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El tamaulipeco que dio su vida por Nuevo León

Juan C Doria, nació en Villagrán y fue protagonista  a lado de Sóstenes Rocha, Mariano Escobedo y otros próceres en la batalla contra el ejército imperialista de Maximiliano. Sirvió a Nuevo León y fue su representante en el Congreso Federal como Diputado

Juan Crisóstomo Doria González,

Luis Alvarado

Nacido en Villagrán, casi en los límites de los estados de Tamaulipas y Nuevo León, Juan C. Doria González es el norestense que en la época de la intervención francesa brinda sus servicios a ambos estados y a la nación misma al dirigir una decisiva pelea, la de Cimatario en Querétaro.

SITIO de la Batalla del Cimaterio

A cinco años de la Batalla del 5 de Mayo de 1862 en que la defensa mexicana dirigida por el general Ignacio Zaragoza derrota a los invasores franceses en Puebla; el 27 de abril de 1867 tendría lugar una decisiva carga por las armas nacionales contra los imperialistas.

Esta embestida sería el penúltimo encuentro contra las tropas comandadas por el mismo emperador Maximiliano y habría de perfilar al ejército azteca al triunfo final sobre los apátridas en el Sitio de Querétaro que culmina el 15 de mayo de ese año 67 con la captura del monarca.

Esta acción es conocida como la Batalla del Cimatario por tener lugar en el volcán de ese nombre ubicado a 12 kilómetros de la capital queretana, dirigida por el coronel Juan C. Doria González, quien logra contener un ataque enemigo y evitar así el escape de miles de  imperialistas y con ello cambiar el curso de la historia en esta etapa.

Esta hazaña de Doria es poco conocida en Tamaulipas, aunque ello le permite lograr el reconocimiento del presidente Benito Juárez, quien lo nombra primer gobernador del recién creado estado de Hidalgo, del 27 Enero al 26 Mayo de 1869 se gana el respeto y aprecio de la población.

Secretario de Gobierno con Escobedo

Gral. Mariano Escobedo

Nace en Villagrán, Tamaulipas, el 27 de enero de 1839 donde recibió su primera educación. Los bienes de fortuna de sus padres le permitieron pasar a la Ciudad de Monterrey, en cuyo seminario hizo sus estudios de latinidad y de filosofía que concluyó en 1853, refiere su biografía.

En México estudia Leyes de 1854 a 1857 en el Colegio de San Juan de Letrán, regresa al norte y fija su residencia en Monterrey, donde hizo su práctica de abogado y recibe su título en 1862.

Al año siguiente, con motivo de la intervención francesa el Gobierno General se había trasladado a Monterrey, en cuya ciudad Doria estuvo desempeñando la Secretaría del Gobierno de Nuevo León, escribe Juan de Dios Arias en su libro Reseña histórica de la formación y operaciones del Ejército del Norte durante la intervención francesa: Sitio de Querétaro, en 1867.

Pero luego se distancia del gobernador nuevoleonés Santiago Vidaurri, renunciando al cargo y refugiándose en Linares, muy cerca de su pueblo natal. Sus primeras acciones militares las realiza al mando del general Mariano Escobedo, con quien se incorpora en Nuevo Laredo en marzo de 1864, refiere por su lado el Diccionario Biográfico Tamaulipeco.

Por su capacidad llega a ser Secretario de Escobedo, con quien participa en las batallas de Paso de las Cabras y Matamoros en noviembre de 1865, año en que es nombrado Secretario General de Gobierno en Nuevo León, donde el oriundo de Galeana es Gobernador.

En 1866 participa en la Batalla de Santa Gertrudis en Camargo, que permite el desalojo de los monarquistas de Matamoros.

Poco después organiza el regimiento Cazadores de Galeana al ser jefe militar en Linares con el grado de coronel de caballería y participar luego en la batalla de San Jacinto en febrero de 1867. Se cree que el nombre del escuadrón lo impone como reconocimiento al pueblo de Galeana, Nuevo León, donde había nacido Escobedo.

