CUADRANTE POLÍTICO
Por Fernando Acuña Piñeiro
Monrealismo busca trueque: Reformas a cambio de candidaturas en el 2022
La facilona versión de que, cualquiera de los actuales aspirantes a la gubernatura por MORENA lograría derrotar al abanderado o abanderada del cabecismo en el 2022, es tan frágil como suponer que para la marca guinda, la elección del año entrante, es pan comido. Y que no hay el más mínimo motivo para preocuparse pues la alternancia está garantizada.
Esto último nos llevaría por lo tanto a la audaz presunción de que, dividido o no dividido, el Movimiento de Regeneración Nacional está condenado irremisiblemente a la victoria.
Y la verdad es que se va a requerir de una candidatura bien consolidada en todos los sentidos. En primer lugar, la persona que porte la estafeta sucesoria del obradorismo en Tamaulipas, debe trabajar ya desde ahora para unificar finamente esa urdimbre de intereses, diseminados en el norte, centro y sur de nuestro estado.
En Morena ha llegado el momento de poner en marcha dos operaciones matemáticas importantes como lo son la suma y la multiplicación. Y al mismo tiempo desactivar las restas y las divisiones.
Pero en todo esto, hay un detalle que parece olvidarse: urge un nuevo delegado enviado del CEN morenista que preside Mario Delgado Carrillo, una especie de embajador político que llegue a Tamaulipas, para encargarse de la etapa que dio inicio justo en la madrugada del siete de junio, cuando el mapa del poder político tamaulipeco, cambió de color. Un parto electoral donde nació el empoderamiento morenista.
Recordamos que fue a, finales de enero de este año, cuando después de mucho tiempo en el olvido, fue reactivada la marca MORENA a través del delegado Lucio Ernesto Palacios enviado desde el Comité Ejecutivo Nacional De él, se sabe que traía o tiene el fierro monrealista.
Sin embargo, no fue el grupo Monreal el que definió algunas de las principales candidaturas, especialmente en el norte de Tamaulipas. Los intereses facciosos de Ernesto Palacios chocaron con las designaciones de candidatos en las grandes ciudades de la región fronteriza, donde finalmente se obtuvieron resonantes triunfos para la causa morenista.
¿Pero cuál puede ser la explicación de que, AMLO le hizo un guiño al monrealismo de Tamaulipas, en aquellas primeras semanas del presente año, permitiendo el arribo de un operador totalmente identificado con este grupo?
Uno de los motivos podría ser que, en este mismo año, la cámara baja y alta del Congreso de la Unión, aprobaron en fast track, antes de las elecciones del seis de junio, un paquete de reformas estratégicas para el presidente.
Entre otras podemos citar la Ley de Hidrocarburos; La Reforma del Poder Judicial; el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil; la desaparición del outsourcing, concesiones a los ferrocarriles, y la ley orgánica de la fiscalía general de la República.
A lo largo de su existencia como parte importante de la 4T, la relación entre el grupo Monreal y el presidente AMLO no ha sido tan estrecha, pero se ha basado en cuestiones de tipo utilitario. Buena parte del desmantelamiento de la legislatura del pasado y el surgimiento de una nueva superestructura legislativa, la han impulsado los monrealistas desde el Congreso.
Hasta ahí todo iba bien, hasta que surgió lo del tema de la debacle electoral en la CDMX, de la cual responsabilizan al líder del senado. La declaración más reciente de Monreal, es en el sentido de que, (en lo sucesivo), no será tan fácil aprobarle reformas al presidente. Y mucho menos por la vía de torcerles la mano a los opositores. Monreal prepara sus armas.
El Grupo Monreal, desplazado al menos en la narrativa de AMLO, de la sucesión Presidencial, sabe que el tiempo apremia, y que lo único que les queda es jugarse el todo o nada ante AMLO, presionándolo para que les ceda espacios de poder, (gubernaturas en 2022) a cambio de seguirle aprobando reformas, necesarias para la consolidación de la Cuarta Transformación, todo ello en función de lo que el presidente busca establecer para el segundo trienio de su mandato.
La pregunta que formulamos tiene mucha relación con la manera como llega el cabecismo al palacio de gobierno en la elección tamaulipeca del 2016.
Se sabe, (y esto considerada como una versión veraz en el círculo del presidente López Obrador), que Cabeza de Vaca llegó a la gubernatura como parte de una negociación entre un grupo de senadores panistas y el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, a cambio de avalar en el Congreso la energética y otras reformas estructurales que hoy se encuentran en franca retirada.
¿La próxima candidatura morenista a la gubernatura en Tamaulipas tendrá el mismo origen de negociación en las alturas, como la que consiguió el PAN cabecista hace cinco años?
Habrá que ver, como se desenvuelven las cosas, porque le creemos al presidente AMLO cuando asevera que los que le antecedieron en el poder y él actual sexenio de la 4T, no son iguales.
Y para muestra ahí tenemos el botón de la consulta popular para juzgar a los expresidentes.
Pero la estrategia de monrealismo sigue gravitando sobre el calendario de la sucesión tamaulipeca: reformas a cambio de una candidatura a gobernador en el 2022.
¿Lo conseguirá el monrealismo?
Dejemos que el tiempo emita su opinión
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