Desde un perspectiva fresca, diferente, objetiva y sin apasionamientos, tres estudiantes de la carrera de periodismo del Tecnológico de Monterrey califican y enjuician los primeros 100 días del Presidente López Obrador
La pluma fría
“Las dos caras de la moneda»
Por María Fernanda Mendoza Cantú
Los 100 días del gobierno de Andrés Manuel López Obrador llegaron como un festejo de grandes proporciones para el presidente y sus allegados. Sin embargo, a muchos nos ha dejado desconcertados y con la sensación de haber vivido 100 años. El mandato de AMLO se ha caracterizado por contrastes dramáticos y muy agridulces, tragedias y grandes logros; pero sobre todo un desconcierto sobre el futuro alarmante.
El discurso matutino diario del 11 de marzo fue especial, fueron muchos quienes lo recibieron como esperanzador, una palmadita en la espalda por las buenas decisiones tomadas. El guión era rimbombante, patriótico y algo condescendiente; el orador jovial, triunfal y con un tono pasivo-agresivo. Fue un discurso sin pelos en la legua en cuanto a apuntar las fallas de los gobiernos anteriores y las acciones que se van a emplear para salvar a nuestra nación del gobierno neoliberal que reinó por tantos años.
Sin duda, los cambios que ha generado el nuevo gabinete es impresionante en palabras: un presupuesto nacional que ha ido multiplicándose gracias a la lucha incansable contra la corrupción, los cambios sociales sin precedentes, se habla de nuevos proyectos de revitalización para PEMEX y CFE, nuevas medidas para solucionar la crisis de migración que ha azotado el país, una reafirmación de la neutralidad mexicana en el entorno internacional y combate en contra de las fuerzas del mal en todos los ambientes.
El tono de los discursos de López Obrador lo pintan como el mesías que llega a poner el orden en un México que honestamente necesita de toda la ayuda que pueda, pero su apelación al fanatismo me deja un poco desconcertada. ¿Es acaso posible que mi país finalmente vaya a salir del hoyo en el que lleva casi 80 años siendo empujado? Las palabras del presidente ciertamente me hacen pensar en eso. Mi abuela verdaderamente recibió su pensión aumentada, los censos llegaron a nuestras puertas para realizar su labor y muchos recordamos las casillas de la encuesta ciudadana del aeropuerto. El gobierno avanza pero se ha llevado algunas cosas entre las patas.
Los medios de comunicación han sido algunos de estos atropellados. Desde el inicio del sexenio el nuevo presidente no ha disimulado su desprecio de la prensa y comenzó una lucha por la divulgación de la información gubernamental. La creación de las conferencias de prensa diarias le dan una nueva perspectiva a la frase de demasiada información es demasiado. Estos eventos se han convertido en un campo de batalla entre el presidente y los corresponsales de los medios que se encuentran entre los presentes. Sus acusaciones sobre la calidad de las noticias que ellos producen lo hacen sonar cada vez más como Donald Trump. Un hecho desafortunado y que ha ocasionado que este medio ya de por sí vulnerable esté en el filo de la navaja. Desacreditar el trabajo periodístico de un reportero es desacreditar y a la vez hacer un hazme reír del periódico.
En el discurso de los 100 días, AMLO aseguró que dicha rivalidad era inexistente y que los medios son bienvenidos. Más las palabras usadas traen a la memoria aquella desafortunada conferencia de prensa del ex-gobernador de Veracruz, Javier Duarte, hacía la prensa del estado: Portense bien. Es muy violento asumir cualquier similitud pero cuando el zapato queda.
Otros temas que quedaron a la deriva fueron el accidente de la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso y su marido, en su helicóptero. La falta de información sobre este caso ha sido una espina para los que aún lo recuerdan, ciertamente ya no hay muchos de esos. La restauración de Elba Esther Gordillo en un cargo gubernamental es también un punto de frustración inmenso, sobre todo cuando López Obrador habla de los planes que se tienen para las nuevas reformas educativas.
