CUADRANTE POLÍTICO
Por Fernando acuña Piñeiro
¿PAN-Gobierno vuelve a las andadas contra Gattás?
El pasado 23 de febrero de este año, y en el marco de las acusaciones de la Unidad de Investigación Financiera de la Marca Tam, en contra del alcalde de Victoria Eduardo Gattas Báez, el secretario general de Gobierno Gerardo Peña Flores salió a declarar que, en la dependencia a su cargo, están abiertas las puertas al diálogo.
Lo anterior, como reacción al sano planteamiento del alcalde morenista, en el sentido de “fumar la pipa de la paz”.
Hasta ahí se pensaba que todo se resolvería por la vía de la comunicación interinstitucional y el reconocimiento de un pluralismo que consolida la democracia y la saludable ley de los contrapesos políticos, en el centro de Tamaulipas.
Pero lamentablemente no fue así. El cinco de abril el alcalde capitalino denunció una violenta agresión en una de sus oficinas ubicadas en el sector oriente de la ciudad.
Hoy trasciende que lejos de atender este tipo de focos de alerta, desde la Secretaría General de Gobierno, el mismo funcionario que hace dos meses ofrecía una política incluyente, de diálogo y de respeto a la institución municipal, es el mismo que le está buscando los pies al alcalde victorense.
¿De qué manera? Tratando de crearle una hoguera legaloide que a la postre, con el apoyo del Congreso local de mayoría panista, permitiría, políticamente hablando, quemar en leña azul al actual edil morenista.
Hablamos de que estarían buscando arrebatarle a Gattas un poder legítimo, alcanzado por la vía de las urnas, y con riesgo de privarlo de su libertad, al menos eso es lo que se comenta, en los altos círculos del poder estatal.
En el Tamaulipas de hoy, las presiones contra los alcaldes morenistas de nuestro estado, se han dado desde un inicio. Casos como los de Madero o Matamoros, ilustran con profusión una política que en lugar de abonar a distender los conflictos con quienes no pertenecen a su círculo de poder, optan por el amedrentamiento y las andanadas de corte punitivo, para doblar al adversario.
Dado el sobrecalentamiento en que se encuentra el actual escenario político-electoral de Tamaulipas, no es nada recomendable atizarlo todavía más, tratando de judicializar a uno de los actores políticos centrales de nuestra democracia tamaulipeca como lo es sin duda el alcalde victorense.
Para quien dude de lo que estamos hablando, los remitiremos a los recientes epílogos de nuestra historia inmediata: en las elecciones de junio del 2021, la Marca Morena derrotó al PAN en los principales municipios de nuestro estado. Y la mayoría de las curules del Congreso local.
Hace casi un año, el mensaje del pueblo a través de las urnas, fue contundente en contra de una política estatal que en lugar de enriquecer el capital político logrado en el 2016, lo malgastaron en hostilidades contra sus adversarios políticos. Y al mismo tiempo, desdeñaron la memoria de una ciudadanía que cinco años después les cobró el incumplimiento de sus promesas.
Volviendo con el asunto Gattas, por el lado que se le quiera ver, sería por demás contraproducente armarle al alcalde de Victoria una guerra de carácter judicial, pues en lugar de afectarlo, lo único que se lograría, sería trasladar dicha virulencia a las campañas por la gubernatura. Y en este punto, a quien más le afectaría sería a la coalición PAN-PRI-PRD.
¿O es que acaso, desde la General estarían buscando incendiarle la pradera a su mismo partido…?
Dicen que el sentido común, es el menos común de los sentidos, pero en este caso, desde la institución responsable de velar por la buena marcha de la política interior en Tamaulipas, deben de ponderar si conviene agitar aún más las aguas de la guerra que se vive en el actual escenario político-electoral.
Peor error sería el pensar que, un conflicto como el que actualmente se está presentando entre la marca Tam y el ayuntamiento victorense, es cuestión de gónadas.
Todo lo que tenga que ver con políticas públicas y con el bienestar de la sociedad, no se dirime por la vía de quien es más entrón, sino de aquellos que, a partir de un determinado contexto, dejan colgadas las expresiones de su valentía en una percha y se reúnen para construir los acuerdos y el diálogo que tanta falta le hacen a nuestro estado.
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