe un gobierno con resortes institucionales muy fuertes, tampoco creo que esté en el próximo gobierno hacer propuestas contra la sociedad. El propio presidente electo lo ha dicho; que va a gobernar para todos los mexicanos eso quiere decir, tomar en cuenta distintas opiniones. Yo creo que Después de todos los fracasos y tragedias de los últimos 15 o 20 años de la historia de México, vale la pena pensar que un gobierno puede reconciliar y sacar adelante a México, que es lo que yo deseo.
– Periodismo… ¿Cómo ve el panorama del periodismo impreso respecto a los medios digitales?
Estamos en un proceso en franca liquidación del periodismo escrito como lo veíamos antes. Lo primero que los periódicos tienen que darse cuenta, es que ya no informan. Uno cuando abre el periódico ya está informado. Los espacios del periodismo escrito deben servir cada vez más para la reflexión, para buscar ángulos de la noticia, no de la noticia inmediata, si no de la noticia investigada. Ese es el campo que se debe abrir para el periodismo escrito. Tiene que haber formas distintas de información.
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