La súbita decisión de cerrar los ductos petroleros del país que llevaron a casi dos semanas de desabasto de combustible en puntos claves del país. Esta última, además, fue causante de un gran pánico en la población y llegó a causar desabasto en ciudades de la frontera de Estados Unidos. Igualmente, fue uno de los catalistas de la gran tragedia que se vivió en el estado de Hidalgo. Una instancia que tomó desprevenidos a muchos fue el cierre completo de las guarderías y los grandes problemas que generó para los padres de familia. Ciertamente un gobierno de grandes sorpresas.
El discurso, sin embargo, cierra en un toque optimista y con muchos aplausos de los presentes, el Viva México que suelta AMLO al final, y la respuesta que esta generó en la audiencia, fue interesante. Algo muy ornamental en una era en la que el minimalismo en todas las áreas es la tendencia. Nuestro presidente busca probar que está generando un cambio mediante conferencias bizarras y esto genera confusión por el exceso de información desinformada que nos alimenta día a día. Aún no entiendo que cara de la moneda estamos viendo.
AMLO: Los cimientos de su inmortalidad postrados sobre el nopal del progreso
Por Daniela Maraboto
A 100 días de la toma de protesta del presidente Andrés Manuel López Obrador, hemos sido testigos de su cambio estructural que promete ser la “cuarta revolución” del Estado Mexicano.
Desde conferencias mañaneras hasta las consultas ciudadanas, se ha apreciado una estrategia sin precedentes que parece ser del agrado de los ciudadanos mexicanos.
Desde que comenzó su puesto, Andrés Manuel ha dejado en claro que su sexenio llevará de sello la famosa 4T impresa en cada una de las obras que haga, deshaga, o deje a medias, y ha invertido gran parte de sus 100 días en poner las bases que lograrán ésta transformación posible, que llevarán a México a tal cambio estructural que no se ha visto desde la Revolución Mexicana.
Si bien, Andrés Manuel muestra compartir una íntima conexión con “el pueblo” mexicano, intereses y un mutuo amor por el país, este primer trimestre ha dejado claro que es más bien un discurso digno de un demagogo y del cual no tiene intención de llevar más allá de las top trends de Twitter y los discursos de Spotify.
Es plausible que nuestro presidente esté utilizando el recurso de la retórica y el discurso muy al estilo de Perón para mantener a su gente “pobre pero feliz”. Parece en ocasiones que su cercanía y sus grandes viajes al interior de la República son equiparables a los actos casi desesperados que las celebridades hacen al lanzar un álbum para asegurar de que su audiencia no se olvide de ellos. Y si eso requiere firmar alguno que otro CD, pues bueno.
Sin embargo, los cambios que ha hecho con referencia a los recortes de fondos públicos a estancias infantiles y refugios para víctimas de violencia intrafamiliar, a los ramos autónomos que sirven de contrapeso al Poder Ejecutivo, el INE y la INEGI entre otros, parece más que son herramientas que sirven para poder sostener (aunque sea por un ratito) las otras propuestas que requieren un presupuesto monetario y que no generan inversión por sí mismas, lo que significa que recaerán en el bolsillo del gobierno.
Estos recortes, sin embargo, parecen tener a los votantes despreocupados pues han votado en favor de todas las consultas realizadas y ha subido la aprobación del mandatario un 4%. ¿Será que esto cambie cuando se acabe el beneficio de la duda que muchos mexicanos le han concedido? O, ¿esperarán a que resientan la supuesta unión del IMSS e ISSSTE para levantar su voz en desaprobación?
