OPINIÓN PÚBLICA
Por Felipe Martínez Chávez
El fantasma de un difunto
VICTORIA, TAMAULIPAS | Muy agitado el ambiente político tras el asesinato de un empresario reynosense, en Monterrey. Se soltaron los demonios y hacen de las suyas.
Tras bambalinas, alguien debe estar meciendo la cuna. Acusaciones van y vienen, descalificaciones al pretender ligar a no pocos actores con el hoy difunto, como si los hubiera besado el Diablo para traerles mala fama y peor suerte.
La sospecha de amistad o alguna relación informal con Sergio Carmona Angulo y su hermano Julio César, es motivo para querer mandar a juicio a políticos morenos y panistas.
Hay quienes se atreven a afirmar que el homicidio alterará el proceso de alumbramiento de candidatos (Morena y Pan) a la gubernatura.
En este linchamiento a la sombra del difunto colaboran con eficiencia los medios masivos, en tanto redes sociales hacen lo suyo. Bien dicen que, a río revuelto, ganancia de pescadores.
El fantasma del difunto hace travesuras en la imagen de aspirantes de Morena, señalando de beneficiarse con dineros de dudosa procedencia a candidatos que triunfaron en las urnas el pasado seis de junio, sin que exista prueba alguna.
Ni las habrá, aunque tengan algún fundamento. A la luz pública son historias que se tejen en la recreación ingeniosa de quienes buscan acabar con sus contrincantes (internos) y competidores de otros partidos ¿en qué va a terminar el asunto? Solo es mediático.
La competencia por la sucesión ha encontrado campo fértil para que las elucubraciones traten de descalificar y condenar, ante la opinión pública, a los principales contendientes guindas y a uno de Acción Nacional.
Por lo pronto, sabiendo que más vale dar la cara a tiempo, los políticos de la 4T empiezan a desmentir oscuros compromisos con el fallecido.
El primero fue Rodolfo González Valderrama, delegado de los Programas Federales y “aspiracionista” por la esquina del poder. Negó vínculos de actividad comercial, empresarial y relaciones financieras con los Carmona, si bien pudo haberlos conocido en reuniones públicas o sociales abiertas.
Por su parte Armando Zertuche Zuani, pastor del Congreso, dijo conocerlos porque son de Reynosa, pero más que nada los padres del difunto –dedicados a la venta de seguros- son sus contemporáneos.
Negó relación y “tratos políticos” con Carmona y, al contrario, estableció que es la prueba “ácida” para los morenos, aclarar la relación que tuvieron con el difunto y seguir unidos.
El que se soltó el pelo es Carlos “Makito” Peña Ortiz, heredero de la alcaldía de Reynosa, quien se declaró blanca palomita y en el mismo costal de inocencia metió a sus colegas Nataly García, de Díaz Ordaz; Mario López, de Matamoros; Adrián Oseguera, de Madero, y claro que “a mi señora madre” Maki Ortiz.
Dejó entrever que en Morena hay un mar de corrupciones: “Soy de los pocos que no he recibido dinero en efectivo o en especie”, dijo a los periodistas allá en la tierra donde es alcalde. Al contrario, afirma que se enfrentó al grupo de los Carmona.
De que hay campaña negra contra Morena, la hay. Hacen aparecer al fallecido como el financiador de campañas en que la guinda ganó gubernaturas en los comicios de junio ¿tanto dinero invertido? Suena a telenovela.
Faltan otros que se desmarquen “en público y ante la gente”. No hay pruebas que los liguen con actos criminales, pero es necesario ¿o no Erasmo González Robledo?
Ahora bien ¿qué tanto influirá este linchamiento en el proceso de designación de candidatos? Nada, en PAN ni en MORENA. Nadie será citado a alguna fiscalía de Nuevo León o Tamaulipas. Si alguien recibió apoyos financieros para campaña, no firmó contratos.
Lo que sí no es un cuento, es que este miércoles el Palacio Legislativo en Victoria se convirtió en salón de fiestas para festejar el cumpleaños 64 del pastor de la 65 legislatura, Armando Zertuche Zuani. Hasta mañanitas con mariachi se dejó entonar, con cargo al presupuesto del Congreso.
Todo estaría bien, si no fuera porque la 4T pregona la austeridad republicana y nunca utilizar dinero público para fines privados. Y la fiesta seguirá dos días. El jueves por la mañana invitaron a 120 periodistas.
Pero bueno, todo sea por la unidad. Zertuche reunió por primera vez a los contrincantes azules. A su mesa sentó a los fajadores “Moyo” García y “Cachorro” Cantú, y hasta cantaron.
No le han pagado los cien mil pesos al artista reynosense Artemio Guerra Garza, premiado desde el 28 de septiembre con la medalla “Luis García de Arellano”, pero sí hay para pachanguear.
Donde se llevan “muy fuerte” es en el PRI. Luis Enrique Arreola presentó un escrito/denuncia ante el Instituto Electoral, en que pide la inmediata destitución de su jerarca Edgardo Melhem Salinas y el desafuero como diputado local. De paso darle aviso a la Fiscalía por distraer recursos del subsidio (prerrogativas) oficial.
Aboga el señor Arreola por 43 empleados del tricolor a los que dice que Melhem, desde que llegó a la chambita, no les quiere pagar 45 días de aguinaldo a que estaban acostumbrados, y que mantiene a 30 aviadores.
La pregunta ¿en qué va quedar el tema? El Instituto se va a desligar, señalando que no tiene vela en los asuntos internos de los partidos, que deben resolverlo en sus tribunales. Pero de que se llevan feo, eso ni qué.
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