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Vergüenza de un cabildo: Ni a “calentar” asiento

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Por Felipe Martínez Chávez
Vergüenza de un cabildo: Ni a “calentar” asiento 

VICTORIA, TAMAULIPAS | Le quedaron a deber a los victorenses, de cuyos bolsillos salen los jugosos sueldos que cobran. Gracias a Dios ya se van.

A los regidores del desastre, trienio perdido para la capital, la historia los comenzará a juzgar “en vida” como los omisos e irresponsables, que no acudieron ni a “calentar asiento” o a “levantar el dedo”, pero sí cobraron bien. 

Un cabildo que nació muerto, al que se le siguen pagando, depositando a sus cuentas a regidores y síndicos, enviando vales de gasolina y otras prestaciones como si trabajaran o la ciudad los necesitara. 

La “beca” se les termina el último de septiembre. Algunos cobraron cinco años, otros tres, que para interpretación de resultados da lo mismo: Nada productivo. 

Y los más listos, abusadillos desde chiquillos, seguirán cobrando otros tres añitos como Carlos Cabrera Bermúdez, el otrora “independiente”, contratista que supo meterle “aceite” a la fallida campaña azul, para ocupar el primer lugar en la planilla. 

Vergüenza debería de darles. La historia registrará no solo al peor alcalde, sino al cabildo 2018-21 como la noche negra de este pueblo. Algunos no se presentaron ni a cobrar porque, sus quincenas, se las mandan depositar. Toman al cabildo como pachanga, vacilada o para “pasar el rato”. 

Una evaluación nos dice que, en el presente año, jamás se ha reunido el cabildo completo (debe haber sido en todo el trienio). Incluso ha faltado la presidenta Pilar Gómez. 

Con la complacencia de la misma autoridad, con solo un “aviso” de falta, no se les descuentan ingresos, que no son pocos en relación a la chamba. 

Se sabe que hay regidores (ras) que no viven en el municipio, ni en Tamaulipas, pero siguen gozando de la “beca”. Otros perciben ingresos por plazas en dependencias públicas, lo que está prohibido si no se trata del sector educativo. 

Los argumentos para faltar son enfermedad o “causas de fuerza mayor”, cuando el Código Municipal establece (artículo 33) que cuando se dé una ausencia de diez días, deben ser llamados los suplentes ¿en dónde están? 

Si alguien está realmente enfermo, deben cubrirse los asientos con base en el propio Código y Reglamento Interior del Ayuntamiento, que a la letra dice: “El miembro que no hubiere asistido a tres sesiones consecutivas injustificadamente, será sancionado conforme al artículo 38 del Código Municipal”. 

¿Y qué dice? La causa más atinente para echarlos es: “La omisión reiterada en el cumplimiento de sus funciones”, sin dejar de lado la “incapacidad física o legal que limite cumplir debidamente con el ejercicio de las atribuciones de su cargo”. 

El entender es que, si alguien está realmente incapacitado, o enfermo mental, deben ser llamados los suplentes (la verdad es que gozan de cabal salud). 

En lo que va del 2021, el cabildo capitalino ha realizado 23 sesiones a razón de una cada quince días, con duración promedio de 20 a 25 minutos. 

Si cada edil percibe un promedio de 70 mil lanas mensuales, la distracción por quincena es de 35 mil del águila, sin despeinarse ni poner a trabajar la materia gris, con sus contadas excepciones como sería el caso de Horacio Reyna de la Garza, Luis Torre Aliyán, Gerardo Valdez y Daniel González. 

Caso concreto el de este mismo martes, en que Torre presentó iniciativa para adicionar el reglamento de Imagen Urbana, en cuanto al derecho de los vecinos a disfrutar su ciudad, lo cual incluye la vista de parques y jardines. 

El artículo 23 del Código habla de la revocación del cargo, pero el secretario Saavedra Terán le hace al monje. No son tontos. Faltan a tres sesiones y regresan a una, lo cual no deja de ser un fraude a la comunidad ¿no lo cree usted? 

José Merced Benítez Rodríguez, del PRI, lleva 12 faltas en el presente año, es decir, ha estado ausente en más de la mitad de las sesiones, y le siguen pagando. María Ana Silva López, del PAN, registra once. 

Para que usted le calcule bien, querido lector, cada sesión representa 35 mil varos. 

Medrar de esa forma también es corrupción, y se acentúa en quienes llevan cinco años en la nómina como Karleny Perales Escalante, con ocho faltas, que está en reelección. 

Los demás faltistas: Sonia Tamez González, María del Rosario Rodríguez, Alan Martínez Cepeda, Frida Escobar Ortiz (síndica), Clara Rosaura Quijano, Eusebio Arellano Rodríguez, Lucila Carreón Avalos, Luis Torre Aliyán (síndico), Carlos Cabrera Bermúdez, Verónica García Barrón, Marisela Guajardo Maldonado, Daniel González Tirado, Fabián Cervantes (fallecido), Itzcalli Anzures Silva, Horacio Reyna de la Garza y Gerardo Valdez Tovar. 

La presidenta Gómez Leal faltó a las sesiones del 20 de abril y 14 de julio, en tanto el nueve de febrero llegó tarde, tanto que el emecista González Tirado le reclamó en público. 

A la sesión del uno de julio inasistieron nueve integrantes. Estuvieron a punto de suspender los trabajos por falta de quórum. 

Sin duda una vergüenza la actuación de este cabildo en la capital, ante un secretario Saavedra Terán al que le vale wilson si están o no. Ni los presiona ni les descuenta quincenas. 

Gracias a Dios ya se van, y que el Señor los perdone.

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