OPINIÓN PÚBLICA
Por Felipe Martínez Chávez
Excusas para una derrota anunciada
A escasas dos semanas de la elección, los jefes de Morena deberán ir preparando las mejores excusas por haber dejado ir la oportunidad de ganar el control del Congreso del Estado.
Tienen que pensar también, de cómo justificar haber perdido la inmensa mayoría de las presidencias municipales, a manos del PAN e incluso PRI.
Lo que menos cabe es que se sientan sorprendidos y, el siete de junio, un día después, citen a la prensa para denunciar “fraude electoral”, “compra de sufragios” y una “elección de estado” que los lleve a exigir anulación de los comicios.
Urge al delegado Ernesto Palacios Cordero inventar la mejor novela o decir la verdad de por qué perdieron.
Nos imaginamos el mismo “disco rayado” de los derrotados, cuando la única solución que se les ocurre es acusar y pedir nuevas elecciones.
De “chiripa” ganaron una diputación de mayoría en 2019. Idem nueve de representación proporcional, entregadas por vía de “rifa” a personitas que ahora se sienten iluminadas y pensaron que serían insustituibles.
La cama está tendida para perder casi todo. Ganarán solo algunas nuevas alcaldías y conservarán otras que ya tienen, en tanto que rumbo al Congreso es posible que alcancen lo mismo que hace dos años, como primera minoría.
Triunfos no suficientes para que los medios masivos, en sus publicaciones del lunes siete titulen que “Tamaulipas se pintó de guinda” o “Tamaulipas es tierra Morena”.
En menos de tres años se acabaron el partido que les entregó López Obrador. Es más, ni llegaron a constituirlo en Tamaulipas. No existe, no tienen estructura ni liderazgos y esperan ganar encomendados a la Virgen del Chorrito y el espíritu de San Andrés, que ya no estará en las boletas.
Las tribus sabían que no iban de vacaciones, que tenían que organizarse para enfrentar a un poderoso enemigo que no perdona. En lugar de unirse se pelearon, se vendieron con el contrincante o sumaron al enemigo por razones que seguro no son de gratuidad.
Como escenario de una derrota anunciada, vemos un partido en ruinas en que cada quien corrió a buscar el mejor postor para vender su voto o empeñar la conciencia por el siguiente año y medio.
Bueno, ni a partido llegaron.
Aquellos triunfos que conquisten, no será por la mano y empuje de sus “líderes” sino la fuerza y empeño de cada quien.
Si de algo estaban enterados, es que las elecciones son un frentazo de “mapaches”, fraudes y compra de votos en que ellos solo se encomendaron a
la buena suerte y al Señor. No quisieron sacar sus carteras para comprar los votos de corrupción que dan los triunfos.
En el mundo de la política el que tiene más saliva traga más pinole, el que pega primero pega dos veces, y el que gana es el que trae el morral más cargado. La democracia es una ilusión en la que solo creen los auténticos morenistas.
Luego de las elecciones de 2019, muchos pensaron que la fracción Morena en el Congreso del Estado, diez diputados, se convertiría el máximo baluarte guinda para ser punta de lanza de la 4T y sus decálogos de buenas intenciones. Llegaron peleando y así terminarán el 30 de junio.
Se dividieron en dos grupos, uno del sur liderado por Edna Rivera López y los del norte por Carmen Lilia Canturosas. Nunca se pusieron de acuerdo.
El último de los diez, Rigoberto Ramos Ordóñez, se acaba de sumar a las fuerzas del enemigo en Reynosa. Puso al servicio de los abanderados del PAN la estructura que como precandidato había creado, e incitó a votar por dichas siglas.
Así como llegaron, de la casualidad, se desintegraron. A sus principios ideológicos y lealtad partidista le dieron el mismo valor que les costó conseguir el escaño en el Congreso: Una rifa.
Dos años de encanto y la función termina. Ya se van Eliud Almaguer Aldape, Esther García Ancira, Roque Hernández Cardona, Susana Juárez Rivera, Ulises Martínez Trejo, Guillermina Medina Reyes, Rigoberto Ramos Ordóñez, Edna Rivera López.
Pasarán a la historia como llamarada de petate. Tendrán una siguiente oportunidad en 2024 ¿acaso buscarán la gubernatura en 2022?
Después que de chiripa accedieron al legislativo, pensaron que serían insustituibles y exigieron las alcaldías de sus respectivos “revolcaderos”, como si fueran a ganar por arte de magia y por “bonitos” y bonitas”. La única que se postuló es Carmen Lilia por Nuevo Laredo, con altas posibilidades de triunfo.
La de mayoría, Leticia Sánchez Guillermo, pudiera refrendar el escaño, pero no por su popularidad sino por “colgarse” del alcalde matamorense Mario López Hernández, que ha hecho una buena administración como para merecer una vez más el voto.
Que se vayan preparando para la derrota anunciada. Si nunca el delegado Palacios se reunió con la prensa en apoyo a sus candidatos, después del seis será tarde. Se le acabó el tiempo, lo mismo que a los líderes nacionales que en mes y medio de campañas no se han parado por territorio.
Cuando reaccionen será demasiado tarde. El principal contrincante, el PAN, ya les comió el mandado por las buenas o por las malas. En la guerra electoral todo se vale, trabajo limpio y sucio mientras no lo descubra la autoridad.
A la hora de cerrar esta línea comenzaba el debate de candidatos en Victoria, sin las estrellas principales, al tiempo que circulaban comentarios sobre orden de aprehensión librada contra Francisco García Cabeza de Vaca.
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