En el ámbito de la macroeconomía parece haber una clase de subeybaja por el que se mueve Andrés Manuel: un día dice una cosa y al día siguiente la rectifica o se retracta. Ya comenzamos con el pie izquierdo con la famosa y prometida cancelación del NAIM, que si bien venía hecha con contratos que beneficiaban más a unos que a otros, era una propuesta de un aeropuerto primermundista que proyectaba una gran inyección de inversionistas extranjeros, y que además facilitaría el tráfico aéreo que se llegaba a empatar con el actual aeropuerto.
En su lugar, y a costa de varios reclamos de los pueblos indígenas de la región, quiso impulsar el tren Maya, que ha llamado la atención y causado alertas por: su inversión (que se predice será 10 veces más de la planeada), su impacto ecológico y la movilización de la compra de tierras en los lugares aledaños.
Para alguien que le preocupa su gente, es extraño ver que no ha respondido a los cientos de indígenas que rechazan rotundamente la propuesta y temen que su comunidad quede dividida por las vías del tren. Lo mismo, pero del otro lado, está sucediendo con la famosa refinería que ya han advertido no le tocará a AMLO “estrenar” si sigue con su mala planificación. En este caso entran otros factores de los que ha sido protagonista el mandatario: la corrupción. Sí, esa palabra que inicia con C, la famosa mafia del poder que la alberga y su manera de contaminar y pudrir todo lo que toca, ha sido como una garrapata de la que Andrés Manuel no se ha podido soltar. Como bien dijo Jorge Fernández Menéndez en su columna para el Excélsior Una conspiración, Dos Bocas y cuatro empresas
“Las cuatro empresas han tenido y tienen denuncias en su contra por casos graves de corrupción: unas están denunciadas por el departamento de Justicia estadunidense, acusadas de corrupción en negocios petroleros en Nigeria; otra por compra de contratos en Arabia Saudita y Abu Dhabi; una más pagó sobornos, al estilo Odebrecht, a los Kirchner, Néstor y Cristina, cuando estos fueron presidentes de Argentina.”. No son empresas que estén limpias de pecado, como no lo son muchos de los miembros del gabinete; tenemos que confiar en su criterio para discernir de las empresas fifís y aquellas que son corruptas pero no tanto.
Los 100 días dan mucho material de qué hablar, siguen al tope de la agenda, todo muy calculado para que nuestro presidente se vuelva el emblema, la cara, bandera, figura y líder de esta 4T que será su legado. Será este sexenio un monumento de su propia creación (con ayuda de ambas cámaras que le juran lealtad en su mayoría) y que servirán como estándar para la comunidad internacional de cómo sí se puede ser un líder populista pero que te quieran mucho, y que salgan bien las cosas.
Es difícil predecir lo que espera en el futuro para el mandato del gobernante, pero no hace falta más que ver su cara al tomar el café de la mañana y que su adormilante voz sirva de sonido vacío todos los días para saber que se busca poner en voz y boca del pueblo. Si sus acciones y propuestas merecen el mérito, el tiempo lo dirá, por ahora sólo se sabe con certeza que (al menos de que salga algún contratiempo) lo veremos al amanecer, dándonos los buenos días y asegurándose de que su cara sea lo primero que veamos
A Bocajarro
La montaña rusa llamada “4 T”
Por Álvaro Vázquez
Contrario a lo que constitucionalmente aconteció el 1° de julio, fue la verdadera toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador. A partir de allí, México se montó en una travesíanunca antes vista, en un vagón acompañado por llamas de esperanza, mismas que alguna vez catapultaron a Vicente Fox a Los Pinos.
El país se encuentra en una nueva montaña rusa que por primera vez es comandada por la izquierda. A más de cien días del comienzo de “la Cuarta Transformación”, finalmente un gobierno ofrece paridad de género en el gabinete presidencial y en el Congreso de la Unión.
Por primera vez, la Secretaría de Gobernación la preside una fémina. No obstante, ese mismo régimen quita los apoyos para las mujeres violentadas y a cambio les ofrece otorgarles el dinero directamente.
