Victoria y Anexas
Por Ambrocio López Gutiérrez
San Carlos es uno de los municipios con mayor extensión territorial en el estado similar a Reynosa, Jaumave y Tula. La cabecera municipal se sitúa en el interior de la Sierra de San Carlos, la localidad urbana más cercanas es la capital del Estado, Ciudad Victoria. Al hablar de los rasgos naturales la Villa de San Carlos probablemente sea uno de los municipios con el sistema montañoso más distintivo, como, por ejemplo: la Sierra que lleva su nombre.
Históricamente hubo afloramientos que hicieron emerger rocas muy antiguas en dicha Sierra, hablando del período cretácico (se habla de millones de años de antigüedad). De ahí nacen las explicaciones de que la Sierra de San Carlos tenga en su profundidad evidencias de depósitos sedimentarios del período anteriormente mencionado. La producción montañosa tiene rocas ígneas estas son producto de actividad volcánica que ocurrió durante el terciario y que gracias a estas hicieron aparición yacimientos minerales de cobre y plomo que han sido explotados a lo largo de la historia de la comunidad.
El Cerro del diente toma como nombre la gran roca en la Cima de la Sierra, de gran importancia, pues al Oriente de esta sale el cañón del arroyo de San Carlos que distribuye a sus distintos rincones agua y al poniente forma varios arroyos, entre ellos, Los laureles y La gloria, que irán juntándose con el arroyo de San Carlos y parte del Purificación en Soto La Marina. La temperatura dominante en el municipio es alrededor de 23 grados con máxima de 35 y mínima de bajo 0. El mes más lluvioso es septiembre y el más seco febrero.
En un reporte de Lizeth Alejandra Ponce Torres, se afirma que el uso que tiene la tierra en el municipio es para la agricultura, sin embargo, la mayor parte abarcan los matorrales, las selvas, los bosques y los pastizales siendo así solamente el 1% para uso urbano. Conforme al censo de población del 2010 se registraron alrededor de 9,261 habitantes, San Carlos cuenta con decenas de localidades. La cabecera cuenta la mayor cantidad de población con 1,116 habitantes, el Barranco azul con 620, El Saucillo con 509 y las localidades con menos habitantes, El marmolejo con 222, Nuevo San Antonio con 225 y La Gavia con 235.
A pesar de sus enormes relieves geográficos y de la antigüedad de su Sierra, San Carlos no dispone con estudios arqueológicos específicos sobre las antiguas culturas indígenas que poblaron antes de que ésta se hiciera una Villa, con fecha reciente solamente se encuentra con un reporte de un registro gráfico sobre pinturas rupestres localizados en distintas partes de la Sierra. Por desgracia, se tiene un enorme vacío de información sobre la historia antigua de esta región. San Carlos comenzó a ser trabajada por Los Conquistadores en pos de la captura de los indios nativos del lugar, estos al ser atrapados acababan por ser esclavizados y después comercializados hacia las minas de la Nueva España.
Apoyándose en los sitios sancarlos.gob.mx y bibliotecavirtual.itca.gob.mx, la estudiante de Historia y Gestión del Patrimonio Cultural en la UAT, sostiene que los Conquistadores sabían que los indios se ocultaban en lo más recóndito de la Sierra de San Carlos. Eso puede ser una premisa del porqué se han encontrado pinturas rupestres que relatan la vida de los indios nativos (Dienteños) en la Sierra. Pues los indios nativos ahí encontraban su resguardo para no ser capturados por los Conquistadores Españoles. Cuadrillas de indios salían de sus rincones a atacar a los escuadrones de los europeos y los que eran atrapados eran llevados hasta el gobernador y los religiosos tratando de convencerlos para ponerlos de su lado o bien, si estos se oponían, eran esclavizados o asesinados.
Hasta ahorita solamente se tiene un registro acerca del nombre que podrían tener estas etnias indígenas, Los Dienteños, eran aquellos indios que se ocultaban en la altura del Cerro del diente de ahí deriva su nombre, no se sabe con exactitud si fueron éstos los que cayeron en manos de Los Conquistadores Españoles o si había más tribus aparte de ellos, pues no se cuentan con evidencias. A través de distintas fuentes en documentos, San Carlos fue principalmente plantada en La Cieneguita. Al establecer la villa sólo contaban con 40 familias a los que se les proporcionaba $100 de ayuda, entregándole al jefe de familia una espada y una escopeta y el derecho a ser herederos de tierras.
Indios nativos del lugar al sentir la presencia de estas personas llegaron hasta la villa con sus respectivos líderes los cuales se llamaban Sebastián y Juan Antonio. Sebastián y los indios solamente querían hacer la paz con los líderes españoles, pero en modo de advertencia hicieron una muestra de sus habilidades con las armas pues, al salir un venado de entre el bosque de un par de flechas lo mataron. Enseguida los jefes españoles se darían cuenta de la fuerza de estos hombres.
En honor a su palabra Juan Antonio y Sebastián le obsequiaron el venado al general español con el cual hablaban y prometieron interceder para que todos los indios de su comarca que habitaban en el Cerro del Diente bajarían a dar la paz a los habitantes de la villa. El general no quedó convencido y la villa fue protegida por una casamata (construcción sólida). En 1766 José de Escandón (gobernador de Nuevo Santander) recibió una recomendación de parte de los visitadores, para que se fundasen tres nuevas probaciones, de las cuales solo se pudieron concretar dos, San Carlos y Cruillas, fue el último acto importante de su gobierno.
Se lograron reunir 35 familias completadas con algunas que provenían del Real de Borbón, finalmente El Municipio de San Carlos se fijó en el sitio del Potrero de las Nueces el 6 de junio de 1766, el municipio se concretó como lo que es ahora, bajo la advocación de San Carlos Borromeo. La explotación mineral de la Sierra ayudó al rápido desarrollo de la villa, lo cual ocasionaba disturbios y por lo tanto el uso de la picota. Se trataba de una columna de piedra situada en lugares públicos donde se exponía la cabeza de los ajusticiados o de los reos, (en su época Jesucristo sufrió azotes atado a una picota antes de ser llevado al calvario de la crucifixión).
En 1811 se trasladó la capital de la colonia a Villa de Aguayo, hoy ciudad Victoria, Tamaulipas y se le cambio el nombre por Arteaga el cual no se usa. El escudo de San Carlos tiene gran significado histórico, está dividido en 5 celdas, ilustra el escudo de armas, la picota, el símbolo de la ganadería, el símbolo de la minería, un galeme, el símbolo de la elaboración del mezcal, la iglesia, seis plantas de maíz, símbolo de la agricultura, el cerro del diente, el arroyo de San Carlos y con letras hace alusión al potrero de las nueces.
Sin duda San Carlos alberga huecos en su historia, por lo tanto, es atractivo para los investigadores del ámbito cultural e histórico. Rico en cultura con su mezcal, sus monumentos, su templo de San Carlos Borromeo del siglo XVIII y sus festividades, danzas y tradiciones como sus polkas y la picota. Pero misterioso y oculto a la vista con rincones escondidos, voces y silencios.
Correo: amlogtz@gmail.com
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