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PRI Tamaulipas, el amasiato esperado

OPINIÓN PÚBLICA
Por Felipe Martínez Chávez
PRI Tamaulipas, el amasiato esperado 

VICTORIA, TAMAULIPAS | Después de la derrota del 2016, el PRI Tamaulipas se ha convertido en un vasallo del poder local, del Gobernador y su partido.

Prueba es que, desde y a instancias de la General de Gobierno, en agosto del 2017 se manejó la nominación de Sergio Guajardo Maldonado como presidente del CDE, para sustituir a Aida Flores Peña, la que inició el camino del agachismo. 

Desde el corazón de los Vientos del Cambio, no querían que llegara Oscar Luebbert Gutiérrez, el experimentado reynosense que más tarde podría aspirar a la gubernatura con probabilidades de éxito. 

Todo lo anterior con el visto bueno y la complicidad del innombrable de San Pedro Garza García, N. L. 

Los últimos gerentes del edificio del boulevard Praxedis Balboa, incluyendo a Yahleel Abdala Carmona, tomaron el papel de empleados y no entes de liderazgo con iniciativa, estrategia y empuje para recuperar el poder. Con esa mentalidad de vasallos no volverán a brillar. 

En cinco años solo han dado lástimas y seguirán por ese camino. Ya se acostumbraron a pensar como los “chiquillos” (partidos minoritarios), a obedecer, a que los manden y por lógica a perder y, a cambio, recibir migajas. 

Lo confirman las recientes declaraciones de Alejandro Guevara Cobos, el cuadro más destacado de la región cañera, al anunciar con el pecho erguido que, en 2022, van en alianza con PAN, PRD y hasta Movimiento Ciudadano. No es novedad porque ya se sabía. 

Triste papel de sus jerarcas desde que perdieron el gobierno. No acaban de entender que, con los azules, no impondrán candidato a la gubernatura. Deberán sumarse incondicionalmente, apoyar, hacer talacha como bisoños. 

Por cuanto, a militancia, traían 450 mil y se quedaron con un promedio de 60 mil, que seguro la mayoría no votan por las siglas. 

De las figuras que quedaron, solo Ramiro Ramos Salinas, de Nuevo Laredo, ha levantado la mano para ser candidato. Los demás están escondidos o pensando sumarse a la oposición por algún metálico, cargos públicos o servicios a futuro. 

Ramiro es buen elemento, recorrió Tamaulipas en precampaña como posible sucesor de Egidio Torre Cantú, el que lo hizo presidente del CDE y diputado, pero no está probado en las urnas. Llegó por la vía plurinominal. No le espera buen futuro… Por el momento. 

El error priista fue y es no construir liderazgos, figuras o caudillos que aglutinen a las masas y encabecen las causas populares. 

En la elección del seis de junio le fue “algo bien”, aumentó su clientela de 90 a 130 mil sufragios, pero no suficientes para conquistar por lo menos la alcaldía más pequeña, la de Palmillas. Es que sus cuadros principales trabajaron al servicio del PAN. 

Cero diputaciones locales de mayoría y menos arañaron alguna federal. 

Acudieron a ofrecerse al PAN, pero el jefe de Palacio no aceptó el amasiato. Ya los tenían a su servicio, incluso en las escasas alcaldías que tres años atrás ganaron. 

Si alguien sabe que así no van a crecer son los tricolores, pero ya ofrecieron sus quereres para la próxima legislatura, y la aceptarán en el 15 y 16 Juárez porque ahora sí les urge. Si son dos o tres plurinominales, estarán con la bancada del 22 Berriozábal. 

Edgar Melhem Salinas y colaboradores tienen un PRI que todavía no necesita respiración artificial, votos “prestados” como se dice. Si se independizan tienen más posibilidades de sobrevivir que acercándose a un muerto sobreviviente, lo que queda de Acción Nacional. 

La corrupción en que han caído sus funcionarios, la fama de ligarse a la delincuencia organizada, insensibilidad social y además soberbia, perseguirá a los azules más allá de las elecciones de junio del 2022. Eso lo saben también los tricolores. 

Con un futuro incierto en su amasiato –o recostón-, más le vale a Melhem y sus próceres pensarlo dos veces. Hoy nadie le apuesta al futuro de los tres. Más vale solo que mal acompañado, como dicen. 

Desde arriba de la barda se ve claro que, si en algún camino tienen porvenir, es asociados con Morena. La otra es que jueguen de paleros, como empiezan a acostumbrarse. 

La gran alianza para recuperarse pueden hacerla en 2024 para repartirse candidaturas. Ahora solo hay una y está reservada para el PAN. 

Mientras tanto en el Congreso del Estado, la futura bancada azul no ha dado señales de quien será su pastor. Elementos de experiencia los tiene. 

Ahí están Félix “Moyo” García Aguiar e Imelda Sanmiguel Sánchez, de mayoría que van por la repetición, y como plurinominal Luis René “Cachorro” Cantú Galván, el jefe estatal que ya pasó también por el legislativo. 

Aparte, mire que desde ahora pronosticamos que la consulta del uno de agosto sobre el juicio a ex presidentes, no alcanzará categoría de vinculación por una razón: No acudirán a las urnas el 40 por ciento de los empadronados. 

Serán instaladas 1,651 mesas receptoras en los nueve distritos, pero, a un mes de ser activadas, no hay interés entre los ciudadanos. Pocos están enterados del evento. 

En el distrito V, Victoria, serán abiertas 188 para recibir votos de hasta 310 mil ciudadanos ¿a quién le interesa? Las promociones se ven débiles y es fecha que no arrancan las campañas en radio y televisión. Será un gasto inútil. 

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