OPINIÓN PÚBLICA
Por Felipe Martínez Chávez
Tolerancia de Morena a los traidores
VICTORIA, TAMAULIPAS | Desde antes del proceso eleccionario del 2019 –diputados locales-, el comité estatal de Morena trabajó al servicio de los contrincantes y obstaculizó a los abanderados propios.
Hasta se llegó a publicar que el jefe de los traidores, Enrique Torres Mendoza, cobraba 50 mil del águila mensuales –libres de polvo y paja-, en una dependencia del gobierno.
Lógico que no estarían “secos” el resto de los integrantes. De lo contrario, en el proceso 2020-21 no habrían puesto en marcha su proyecto de descarrilar al partido que, se suponía, deberían sacar adelante junto con sus candidatos. En sus acciones de Judas llegaron a presentar demandas en tribunales.
Por eso y menos en cualquier otro partido, principalmente el PAN, les estarían formando consejo de guerra para expulsarlos no sin antes despojarlos de sus medallas.
En el Movimiento de Regeneración Nacional hay una tolerancia hacia los traidores. Por lo que demuestran, en la jerarquía no prenden los ánimos de venganza. A nadie han expulsado en Tamaulipas.
Se juntaron para socavar a su propio partido, entre otros: Martha Irma Alonzo Gómez; José Luis Mederos Martínez, Carlos Alberto García Mares, Juan Guillermo Nolazco Aoyama y Jeant Chiu Nuñez, que elucubraron para tumbar a los abanderados de la cuarta transformación.
Y todavía querían diputaciones plurinominales, esas que no cuestan, pero se cobra lo mismo. Nadie les hizo caso, ni los tribunales.
A mitad de la jornada, se supo que el profesor Torres les llenó el buche de piedritas y decidieron hacerlo a un lado. Habrían designado a Oscar Alarcón Santos, neolaredense con suficientes méritos para desempeñar el encargo.
Nada oficialmente. Siguen aquellos al frente del partido y, por los tiempos que se vienen encima, parece que no habrá la ansiada renovación.
El proceso local iniciará a mediados de septiembre. Estamos por terminar julio. No habría tiempo para que el CEN convoque a reactivar los órganos distritales y estatal en cuanto a consejos y comité ejecutivo.
Una vez que haya comenzado la jornada, la Ley no permite cambios, a menos que sean dimisiones, que los aludidos no van a presentar.
La Comisión de Honestidad y Justicia tiene bastante chamba en Tamaulipas. No hay duda que así es.
Aparte de los próceres del CDE, un ejemplo más de puñaladas es el de Luis Lauro Reyes Rodríguez, alcalde de Güémez que entregó la estructura y hasta el honor de Morena al partido Movimiento Ciudadano, con tal de meter a su esposa como sucesora en la presidencia. Quería seguir mangoneando el municipio.
Distinguidos militantes nos decían este lunes que eso es traición y debe recibir un castigo ejemplar ¿lo hará el partido? Por eso es que les urge renovar los mandos.
Como si nada hubiera pasado, Reyes sigue interfiriendo en Morena después que prostituyó la esencia del movimiento, y hasta se mueve con los precandidatos a la gubernatura ¿no lo van a expulsar? Es lo que pide a gritos.
Hay más que exigen recibir la bandera roja como los diputados Ulises Martínez Trejo, Rigoberto Ramos Ordóñez y Leticia Sánchez Guillermo ¿apoco el partido no hará nada después que trabajaron para derrotar a su gente en Reynosa y Matamoros? A menos que no sean militantes y, como arrimados, consiguieron la chambita en una rifa.
Dos de los principios rectores de la 4T y su jerarca López Obrador son los de no mentir y no traicionar ¿no valen para los aludidos?
Al menos Ulises y Rigoberto terminan su ciclo el último de septiembre, pero Leticia, de Matamoros, va a seguir en la nómina otros tres años ¿repetirá las puñaladas?
Es motivo para que, en los días previos a la llegada de la nueva legislatura, los jefes reflexionen ¿qué hacer con quienes abandonaron el proyecto a medio camino y atacaron a sus compañeros?
Hay más. En Victoria la regidora María del Rosario Rodríguez hizo labor de zapa en contra de los candidatos de Morena, específicamente de Lalo Gattás, ahora ganador por la alcaldía ¿acaso la van a premiar?
No está claro si Reyna Garza Hinojosa, ex candidata a diputada federal, está en el padrón guinda. Lo que sí es cierto es que en 2021 se incorporó y trabajó para el PRI, como lo anunció a bombo y platillo.
Los hay en Nuevo Laredo como Ernesto Noé Villarreal, que públicamente y a nombre de varios más, presumió dejar Morena para ir al PAN.
Desde luego que, en la zona sur, y no de ahora sino del mismo 2019, como Joaquín Juárez Durán y Carlos Sánchez Toledo, en Tampico, y Luis Lara en Altamira.
Se sabe que, en otras entidades, Hidalgo en específico, el partido acaba de expulsar a seis elementos que se postularon y apoyaron a otros partidos enemigos. En Tamaulipas los que mandan ponen la otra mejilla. Algo tendrán que hacer, de perdido una amonestación privada.
Y hablando de traidores a su partido, el PRI, ya la libró Oscar Almaraz Smer en el juicio sancionador del INE. No le cargaron los costos de la Banda Trakalosa, Grupo Cihua y Alex Guerra, en evento del cierre de campaña el 31 de mayo en el parque lineal de la colonia Azteca, en Victoria.
Los del Instituto se creyeron el cuento de que no asistió y, los que pagaron, fueron los candidatos a diputados locales Mario Ramos Tamez y Arturo Soto Alemán. Todo lo demás es miel hasta septiembre del 2024.
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