En menos de ocho meses, el fuego ha consumido en tiempo récord bosques y maderas finas, afirma el Instituto Nacional de Investigaciones Especiales. En tanto el presidente brasileño, dice que no tiene dinero para combatir los incendios.
RIO DE JANEIRO | En lo que va de año, Brasil ha sufrido 72 mil 843 focos, más de la mitad de ellos en la región amazónica, según los datos del INPE, el ente que se encarga de monitorizar la deforestación de la zona selvática a través de imágenes de satélite y que ha sido objeto en las últimas semanas de las críticas del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que pone en duda sus datos.
El mismo presidente carioca, dice no tener dinero para combatir el fuego.
Además, este jueves el mandatario ha sugerido —sin presentar pruebas— que son miembros de organizaciones de defensa del medioambiente los que están causando incendios deliberadamente en venganza por el recorte de fondos decretado por el Gobierno.
Pero Bolsonaro, lejos de recular, este jueves ha vuelto a la carga. “¿Quieren que culpe a los indígenas? ¿Quieren que culpe a los marcianos? Todo el mundo es sospechoso, pero los principales sospechosos son las ONG. Es una indicación muy fuerte de que esas organizaciones han perdido sus beneficios. Es simple”, ha respondido al ser preguntado sobre la responsabilidad de los incendios. El presidente brasileño ha sugerido, además, que faltan recursos, incluso para enviar “cuarenta hombres a combatir el fuego”.
El fuego avanza incluso en áreas de protección ambiental: solo esta semana se han registrado 68 incendios en territorios indígenas y zonas de conservación, la mayoría en la Amazonia.
En el Estado de Mato Grosso, uno de los más golpeados por las llamas, los incendios aumentaron en un 205%. También en el periodo en el que que están prohibidos los fuegos que provocan los agricultores para limpiar los campos. Mato Grosso vive del negocio agrícola y genera gran parte de la exportación de soja, maíz y algodón de Brasil.
Allí se encuentran también los parques Chapada dos Guimarães —que ya ha perdido el 12% de su vegetación— y Serra de Ricardo Franco, en la frontera con Bolivia, un país que en las últimas jornadas también ha sido presa del fuego, que ha quemado medio millón de hectáreas.
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