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Este 8 de junio, Día clave en el futuro de Tamaulipas

CUADRANTE POLÍTICO
Por Fernando Acuña Piñeiro
Este 8 de junio, Día clave en el futuro de Tamaulipas 

Nuestro estado, representa el episodio ciudadano más auténtico de la pasada jornada electoral en seis estados del país. Es la flor democrática por excelencia. Mancillarlo en una judicialización poselectoral, equivaldría a pisotear el orgullo y la dignidad de tamaulipecas y tamaulipecos.  

Por lo pronto, en Tamaulipas, todo parece indicar que el arroz ya se coció. Difícilmente se podrá echar abajo unos resultados que, pensamos no van a diferir mucho de los que arroja el PREP.   

Creo que la entrega de la constancia de mayoría al ganador de la contienda, el doctor Américo Villarreal Anaya es cuestión de horas.  

Será este miércoles cuando se dé la conclusión del conteo por arte del IETAM, y curiosamente también será este mismo ocho de junio cuando la Suprema Corte de Justicia se pronuncie sobre el polémico caso del desafuero. De manera que este día será clave en muchos sentidos. Habrá que estar muy pendientes.  

Cierto que, en nuestro estado, prevalece cierto temor en algún intento azul por revertir la decisión adoptada en las urnas por el pueblo de Tamaulipas.    

Dado este tipo de antecedentes, el abanderado de “Juntos hacemos historia”, acaba de advertir que: “no permitiremos que nos arrebaten el triunfo”.  Es por estas expresiones de legítima defensa de la voluntad ciudadana, que   hoy nos damos a la tarea de analizar el contexto y los factores que inciden en el escenario poselectoral.  

Para empezar, es muy difícil que a estas alturas el aparato estatal panista pueda modificar los resultados electorales. A continuación, enumeramos algunos factores de peso que por si solos aportan un natural blindaje al triunfo del candidato morenista, el doctor Américo Villareal Anaya.  

Para efectos históricos, existen muy pocos antecedentes de una modificación abrupta, en términos de resultados electorales. Uno de ellos es Tabasco, en los tiempos de Roberto Madrazo y el presidente Zedillo. 

El primero de ellos es una amplia diferencia de más de ochenta mil votos a favor del candidato de MORENA. Hablamos de una ventaja sobrada y contundente que no deja lugar a dudas sobre quien fue el ganador de la contienda. En otras palabras, no estamos hablando aquí de un resultado cerrado ni nada por el estilo. Américo se impuso en toda la línea.  

Este tipo de victorias no admite dudas, ni cede resquicios por donde se pudiese dar una posible judicialización o intervención sesgada de tribunales electorales.  

Pero existe otro factor igual o todavía más importante que el que les acabamos de mencionar:  

Me refiero a la actitud de un INE federal que pareciera que, en esta elección de 2022, busca convencer a la opinión pública del país de que su actuar es correcto. A la institución de Lorenzo Córdoba le llovieron las descalificaciones ciudadanas por la manera parcial como se comportó en estados como Tamaulipas, dejando manos libres a las autoridades estatales, en su ilegal estrategia de tratar de doblegar la decisión de las mayorías electorales.  

Hoy, después de los resultados donde MORENA se llevó cuatro de seis, el INE busca lavarse la cara, y aparecer como una institución confiable en la ruta hacia la elección presidencial del 2024. Una buena parte de esa imagen de neutralidad que buscan vender mediáticamente, obviamente que involucra de lleno a Tamaulipas.  

O sea, si el INE en su calidad de máximo árbitro de los recientes comicios, avalara o permitiese cualquier tipo de jugarreta, entonces estaría convalidando los cuestionamientos y la desconfianza por parte de los electores del país.  

Y es que, yendo más allá en lo que concierne a los seis estados donde   se vivió la lucha por el poder, la verdadera esencia de la democracia se vivió en tierra tamaulipeca.   

No estamos emitiendo aquí un juicio de valor, sin el suficiente sustento informativo, sino todo lo contrario:   

Veamos: en Aguascalientes, se impuso la lógica del posicionamiento panista y de un gobierno azul que ha cuidado la permanencia de su supremacía política-electoral.  

En Durango, más que el PAN, se impuso la fuerza de un trabajo priista, lo cual también puede entenderse como un guiño de AMLO hacia un nuevo gobernador que sin duda va a trabajar con Palacio Nacional, a costillas de los berrinches de Alito.  

En las entidades del sureste obradorista: Oaxaca y Quintana Roo, ya hasta sus gobernadores son candidatos a algunas embajadas. Y en Hidalgo, igual el gobernador Fayad cedió a la voluntad popular.  

Pero aquí en Tamaulipas, MORENA se enfrentó a una maquinaria panista que no solo trató de impedir en la víspera, el triunfo de sus adversarios por métodos no permitidos por la ley, sino que, el mismo día de la elección, convirtió al estado en una tempestad que buscaba inhibir la presencia de los ciudadanos en las urnas.   

Por eso decimos que, si hubiese que elegir a uno de los seis estados donde se ejerció de una manera más clara la democracia, con todo y sus contrapesos fue en Tamaulipas.  

Tamaulipas fue el estado más votado, donde una sociedad polarizada finalmente definió de qué lado de la historia quería estar.  

Nuestro estado, es la flor más preciada que nace de este proceso electoral. Destrozarla, acabar con ella, equivaldría a pisotear más sagrado que tiene la sociedad en Tamaulipas: su personalidad, su legítimo orgullo y ante todo su dignidad como ciudadanos libres. 

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