En Tamaulipas, cada seis años, se juega más que un cambio de gobierno. Los intereses que hay alrededor de una elección son supranacionales que muchos no alcanzan a ver. La decisión de quien será el gobernante, no solo se decide en palacio nacional o en las urnas; se toma en cuenta hasta la opinión de Washington. Incluso, llegan a matar. Hace diez años, Rodolfo Torre, casi, casi gobernador pagó con su vida. Es mucho lo que está en juego.
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