REFLEXIONES 2022.
Por Mtra. Emilia Vela Gonzalez
Razones para agradecer
Generalmente al despertar y aún antes de levantarme, agradezco a Dios el tener un lecho donde descansar, un techo que me cobija, una familia a quien quiero y con la que cuento, amistades que me importan, alimentos en la despensa y recursos que me permiten solventar mis necesidades. El estar consiente de ello me hace sentir privilegiada.
Por la mañana recordé el diario que tengo en mi mesa de noche, que entre las preguntas que formula y que me obligan a reflexionar sobre mi día, se encuentra: ¿Porqué te sientes agradecida hoy?, y al tratar de dar respuesta, fueron varias las razones que se me vinieron a la mente.
Dentro de mis rutinas dominicales, se encuentra la de cambiar de sábanas de la cama. Lo que indica que poseo al menos otro juego para hacer el cambio. Pero algo más importante, la actividad cotidiana de tender una cama, me permite darme cuenta que mis brazos y manos responden a lo que deseo hacer al igual que las piernas, y si bien la ligereza va disminuyendo, lo cierto es que me siento totalmente agradecida por la movilidad que aún poseo.
Lo anterior adquiere una mayor dimensión cuando he tenido la experiencia temporal de no contar con tal autosuficiencia, y porque muchas personas dentro de mis afectos o que conozco no la tienen.
En mi época de secundaria conocí a mi amiga y comadre Rosa María Alejandro, la primera vez que acudí a su casa, me llamaron poderosamente la atención el reposet que había en su habitación y el librero del consultorio de su papá, ambos me parecieron fabulosos. Habrían de transcurrir muchos años antes de contar con ambas posesiones.
Desde hace tiempo, en Reynosa y en Victoria, cuento con un sillón para leer, y suficientes libros para entretenerme. En la primera el reposet se encuentra en mi recámara, y frente a este se encuentra una mesa con seis o siete libros inconclusos y algunas revistas. Continúo la lectura de cada uno, de acuerdo a mi estado de ánimo.
El poder realizar esta actividad cómodamente sentada, habiendo seleccionado previamente en Youtube, música instrumental relajante con imágenes de hermosos paisajes, me hacen disfrutar plenamente y sentirme profundamente agradecida por tales momentos. El sillón se ha vuelto en la actualidad, multifuncional: Leo, veo televisión, duermo siesta y hago anotaciones manuscritas.
Me siento agradecida con los avances tecnológicos, particularmente por lo que se refiere a redes sociales, que me han permitido mantenerme en contacto con las personas que me importan. A través de FB he visto crecer y me he enterado y compartido de los logros personales alcanzados, de familiares, amistades o de sus descendientes. O estar con ellos y manifestar mi solidaridad en momentos difíciles cuando la presencia física no ha sido posible.
No obstante lo distintos que podamos ser, me siento agradecida por la familia unida de la que formo parte.
Doy gracias a Dios por las amistades que subsisten y se fortalecen con el tiempo, no obstante la diferencia de modos de pensar y ser.
Me gusta escribir, y advierto que mientras busco y generalmente encuentro palabras para trasmitir pensamientos o sentimientos, el tiempo transcurre sin apenas reparar en ello. Como no sentir agradecimiento el poder tomar una pluma y realizar anotaciones o sentarme en una computadora y a través del teclado expresar lo que deseo, verlo reflejado en la pantalla, y en ocasiones poder compartirlo.
Cada quien tiene sus propios motivos para agradecer a Dios o la vida. Pueden sentirse agradecidos por las personas que se encuentran en su entorno: por obtener el reconocimiento de su esfuerzo o el de alguien que les resulta entrañable; por la salud, la mantenida o recuperada, la propia o de los suyos; o porque sus necesidades, de la naturaleza que estas sean, se encuentran satisfechas.
No hay que olvidar, lo que dice el proverbio francés “ El agradecimiento, es la memoria del corazón”
Gracias a Dios por un domingo más en mi vida.
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