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Tiempo de sacar a los vividores

OPINIÓN PÚBLICA
Por Felipe Martínez Chávez
Tiempo de sacar a los vividores 

VICTORIA, TAMAULIPAS | En la madre de todas las batallas sobran pactos de civilidad. Es un sueño que en Tamaulipas se acabará la guerra sucia y surgirá el paraíso de la democracia. 

No es gripa para en tres días quitar mañas a los “ingenieros electorales”, vulgo “mapaches”. Los ataques personales, difamación y noticias falsas ya están y seguirán presentes en los dos meses de campaña. 

Eso lo sabe muy bien Morena, cabeza de la alianza que integra con PT y Verde, al no sentarse a la mesa de firma en el puerto jaibo. Es la oposición a vencer. 

Cuando los dominios del PRI, era el PAN el que se negaba a hacer ronda con sus contrincantes, sabedor también del origen de la guerra sucia. 

Se recuerda que, en 2018 ante la mesa de la General de Gobierno en ciudad Victoria, participaron PAN, PRI y Morena, menos el PRD. Ahora va de asociado con los celestes, aunque su destino parece estar escrito. En caso de ganar, lo que aseguraron es una secretaría del gabinete estatal y no el derecho al subsidio. 

Como periodistas hemos sido testigos de muchos procesos políticos en los últimos 50 años y, pese a los convenios y pactos, las patadas y garrotazos se dan bajo la mesa. Nada garantiza juego limpio. 

Nunca los compromisos de integridad han sido freno para los “mapaches” o “blindar” la caja de billetes del erario. 

Júrelo usted querido lector, que no serán campañas ejemplares, de propuestas de solución a problemas de los tamaulipecos. Estarán centradas en la cabeza del contrincante. 

En lugar de informar por qué deben votar por su partido, los “operadores” inculcan por qué no debes votar por el de enfrente. 

Basta y sobra con que respeten y hagan respetar la Ley. Todo está reglamentado, hasta los ataques por redes. Lo que falta es voluntad. 

Alguien dijo que, por Morena, en el puerto, firmó un esquirol de apellidos Rivera Sarmiento sin autorización para hacerlo. 

Ya me dirá usted querido lector, en el curso de las campañas, si tengo o no razón, de si los señores candidatos no se ofenderán ni con el pétalo de una rosa, de si en los debates del 24 de abril y 22 de mayo van a ser respetuosos y bien portados. 

Se me hace que los señores consejeros y magistrados debieron ahorrarse el viaje inútil a la zona sur cueruda. 

En otros asuntos, mire que es tiempo de sacar a los vividores del presupuesto vía diputaciones de representación proporcional, según la iniciativa que enviará AMLO. Salen sobrando los legisladores que no ganaron en las urnas pero que cobran lo mismo. 

Difícil que al inquilino de Palacio Nacional le aprueben su reforma electoral, pero es la intención. Ya no se necesitan los plurinominales. Aquel que llegue a la Cámara tiene que sudar la playera y ganarse el voto ciudadano. 

Es lo mismo tener 500 o 300 diputados. No hay más iniciativas ni se enriquece más el debate. 

Igual con los senadores ¿para qué uno de más? La primera minoría no existía en los tiempos originales. 

¿Qué con Tamaulipas? Aquí sobran 14 diputados que llegan “por lista”, para los amigos y compadres, que no son los más calificados en lides políticas. 

Fueron espacios necesarios en el periodo de partido único, de la dictadura perfecta. Ya sobran y sangran al presupuesto. 

Esto nos recuerda que hace más de cien años, en 1921, fecha en que fue promulgada nuestra Constitución de Tamaulipas en vigor, el Congreso local estaba compuesto por 15 diputados propietarios. 

Pero en junio del 1928 el Gobernador Emilio Portes Gil, uno de los grandes políticos que ha dado Tamaulipas, pidió reducir en más del 50 por ciento el número de curules. Quedaron siete con ejercicio de dos años. 

Fue hasta 1965, Gobernador Praxedis Balboa, cuando los escaños locales se elevan de 7 a 9. Dos años después el propio ejecutivo decidió que fueran once. 

En agosto de 1977, siendo Gobernador Enrique Cárdenas González, aumentó la fauna diputadil de once a 14, aunque no la chamba. Los dictámenes eran elaborados –desde entonces- por la Oficialía Mayor y sus colaboradores. 

El desmother comenzó en 1978 cuando llegaron los primeros cinco “becarios”, las diputaciones de “gorra” según la reforma constitucional propuesta por Jesús Reyes Heroles. Tamaulipas se acopló al contexto federal. 

De ahí pal´real el animalero de vividores. 

Por decreto del 23 de agosto de 1983, Gobernador Emilio Martínez Manautou, subieron a 15 los de mayoría relativa. 

Gobernador Américo Villarreal Guerra, marzo de 1989, aumenta a 19 los nominados en las urnas y a siete los de gorra. Ya son 26 en la nómina. 

Ya es 1995, Gobernador Manuel Cavazos Lerma. Los “becarios” suben a 13. 

Ahora tenemos 14 de lista que hacen lo mismo que los otros 22 de mayoría: Solo generar escándalos en el recinto legislativo ¿no le parece a usted que es tiempo de echar a los vividores? 

Por igual, buena la iniciativa de AMLO de reducir el subsidio a los partidos. Los dirigentes son vividores, atenidos al “chivito” que sale del gobierno. Para conseguir fondos no son capaces ni de rifar una lata de tamales. 

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