Investigación

Jerónimo Treviño mal gobernador y exitoso empresario

Jerónimo Treviño  luchó contra la intervención francesa, siempre liberal también es gobernador de Nuevo León, cargo en el que no se distinguió mucho pues lo suyo eran las armas al igual que los negocios privados, área en la que amasó grandes fortunas, casado con una hija de general gringo. Es la revolución la que le cobra factura al expropiarle grandes propiedades

Luis Alvarado

Combatió al lado de los grandes estrategas militares como Mariano Escobedo, Ignacio Zaragoza Vidaurri y Porfirio Díaz; dejó sus estudios sacerdotales para ir a combatir en la Guerra de Reforma  es comandante de Escuadrón a los 22 años y jefe militar en ciudad de México al triunfo republicano sobre la intervención Francesa a los 31 años de edad.

Se trata de Jerónimo Treviño, quien a fines de 1867 a 1871 es gobernador del estado de Nuevo León, quien luego ocuparía el cargo de Secretario de Guerra y Marina en 1880 a los 44 años para después dedicarse a grandes negocios como el ser concesionario del ferrocarril en Nuevo León.

Jerónimo capitalizaría su bien ganada fama militar para asentarse fuertemente en el estado y ejercer un caudillaje por años  junto a los generales Francisco Naranjo y Genaro Garza García, debido a la poca presencia en la región del gobierno federal, hasta que el presidente Porfirio Díaz envía en 1885 al militar Bernardo Reyes para minar su poderío.

Es durante la Guerra de Tres Años y la posterior invasión franca donde participa exitosamente en varios hechos de armas, haciendo gala del dominio del caballo, arte que ejercía con precisión desde su niñez en que practicaba la equitación.

Treviño Leal es Hijo de Antonio Treviño y Francisca Leal y nace el 22 de noviembre  de 1836 en el rancho La Escondida de Cadereyta Jiménez.

Contra Juan José de la Garza en La Ciudadela

En 1858 combate al lado de Ignacio Zaragoza en la defensa de la Ciudadela de Monterrey en contra de las tropas del entonces gobernador de Tamaulipas,  Juan José de la Garza, que tenía la intención de combatir al gobernador de Nuevo León, Santiago Vidaurri.

Poco tiempo antes de este encuentro, se había iniciado como alferez en el primer cuerpo de Lanceros de San Luis el 15 de enero de 1858, después con los «Blusas» al mando del general Juan Zuazua y llega a formar parte del Primer Cuerpo de Caballería del Norte, con el que llegaría a alcanzar el grado de capitán.

Tiene buen inicio con Zuazua al participar destacadamente en diversas batallas lo que le vale ser fue ascendido a Capitán el 25 de abril de 1859.

La carrera militar de Treviño comprende triunfos y desastres en  la Guerra de Reforma, pero siempre leal al bando liberal. Lucha en las batallas de Zacatecas, Guadalajara, Carretas, Estancia de las Vacas, Atenquique, San Juan de los Lagos, Garita de San Cosme y en la de Ahualulco.

En esta última se da la derrota para el Ejército del Norte y la división de sus líderes: Vidaurri, Zuazua y Julián Quiroga por un lado; y Mariano Escobedo, Lázaro Garza Ayala y José Silvestre Aramberri, por el otro. Treviño se quedó con el último bando, a pesar de que fue bajo las órdenes de Zuazua y Vidaurri con quienes comenzó su formación militar.

Responden a llamado tardío en Puebla

Entre la Guerra de Reforma y la restauración de la República, Treviño se apasionó en la defensa de la Patria al lado de jefes militares como Santiago Vidaurri, Juan Zuazua, José Silvestre Aramberri y Julián Quiroga, todos oriundos de Nuevo León.

Así, participaría en los combates de la Bufa, Carretas y Zacatecas, así como en San Luis Potosí, Atenquique, Ahualulco, San Juan de los Lagos, donde resulta herido, y en Garita de San Cosme, en la Ciudad de México.

