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Buscadoras, dispuestas a arriesgar la vida para encontrar a sus desaparecidos en Tamaulipas

Perla Reséndez

CIUDAD VICTORIA, Tam | En la búsqueda de respuestas de dónde están sus desaparecidos, las buscadoras están dispuestas a arriesgar todo, incluso su vida, caminando entre brechas y montes.

“Este es mi trabajo”, comenta la representante de uno de los colectivos que en Tamaulipas busca a casi 300 personas desaparecidas, y que en esta ocasión nos permitió acompañarlas en algún lugar del centro del estado.

Las platicas indistintas de las ocho buscadoras en la camioneta son sobre el desayuno y la comida que ya quedó lista para los hijos y el resto de la familia que se quedan en casa, mientras concluye esta jornada de búsqueda.

A las 8:45 de la mañana, inicia el trayecto de más de una hora por carretera y casi una hora más por caminos de terracería, la última parte del mismo, es difícil, ha llovido y la maleza ha crecido mucho que dificulta el paso de las camionetas.

El grupo es acompañado por policías investigadores, dosperitos y elementos de la Guardia Nacional que brindan seguridad en el trayecto y los lugares donde este día se llevó a cabo el trabajo de campo.

Después de 45 minutos por brechas, llegamos a un punto, junto a un gran árbol, donde nos detuvimos, antes de iniciar el trabajo, se comparte el desayuno (tacos y gorditas) que cada uno llevó desde casa, la invitación es abierta para todos, allí, en ese punto, lejos de la ciudad, se trata de un solo equipo con la misma misión.

Ahora sí, aplicarse protector solar y repelente para moscos, nos advierten que habrá garrapatas y pinolillos, e iniciar la caminata; se trata de un lugar al que ya han acudido en anteriores ocasiones.

A inicios de este mismo año, el lugar al que nos dirigimos, fue descubierto primeramente por policías estatales que realizaban recorridos en la zona, se trataba de un campamento usado por delincuentes; al lugar llegaron poco después, las buscadoras.

Se requirieron jornadas largas y muchas manos para ayudar a cribar en tres diferentes puntos cercanos al lugar, donde aún se encuentran algunas prendas de ropa, zapatos, árboles incendiados, incluso dos camionetas fueron localizadas en el lugar.

Los primeros trabajos en ese lugar se llevaron a realizaron en febrero, marzo y abril, contabilizaron mil 800 piezas dentales, al finalizar las jornadas de las tres semanas repartidas en los tres meses, sumaron 250 kilos de fragmentos.

El hallazgo de este lugar es importante para la búsqueda de personas desaparecidas, considerando que un adulto promedio tiene 32 dientes, las mil 800 piezas dentales corresponderían a 56 personas que fueron enterradas clandestinamente en ese lugar, eso también es aterrador.

Estas extenuantes jornadas cobró factura a las buscadoras, muchas de ellas vivieron un duelo, llenas de tristeza, ansiedad por lo que encontraron; descansan unos días y después tratan de asimilar y sacar fuerzas del interior para seguir hurgando entre la tierra, entre los árboles y maleza, por cualquier indicio.

Al frente de las buscadoras del colectivo “De frente hasta encontrarte”, se encuentra Leticia (nombre ficticio usado para proteger su identidad); en 2014 su esposo fue llevado por la fuerza, meses después, pasó lo mismo con otros dos familiares.

Inició las búsquedas sola, pero en su camino encontró a más personas que al igual que ella, buscaban a un familiar desaparecido, conformando un colectivo formalmente hace tres años.

Aunque en este tiempo, no han encontrado a alguna persona desaparecida viva, los hallazgos de esta zona, así como la que realizó en Nuevo Laredo el pasado 26 de septiembre, cuando acompañaba a autoridades federales y estatales que buscan a 72 desaparecidos alrededor del kilómetro 26 de la carretera federal 85 Monterrey-Nuevo Laredo, es trascendente.

En un área de Güémez, recuerda que localizaron restos que, luego de ser procesados, se logró ubicar a una persona, que fue reclamada por su familiar, tiempo después, quien pudo darle el último adiós con cristiana sepultura.

En tres puntos de este extenso terreno, se colocaron tres cruces, “en esos puntos se localizaron la mayor parte de los indicios (dientes y huesos) que se encuentran procesando, “las partículas más pequeñas las volvimos a enterrar y colocamos una cruz”.

Caminamos un poco más y ubicaron un tanque de fierro semienterrado, los peritos comienzan los trabajos para tratar de desenterrar y ver si hay indicios de restos humanos, esta vez, solo se trataba de un bebedero de animales.

“Nos falta procesar debajo de las dos camionetas y cerca de esos lugares”, comentan; se trata de un lugar extenso, donde, aunque sacaron bolsas grandes de ropa, calzado, mochilas y cobijas, aún hay objetos, algunos de ellos parecen más recientes, posteriores a su última visita al lugar.

También han quedado algunos pedazos de cuerda, rollos de alambre de puas y al lado de una de las tumbas, una gran y pesada cadena, que la mente se niega a siquiera querer imaginar nada.

En la tercera tumba, un árbol se encuentra quemado, “yo puse la cruz y un rosario”, me comenta; también ha puesto una veladora, y en esta ocasión, han llevado más, que han colocado con cuidado en una de ellas, elevando una plegaria al cielo, pidiendo paz para las almas que en ese lugar se desprendieron de su cuerpo terrenal.

Pero también fuerza para seguir buscando, pues el trabajo continúa, en un estado, donde hoy se busca a 11 mil 542 personas, de acuerdo con la cifra oficial de las autoridades, que no de los colectivos que buscan a mucho más del doble.

Las lluvias han crecido la maleza que dificulta la búsqueda en el lugar, por lo que se tendrá que programar una nueva visita, cuando la maleza esté seca.

Al regresar sobre el mismo camino, llegamos a un pequeño caserío abandonado, “a un lado de esa casa, encontramos también indicios”, me señala Leticia en un punto, donde la maleza apenas deja ver una cinta amarilla.

La casa, me explican, era de un maestro que la construyó pensando en su retiro, “tenía la idea de venirse a vivir aquí cuando se retirara y mira”, me muestran la construcción deteriorada y en completo abandono.

Junto al lugar, otra casa en iguales condiciones, apenas tiene algunos colchones amontonados en una habitación, en otra más grande, un moises y en la cocina, algunos utensilios olvidados junto a una barra y una estufa desvencijada, una mesa y la maleza que cubre todo alrededor.

Se trata de un trabajo de tiempo completo, “yo trabajo en esto”, comenta Leticia, “lo veo como un trabajo, mi hijo se fue a Estados Unidos a trabajar y me ayuda”, explica sobre el compromiso que adquirió hace algunos años con la búsqueda de personas.

¿Qué hace falta?, le pregunto, “concientización, muchos creen que no les puede pasar, quiero ir a las escuelas, para hablar con los jóvenes, porque esto le puede pasar a cualquiera”, refiere.

También sigue pidiendo a quienes tienen algún familiar desaparecido, que acuda a proporcionar su ADN en alguna prueba con las autoridades, porque es vital para identificar los restos que siguen encontrando en cada operativo que llevan a cabo.

Por hoy la búsqueda concluye, han sido varias horas de camino a pie, con machete en mano para abrirse paso, de buscar y levantar cualquier objeto para revisar y buscar, mañana, mañana el trabajo sigue, ahora en otro punto, donde ya han realizado hallazgos, pero aún faltan otros puntos para buscar.

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