El Sitio de Querétaro

El Bloqueo de Querétaro

Luego de la salida del ejército francés del territorio mexicano el 11 de marzo de ese 1867, el emperador Maximiliano sale de la capital del país y se pone al frente de su ejército para refugiarse en Querétaro, ciudad en poder de sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía –éste último desalojado de Matamoros en junio de 1866-.

Dirigidos por Escobedo, los republicanos rodean Querétaro en secciones al mando de los generales Gerónimo Treviño, Sóstenes Rocha, Ramón Corona y Nicolás Régules, quienes lanzan ataques hasta sitiar la capital desde el 14 de marzo.

“A las cinco de la mañana del 27 de abril, los imperialistas atacaron, y el general Corona ordenó la retirada. Se dirigió al Cuartel General para dar parte de lo ocurrido a Escobedo, quién desprendió de su sección al Coronel Doria con su cuerpo Cazadores de Galeana, escribe en artículo la historiadora de Pachuca, Sara Montes Romero,  titulado XCL aniversario de la creación del estado de Hidalgo.

Los imperialistas se apoderan de más de 20 cañones y de gran cantidad de municiones de boca y de guerra amenazando los flancos y retaguardia de las líneas inmediatas, cargando sobre la caballería del republicano Rivera, que se batía en retirada.

El batallón de Cazadores contra dos mil

Estandarte de los Cazadores de Galeana

«En momentos tan supremos, apareció el Cuerpo de Galeana, que con el Coronel Doria a la cabeza, desplegó en batalla, restableció el combate y tomó la iniciativa con una intrepidez que rayaba en la temeridad,» escribe Montes, quien precisa que los 240 audaces cazadores, armados con rifles de 8 y 16 tiros, enfrentan a más de 2,000 soldados ‘de todas armas’.

“Era muy desigual el combate, y sin embargo, el enemigo hubo de replegarse ante un puñado de valientes”, agrega.

De acuerdo a los testimonios de la época recabados por los historiadores hidalguenses, el arrojo de los milicianos nuevoleoneses dirigidos por el tamaulipeco motivan la intervención directa del emperador Maximiliano de Habsburgo en el ataque inútil.

Ya preso el monarca austriaco, tuvo que hablar con el Coronel de Cazadores de Galeana a quien no conocía. «Al anunciar su nombre Doria, Maximiliano le tendió la mano diciéndole: «Tenga ud. la bondad de darme la suya, los valientes simpatizamos: en el combate del 27 he estado a distancia de 30 varas de donde usted se hallaba.»

“La mención que de Doria hicieron todos los jefes que tomaron parte en los acontecimientos de ese día, prueba que el joven Coronel fue el héroe de la jornada”, observa la cronista pachuquense.

Pero el jefe inmediato de Doria, el potosino Sóstenes Rocha le regatea el mérito de la contención de los imperialistas, acción que desde la logística militar derivaría en el reforzamiento del Sitio de Querétaro, detención de los jefes monárquicos, su posterior juicio y fusilamiento el 19 de junio de 1867.

La versión de Sóstenes

En sus Apuntes históricos sobre el Sitio de Querétaro escritos en Paris, Francia en 1878, Sóstenes escribe sobre los Cazadores: “El Gral. Escobedo, había mandado al cuerpo de Cazadores de Galeana para batir al de la Emperatriz, o hacerle replegar  y con el fin también, de contener algo a la nueva columna del enemigo que se aprestaba a salir, pues se veía formar  la masa por las inmediaciones de la Casa Blanca; quería el Gral. en Jefe darme tiempo para que llegase con mis tropas, a aceptar el nuevo combate que el adversario nos ofrecía”.

General Sóstenes Rocha

Rocha reconoce que el batallón de Doria hace uso de sus rifles de repetición causando ‘grandes pérdidas’, pero que luego los imperialistas recuperan terreno, y al encontrar a Escobedo éste le pide recuperar el área perdida por el general republicano Corona, con la orden ‘vaya usted a reconquistarla o morir gloriosamente’.