De regreso a Nuevo León, siguió apoyando a los liberales, aun cuando las diferencias entre el presidente Benito Juárez y el gobernador Vidaurri se tornaron irreconciliables.

Luego de que los franceses son derrotados en la batalla del 5 de mayo en Puebla, éstos se reorganizan para volver a tomar la ciudad y en 1863 el nuevo general en jefe, José González Ortega, reúne bajo su mando a varios generales y oficiales para llevar a cabo la resistencia de a ciudad.

Aquí,  Treviño y su paisano Francisco Naranjo responden al llamado y se preparan para el segundo ataque de los franceses sobre Puebla, surgiendo la interrogante de por qué no lo hicieron en la primera batalla de Puebla, cuando algunos de sus paisanos triunfan sobre los invasores.

Sin embargo, es en este segundo sitio cuando Jerónimo y Naranjo demuestran su valor y pericia como tiradores y de acuerdo a la historiadora Eugenia Meyer,  Treviño rompe el cerco y se une a las fuerzas que comandaba Ignacio Comonfort en la batalla de San Lorenzo, que culmina con una gran derrota y desbandada del ejército de Oriente.

De Oaxaca a Linares y sin pedir permiso a Díaz

Posteriormente, el cadereytense se va a Oaxaca para ponerse a las órdenes de Mariano Escobedo y Porfirio Díaz, quienes se habían fugado de prisión, y con quienes llevó a cabo diversas batallas como las de Taxco, Acatlán, Etla, Huajuapan, Teziutlán, Texpan, Angostura y Ojo Caliente.

Vendría luego un acto casi suicida: cuando Escobedo decide llevar a cabo la liberación del país en el norte, se separó de Porfirio Díaz en Oaxaca para dirigirse a los Estados Unidos; mientras que Treviño se alinea a Díaz y lucha bajo su mando hasta que en 1865, cuando el Ejército de Díaz se iba a tomar la ciudad de Oaxaca, Treviño se entera de que Escobedo se encontraba en Nuevo Laredo preparando la reorganización del Ejército del Norte.

En un acto de indisciplina, sin avisar a Díaz, Treviño decide llevar a cabo por su cuenta –junto al también coronel Pedro Martínez y cien soldados a su mando– una audaz, peligrosa y larguísima travesía a caballo por todo el territorio nacional desde Oaxaca hasta Nuevo Laredo, debiendo atravesar las líneas enemigas en varios puntos del país.

Cruzan el estado de Puebla para llegar hasta Veracruz; de ahí recorren toda la costa del Golfo de México atravesando la Huasteca tamaulipeca hasta encontrarse con Escobedo en Linares, donde también se reunieron varios oficiales como su amigo Francisco Naranjo, Albino Espinosa y Ruperto Martínez.

Jerónimo se encontraba como en casa y todo sería luchar con el Ejército del Norte, obteniendo los triunfos en la batalla de Santa Isabel en marzo de 1866, hecho que le mereció el grado de general de brigada; la de Santa Gertrudis en julio de ese año; y la de San Jacinto en febrero de 1867.

Las cosas se dieron de tal manera que Treviño también estuvo en el Sitio de Querétaro, en donde las armas republicanas vencieron a los imperialistas en la que  resulta herido y se retira a San Luis Potosí. Posteriormente, Juárez lo nombra comandante militar de la Ciudad de México, al que renuncia al saber que se celebrarían elecciones en Nuevo León para la gubernatura del Estado.

Como gobernador no era tan bueno

Varios amigos lo postulan y resultó triunfador tomando posesión del cargo el 4 de diciembre de 1867. Al ser gobernador, suceden varios levantamientos armados que el propio Treviño se encarga de controlar, dejando a personajes al mando del ejecutivo, como Trinidad de la Garza Melo, quien hizo mejoras al ramo legal; al Lázaro Garza Ayala, quien hace cambios en el ramo hacendario en el Estado y al Dr. José Eleuterio González, quien dio un importante impulso a la educación, pues inaugura la Escuela Normal de Profesores y el edificio del Colegio Civil.

