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Ya se van… Que Dios los perdone

OPINIÓN PÚBLICA
Por Felipe Martínez Chávez
Ya se van… Que Dios los perdone 

VICTORIA, TAMAULIPAS | Gracias a Dios ya se van. Es la legislatura más corta en la historia de Tamaulipas (dos años), pero también en la que se cocinaron las peores perversidades.

Por su recinto habían pasado borrachos, drogadictos, esquizofrénicos, onanistas, pancistas, pistoleros, hacheros y orates en general, pero los diputados que terminan su ejercicio este 30 de septiembre merecen un lugar especial. 

Los diputados de Morena quedarán inscritos como la primera bancada local, pero ídem como mercenarios que alquilaron sus servicios al grupo mayoritario panista. Se dieron de alta en los batallones enemigos. 

Llegaron por un ejército, el morenista, pero a media batalla apuñalaron a los de su sangre ¿a cambio de qué? Seguro que no de a gratis. En política no existe la generosidad. 

Mención especial merecen también los priistas, entregados sin pena alguna por la causa contraria, en especial dos, Yahleel Abdala Carmona y Florentino Sáenz Cobos. Se olvidaron de principios, moral y el voto de los 90 mil que creyeron (todavía) en su partido. 

Ella abanderó la fallida incursión para conservar Nuevo Laredo, iniciando así una carrera de derrotas y frustración, primero para senadora, por el PRI, y ahora para alcaldesa por el PAN. Le falta pedir su alta en Morena y… ¡Perder! 

Hicieron el trabajo sucio en que los panistas no se quisieron manchar las manos con la horca y cuchillo con que midieron a sus enemigos, al pueblo en general. 

Los “paleros” al servicio de la era priista, diputados del PT, PRD, Verde Ecologista y MC simulaban su “maiceo”. Estos –del partido en que inventaron la compra de conciencias- lo hicieron descaradamente (incluyendo a Olga Garza Rodríguez y Copitzy Hernández García). 

No escapan los panistas, su función servil al ejecutivo y en especial que lo hicieron muy serios, sin sonrojarse ni voltear a ver a los 630 mil ciudadanos que les dieron el voto en 2018, ya sea por voluntad o a cambio de alguna dádiva. 

Todas las corrientes hicieron una legislatura de corrupción, pero dentro de ese lodazal tiene su lugar el pastor Gerardo Peña Flores. A eso lo mandaron, a “controlar” a cualquier precio a los contrincantes, y lo logró con “copete”. 

No sabemos si con “cañonazos” de a 200 mil y un automotor, como denunció un moreno que le ofrecieron, o el costo fue más alto. 

Lo que sí hay que reconocerle a Peña es su capacidad de corromper a los de en frente. No ha ganado una sola elección en las urnas, tiene “almanaque” de derrotas, pero aprendió muy bien las lecciones de la vieja escuela priista. En esas lides es un hombre con futuro. 

No se le critica, fue a sacar los proyectos de su jefe sin quitarles una sola coma, pero se le pasó la mano. Llegó a conjuntar 26 legisladores bajo sus órdenes, cuatro más de los que permite la Ley, más los lacayos. 

El punto malo es la abyección para vender a Tamaulipas haciendo a un lado los intereses ciudadanos. 

Como nunca en la historia hicieron ocho periodos extraordinarios de sesiones al final del ejercicio ordinario, para sacar adelante el “blindaje” panista de su salida dentro de un año. Quieren prolongar el poder aun después de una derrota anunciada en junio del 2022. 

Aprobaron con sumisión el préstamo de cuatro mil 600 millones que, de no ser por instancias federales, ahora mismo estarían sumados a la pesada deuda estatal que tienen embargadas participaciones e impuesto sobre nóminas. 

Nadie de la sociedad civil avala eso de heredar a los siguientes gobiernos contratos de compras, obras y servicios que pretenden asignar por largos años antes que termine la administración azul. 

No fueron la legislatura más productiva en la historia como dicen. Si presentaron mil iniciativas, el 90 por ciento fue de basura, exhortos que son como llamadas a misa e iniciativas “refriteadas”, plagiadas o copiadas de otras regiones. 

El propio ex pastor Peña puede jactarse que en cada sesión presentó una iniciativa, pero no fue elaborada por él sino de las que llegaron del ejecutivo y acuerdos de la Junta de Coordinación Política, y no pocos “exhortos”. 

Patricia Pimentel Ramírez, de Movimiento Ciudadano, y parte del establo celeste, puede decir que en cada jornada subió un proyecto. Necedades buscando el exhibicionismo en las páginas noticiosas. 

De cada agenda de asuntos generales hicieron una “carnicería”. Hasta llegaron a mentarse la madre sin necesidad, con un pastor Peña que, en lugar de calmar los ánimos le metía más gasolina a la lumbre. 

Desencuentros inútiles, antes que la oposición guinda se entregara a la acción y servicio incondicional de los azules, como Rigoberto Ramos Ordóñez, Ulises Martínez Trejo y Leticia Sánchez Guillermo. Otras le despistaron algo. 

El respetable pudiera olvidar muchas ofensas menos una: La traición de los principios del no robar y no mentir. Seguro que no fue “en seco” sino que alguien se “mojó el dedo”. 

Afortunadamente duraron dos años en funciones. De ser más, no se dudaría que legislaran para mantener a perpetuidad a los secretarios del gabinete panista, dejarle su gente al Gobernador que viene. 

Que Dios los perdone a todos –diputados del PAN, PRI y MC- porque no creo que lo hagan los ciudadanos que por alguna circunstancia –también de corrupción- les concedieron el voto. 

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