La tormenta que significó para Tamaulipas la invasión francesa, permitió a su vez el fortalecimiento de los caciques locales, quienes ávidos de la gubernatura y las aduanas van de rebeliones a alianzas y de traiciones a sometimientos.
Luis Alvarado
Una vez marcada la salida del ejército invasor francés a Tamaulipas y con el imperio de Maximiliano casi en agonía, la situación política en la esquina noreste no era muy distante al conflicto bélico pues los distintos bandos y caciques se disputaban la gubernatura y los distritos.
También casi diluidos los esfuerzos del general Mariano Escobedo para conseguir la paz que llevara al régimen constitucional y nombrar gobernador a Felipe Berriozábal, mientras las fuerzas políticas locales lo rechazan y en cambio proponen al general .
Así, el ayuntamiento de Victoria convoca a los ciudadanos y entrando el año de 1867, el 30 de enero solicitan mediante un acta oficial que el gobierno de Juárez nombre como gobernador interino a Gómez Mancilla.
La petición es presentada por el jefe político del centro, coronel Felipe Escandón y respaldada por los demás ayuntamientos de los distritos centro y sur de Tamaulipas. Para febrero 27 Gómez es frenado por el gobierno federal al ratificar el nombramiento de Berriozábal en el norte y Manuel M. Cuesta en el sur.
Ascensión recibe orden de desalojar Tampico y el centro y sur del estado, para un mes más tarde ser requerido para que saliera de Tamaulipas y cooperara con sus fuerzas en Querétaro en el sitio final sobre Maximiliano y su imperio y en respuesta se niega a ello aduciendo falta de equipo.
Ascención, de héroe a rebelde
Aferrado Gómez a la gubernatura para no ir a pelear a Querétaro el gobierno juarista le recuerda a Gómez que no puede argumentar falta de equipo pues dispuso por mucho tiempo de los ingresos de la aduana tampiqueña y le reitera que debe salir a Querétaro y olvidar la política.
Con todo y sus actos heroicos combatiendo a los francos al lado del fallecido Pedro José Méndez, Ascensión ambicionaba la gubernatura tamaulipeca al grado de descuidar que aún faltaba echar fuera a las restantes fuerzas invasoras y sus aliados los imperialistas mexicanos.
Proclamado gobernador por la guarnición del puerto en abril de ese 1867, Gómez se levanta en armas y en reacción el gobierno federal ordena al general Desiderio Pavón, jefe militar en el norte de Veracruz que controle a los rebeldes y casi a final de mes el gobierno cierra el puerto de Tampico al comercio de altura y cabotaje para cortar los ingresos al insurrecto.
En Tampico, el 8 de junio Gómez pide a sus tropas deponer las armas en Ciudad Victoria haciéndoles ver que pronto el gobierno republicano recuperaría el poder, ante la posibilidad a su favor de alcanzar la gubernatura vía electoral, a pesar de contar con el apoyo de Canales y Vargas en esa región centro.
La primera crisis de la República Restaurada
Mientras, en Querétaro, Escobedo tendía un cerco rindiendo al emperador Maximiliano el 15 de mayo de 1867, quien es ejecutado 16 días más tarde junto con el anterior ocupante de Matamoros, Tomás Mejía y el gran militar conservador Miramón, para luego regresar Juárez a la capital el 15 de julio.
Desiderio Pavón es nombrado jefe militar y gobernador interino por Juárez a mediados de agosto, con poder para convocar a elecciones el 22 de septiembre de ese año 67, en la que además el presidente se proponía modificar la Constitución de 1857 para adquirir mayores facultades.
Esto, con base en un innovador procedimiento que consistía en que el voto popular emitido valdría como referéndum para la modificación constitucional. Dos actos en uno.
Estos cambios que otorgarían el veto al presidente frente a las iniciativas de los diputados y la división en dos Cámaras provocan la primera de las crisis en la República Restaurada, en la que numerosos caciques en los estados y federalistas se opusieron a estas reformas que fortalecerían al Ejecutivo frente a los otros dos Poderes, así como frente a los gobiernos estatales.
Reacción en Tamaulipas
Sin proponérselo, los republicanos daban argumentos a los grupos de poder caciquiles que durante la intervención europea habían suplido las estructuras formales del gobierno y así tramar contra la iniciativa juarista para no perder lo logrado durante los turbulentos años de 1862 a 1866.
Ese mes de agosto se integra una Junta Popular que lanza un manifiesto con candidatos a elegir para los supremos poderes de la nación y del estado, figurando entre éstos Porfirio Díaz para la presidencia del país; Pedro Ogazón para la presidencia de la Suprema Corte; Juan José de la Garza para la gubernatura del estado y Francisco Saldaña para la Corte de Justicia de Tamaulipas.
Esa Junta tampiqueña argumentaba que la iniciativa juarista del veto, los dos cuerpos legislativos y el reducir facultades a la Comisión Permanente del Congreso Nacional…‘son ideas y pensamientos que ha borrado en sus principios reformadores la constitución de 1857’.