Otros aportes de Treviño son las reformas a los reglamentos para el Hospital González, para el Colegio Civil y para la Guardia Nacional; además, se formaron las villas de General Escobedo, General Bravo, Juárez y el antiguo rancho El Puntiagudo, en los límites con Tamaulipas, fue elevado a villa (hoy municipio) de General Treviño, en honor al entonces gobernador.

El 12 de marzo de 1877 Treviño fue electo gobernador, pero abandonó el cargo el 16 de abril y se lo cedió al Lic. Genaro Garza García. Luego, como jefe de la División del Norte, pacifica toda la zona del Río Bravo, en conjunto con el ejército norteamericano al mando del general Robert Edward Ord, con quien mantiene relaciones tanto militares como de negocios para combatir el bandolerismo y las incursiones apaches.

De niña, Roberta Ord con sus padres. El Gral. Ord estuvo presente en la rendición del Gral confederado Lee en la Guerra Civil gringa

Se casa con hija del gringo General Ord

Luego, la relación de Treviño con Ord se estrecha aún más. Treviño pide al general Ord la mano de su hija, Roberta Augusta, con quien se casa en San Antonio, Texas en 1880, año en que se celebran elecciones para presidente de la República y resultó electo el general Manuel González, quien nombra a Treviño secretario de  Guerra y Marina.

Permanece en el cargo hasta finales de 1881, cuando renuncia para  regresar al norte donde ocupa el cargo de jefe de la III Zona Militar; mientras que el anterior jefe, Francisco Naranjo, queda al mando de la Secretaría de Guerra.

En 1883 Treviño recibió al general Díaz en Monterrey, donde el propio Díaz apadrinó al hijo de Treviño, fruto de su matrimonio con la señora Ord. Al andar en un viaje de nueve meses por Europa para que estudiar las maniobras militares de varios países, su esposa Roberta Augusta Ord fallece en 1884.

Treviño en 1885 vuelve a contraer matrimonio, ahora con María Guadalupe Zambrano, perteneciente a la familia Zambrano de Monterrey, y que tenía nexos con varias de las familias más poderosas del norte de México, entre ellas, la familia Madero de Coahuila. El 25 de junio de ese año Treviño fue retirado del ejército, después de haber servido más de 26 años.

Los grandes negocios

Vendría su cacicazgo y fortaleza en los negocios, En 1887 se asocia con el empresario norteamericano John A. Robertson y juntos organizaron la Compañía Ferrocarrilera de Monterrey al Golfo, y se funda una compañía deslindadora de terrenos baldíos; participa en la organización del Banco de Nuevo León y del Banco Mercantil, es socio fundador de la Fundidora de Monterrey junto a los Zambrano, los Madero, los Ferrara, los Calderón, Isaac Garza, y otros.

Durante ese tiempo Treviño se mantuvo alejado de la política hasta que al partir Bernardo Reyes al exilio, es llamado de nuevo por Díaz para ocupar la jefatura de la tercera zona militar. Vendrían enemistades con diversos bandos antes aliados, pero con el afianzamiento en los negocios,

Llega la revolución y es  testigo de los combates en el norte y de los repartos de tierras, alguna de su propiedad y en compañía de su esposa, parte otra vez al exilio en Laredo, Texas, donde el viejo general  de 79 años de edad sucumbe a sus padecimientos y heridas el 14 de noviembre de 1914.

Es sepultado en el Panteón del Carmen de la ciudad de Monterrey y en 1877 el Congreso del Estado de Nuevo León lo nombra “Benemérito del Estado” por sus servicios al estado de Nuevo León y a la patria.

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