Sóstenes escribe que Escobedo le informa que el escuadrón Cazadores de Doria pudo repeler a los imperialistas pero que en ese momento podía estar replegándose ante la recuperación enemiga, por lo que le pide auxiliar a Doria, a lo que Sóstenes dice; ‘si mi general., con permiso de ud.’

Añade que luego de subir la falda del –volcán- Cimatario y que al llegar a la ceja de la falda del cerro observa que los Cazadores de Galeana se retiraban a trote largo desordenado ‘que venían quemándolos a balazos  los tiradores al frente de las columnas enemigas’.

Y agrega que se dirige al coronel Doria, ordenándole una evolución; “pero aunque este caballero era muy pundonoroso y honrado, careciendo de aquel valor indispensable sobre todo para el soldado de caballería, en aquellos críticos momentos estaba como fuera de sí y no pudo comprenderme”.

Según Sóstenes, se dirige al segundo de Doria, Hipólito Charles y le ordena hacer frente con sus tiradores, para ganar algunos minutos y dar tiempo a que las tropas de él llegaran a línea, ‘y como ya mi división gozaba de una buena reputación les dije; muchachos ya vienen muy cerca sus hermanos de la 1ª división, manténgase firmes, denles tiempo y yo les aseguro la victoria’.

500 bajas imperialistas

Añade que los rivales responden causando numerosas bajas pero que luego moviliza los batallones y a los Cazadores de Galeana lo manda por un flanco para oponerse a la caballería enemiga hasta que huyen desorganizados hacia Casa Blanca al tiempo que los cañones enemigos atacaban.

Escobedo ordena reagruparse y tras combate de una hora, el campo queda sembrado por cerca de 200 muertos republicanos y ‘poco más de 500 a las del adversario’. Los cuerpos que participan son los Cazadores de Doria; Supremos Poderes; 1º de Línea; 3º y 6º de Línea, a las órdenes de Montesinos, Yepes, Cázares y Calleja.

Sóstenes precisa que ese triunfo con la toma de la plaza de Querétaro, ‘que resultó como consecuencia forzosa, el triunfo definitivo de la República sobre el Imperio de Maximiliano…’

“Esta es la historia del combate más memorable que tuvo lugar durante el sitio de Querétaro, de 1867, en donde Maximiliano rindió su espada a la República Mexicana, el día 15 de mayo del mismo año”, apunta Rocha.

Diputado por Linares en el Congreso Nacional

 

Por su parte, el historiador militar Juan Manuel Torrea escribe sobre la Batalla del Cimatario que ésta tiene lugar entre la falda del cerro y la capital queretana y que los Cazadores de Galeana de Doria se distinguieron por su bizarría ese 27 de abril, al ser los primeros en detener a los imperialistas y quitarles los cañones que éstos habían sustraído a su vez a los republicanos.

El emperador estaba cansado de la larga lucha, sus nervios ya no soportaban más las constantes excitaciones, ansiaba el fin, la tranquilidad y la paz. Pero no veía ninguna salida y sólo anhelaba una bala piadosa. Ya en el ataque del 27 abril, al que siguió un contraataque del enemigo, Maximiliano se expuso repetidas veces de manera audaz y alocada, y sólo, por fin, los insistentes ruegos de su séquito consiguieron sacarlo de la zona más peligrosa. Pero, ahora, en los primeros días de mayo se veía claramente: el emperador buscaba la muerte.

El 29 de octubre de 1867, el coronel Doria entra a otra etapa de su vida, al insertarse de lleno en la vida política nacional, formando parte del bando liberal y siguiendo los ideales progresistas que lo caracterizaron. Fue en esa fecha que resultó electo como diputado, para formar parte del Congreso Federal, representando a la población en la que había crecido, Linares, Nuevo León.

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