Y remataba el documento: ‘La junta popular de Tampico opina contra las reformas de la misma Constitución y que propone la Convocatoria en su artículo 9º y excita a los pueblos de Tamaulipas para que se pronuncien en el mismo sentido’.
Se impugnaba el plebiscito por ser inconstitucional y las reformas contrarias al espíritu de la Carta Magna del 57, por lo que tales alegatos cobran mayor fuerza a grado tal que la Constitución no se reforma dividiendo al propio partido liberal. Este asunto permitiría la vigorosa aparición al escenario de Porfirio Díaz Mori.
Conflicto tras conflicto
Como preámbulo a un nuevo trance, el 20 y 21 de octubre son celebradas las elecciones a gobernador con los candidatos Ramón Guerra, Juan José de la Garza y Francisco Saldaña, y al no existir mayoría se van a segunda vuelta el 20 de diciembre provocando una división de Poderes.
Con un Congreso estatal escindido, una parte de los legisladores reconocía a de la Garza y otra a Guerra, optándose por un decreto que nombra interino a Saldaña, presidente entrante de la Corte de Justicia estatal, al tiempo que salía otro decreto para convocar a una tercera elección.
Con la repulsa de Pavón a seguir como gobernador interino aquí, por atender sus asuntos en San Luis Potosí, éste recibe orden de Juárez de no entregar el mando a Saldaña y seguir en funciones hasta que la Legislatura determinara quién sería el gobernador constitucional pero ante el retiro de algunos apoyos militares, el primero entrega el mando a Saldaña en abril de 1868.
Ya con Saldaña como interino, el Congreso local declara como titular del Ejecutivo a Juan José de la Garza al obtener la mayoría de los votos necesarios, lo cual a su vez puso en alerta a sus enemigos Ascensión Gómez, Servando Canales, Julián Cerda, Manuel Cuesta y Braulio Vargas, quienes deciden rechazar con violencia los nuevos mandatos del Legislativo.
A punto de iniciar su octavo período como gobernante, de la Garza teme una nueva revuelta y en Victoria es informado por Darío Balandrano que Pavón no actuó con energía sobre los sublevados, lo cual es desestimado por Juárez al considerar que al estar controlados por el gobierno federal los puertos de Tampico y Matamoros, poco lograrían los rebeldes.
Nueva rebelión contra de la Garza
Con de la Garza en Tampico, Juan N. Cortina arriba al puerto, ausente en Querétaro con Escobedo y se pronuncia a favor del primero, y en contra de su antiguo adversario Canales, por lo que el Juan José decide ir a Victoria y ocupar el cargo en agosto para el cuatrienio 1868-1872.
Viene una nueva rebelión y el 10 de agosto el Acta de Croix firmada en Casas decía que la mayoría de los pueblos no obedecerían al nuevo gobierno de Juan José.
A pesar de los llamados de la Corte a observar el respeto a la ley, la capital es asaltada la noche del 24 de agosto por simpatizantes de la Rebelión de la Reata, siendo detenidos algunos y fusilado Ramón Velasco, uno de los signantes de dicha acta, mientras que Cortina escribe a Juárez en Victoria diciendo que con su apoyo batiría a los rebeldes de Servando, siendo advertido que debería observar las órdenes de Escobedo.
De la Garza sufre en carne propia el desprecio de sus enemigos al ser asesinados sus hermanos Zeferino y Jesús. Para enero del 69 el coronel Diódoro Corella jefe militar del tercer distrito testimoniaba: ‘Me he convencido que el sr. Garza es generalmente odiado…a nosotros como a los franceses, nos dejan las casas abandonadas, cuando hasta ahora hemos pagado lo más insignificante’.
Los rebeldes se organizan en grupos de 10, 15 o 40 hombres para sumar 400 en el tercer distrito, en tanto ‘el comercio no tiene garantías, los pueblos sufren considerablemente, y la renta federal se agrava’.
Juárez subestimó a Tamaulipas
Para abril de ese año 1869, Juárez, el que había minimizado la situación tamaulipeca, pide a Sóstenes Rocha unir fuerzas con Escobedo para aplacar a los insurrectos mientras que retira de Colima a parte del ejército para llevarlo a la esquina noreste del país.
Finalmente, los bandos en pugna llegan a un acuerdo a fines de julio del 69, firmándose en la hacienda Santa Engracia los pactos de Canales, reconociendo al gobierno federal y al de Tamaulipas, el cual es aprobado por Juárez pero rechazado por de la Garza, pues argumentaba que la rendición rebelde era simulada pues seguían activos y en poder de las armas.
En octubre Juan José se dirige de Tampico a Victoria para reconstruir la administración estatal, pero en noviembre presenta su renuncia al cargo de gobernador, por la falta de un apoyo más completo del gobierno federal, pero también del respaldo popular y de las tropas.
En junio de 1870 Canales resulta electo gobernador constitucional por más de 13 mil 800 votos de los más de 15 mil 100 emitidos, haciéndose del poder tantas veces anhelado por las armas y ahora llegaba por la vía pacífica. La decisión popular le entregaba el gobierno que otros bandos y el gobierno central le negaron.
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