Al mismo tiempo, esa misma administración morenista propone someter a consulta el derecho al aborto.
A diferencia de Enrique Peña Nieto, que huyó del foco periodístico, después de seis años tenemos a un mandatario que da la cara, que se somete de lunes a viernes a preguntas realizadas por diversos medios de comunicación sin candado alguno.
Sin embargo, López Obrador es errático en muchas de sus explicaciones, emplea sus mañaneras para imponer agenda y ser el centro de atención, toma el micrófono para atacar a las asociaciones civiles y a los diarios que publican en contra suya, despotrica a una “oposición” que no sólo ya venció, sino con la cual arrasó democráticamente y que ahora se encuentra inoperante, irreconocible, muerta y sin ideas, cuando debería ocuparse de lo que en tres campañas prometió hacer, y en rendir cuentas a los mexicanos.
Tenemos a un presidente que recortó los privilegios del gobierno, que viaja en avión comercial como cualquier ciudadano, que puso a la venta la excesiva flotilla de vehículos gubernamentales y que cumplió rebajando su sueldo.
Pero al mismo tiempo, utiliza como golpe en la mesa la cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México dejando pérdidas millonarias.
Somos acreedores de un gobierno que desea acabar con la corrupción en todos los niveles, que combate al robo de combustible que ningún otro ejecutivo se había atrevido a enfrentar. Pero lo realiza cerrando ductos generando escasez y comprando pipas “de emergencia” sin licitación alguna.
La cabeza observa nichos de desvío de recursos en programas gubernamentales como las estancias infantiles, donde se reportaban “niños fantasma” y se succionaba erario público.
Pero, para contrarrestarlo, las quieren cerrar y encima el Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, propone que esta función la realicen los abuelos que bastante tiempo tienen al parecer.
AMLO ofrece transparencia a nivel de gabinete. Obligó a sus secretarios a publicar sus bienes materiales y los amenazó con cesarlos en caso de incumplir. A pesar de ello, la misma Olga Sánchez Cordero indicó ocultar un bien inmueble que posteriormente sí terminó por reportar.
Se conoce el patrimonio presidencial, pero se desconoce los posibles daños ambientales que el tren maya pueda ocasionar y aún no hay respuesta clara ante lo ocurrido con la gobernadora del estado de Puebla, Martha Erika Alonso, y el senador panista, Rafael Moreno
Valle. Se aplaude la idea de que mudemos de una democracia representativa, donde los que dicen representarnos toman decisiones contrarias a lo que en verdad queremos, a una participativa, donde se salga a ejercer el derecho a votar activamente en las decisiones trascendentales del país.
Pero no a través de consultas no vinculantes, sin ningún rigor electoral y sin ninguna institución que valide y de fe de los resultados .
Cien días de 2,192 han transcurrido en la era López Obrador. Cien días de polarización entre dos sectores: el que lo apoya y el que lo aborrece; el público al que a todo le aplaude y el que a todo echa pestes; las personas que observan todo color rosa y las que sólo ven el fondo negro.
La analogía del juego mecánico obedece a las múltiples subidas y bajadas que han acontecido desde que se supo la victoria del tabasqueño.
Se refiere a los aciertos y a los errores realizados.
Indica los Home Runs y los Ponches que se han dado durante los cien turnos al bat del gobierno .
Habla de las políticas con buenas intenciones, pero malas ejecuciones. En ese vagón se encuentra México. Yendo hacia arriba con las manos en alto festejando las políticas públicas correctas, pero después cayendo abajo con gritos por las malas decisiones.
Es muy temprano para juzgar y para ofrecer un juicio de valor.
Andrés Manuel López Obrador tiene un reto muy grande y un techo tan alto que el 53% del electorado le dio.
Mientras tanto, sus detractores siguen esperando esa caída estrepitosa, y sus seguidores, ese subidón prometido. Mientras tanto, México sube y baja en la montaña rusa de la 4T.
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