CUADRANTE POLÍTICO
Por Fernando Acuña Piñeiro
Tamaulipas: La herencia de los vientos
Si bien es cierto que los panistas texano-reynosenses harán sus maletas en el próximo otoño, y solo quedará el recuerdo de sus pantagruélicas parrilladas, el ritual inconfundible de sus carnes asadas, y el buen diente de una casta opulenta aficionada a los cortes finos del ribeye y el t-bone, también es verdad que dejarán un Tamaulipas devastado en muchos sentidos.
Solo para abrir boca, enumere usted los miles de demandas producto de injustos despidos laborales que jamás fueron atendidas y que serán heredadas a la administración morenista entrante. Los panistas también dejarán sembradas miles de plazas de incondicionales que les apoyaron en la fallida estrategia electoral.
Dejarán un estado sin obras de infraestructura con uno de los más elevados saldos en materia de abandono urbano y rural. En el tema económico anote usted que los vientos dejarán una entidad federativa con una de las más altas tasas inflacionarias por encima del promedio nacional. Estamos hablando de que, a lo largo del actual sexenio en retirada, jamás se preocuparon por fortalecer la canasta familiar.
Heredarán una de las nóminas VIP más escandalosas del país, concentrada en una pequeña élite, con un gasto en servicios personales que representa un agravio para los ingresos de la clase trabajadora tamaulipeca. Es decir, se sirvieron a sus anchas, y disfrutaron de la abundancia, pero solo entre un reducido grupo de notables.
Nunca antes las compensaciones y los viáticos del servicio público estatal, habían tenido un insólito paralelismo con los bolsillos repletos de los acaudalados jeques petroleros. Paraje de contrastes y de profundas brechas sociales y económicas, el lastimoso legado de la Marca Tam.
Pues mientras esto ocurrió en términos de opulencia VIP, el pueblo resintió los efectos de una economía vertical, que por momentos alcanzo visos de grotesca ambición, expresada en situaciones como aquella de que, hasta las frutas y demás productos destinados para los Cendis, los traían de Reynosa y del otro lado.
Otro de los saldos preocupantes es un tejido social maltrecho ayuno de justicia, con casi diez mil denuncias por violencia, porcentualmente muy altas para una entidad federativa con tres y medio millones de habitantes.
Este y otros rigores sociales y económicos, explican en cierta forma el hecho de que el pasado cinco de junio, el pueblo de Tamaulipas haya decidido por la vía de las urnas, romper el cerco de miedo y de silencio, para plasmas mediante el voto, un rotundo no al panismo.
El presidente Andrés Manuel López Obrador, acaba de calificar como heroico al pueblo de Tamaulipas. Y en cierta forma tiene razón, pues en esencia lo que observamos fue una sublimación del hartazgo, manifestado por la vía de la participación civil.
En el tema de la seguridad social, la administración entrante deberá de aplicarse con especial esmero, en temas como el alto índice de fallecimientos materno infantiles.
Y no se diga en educación, donde Tamaulipas ocupa uno de los peores lugares, en lo relacionado con la matrícula de niñas y niños en edad preescolar.
En materia política, dejarán un estado revuelto y polarizado por el encono, producto de una política interior, que jamás trabajó para construir consensos, sino que, todo lo contrario, hizo del choque y del enfrentamiento político su principal bandera.
Hoy en Tamaulipas, con la llegada de MORENA al poder, doblan las campanas de la reconciliación y el reconocimiento entre ciudadanos que como tamaulipecos, podremos tener diferencias, pero también objetivos comunes.
El gobierno morenista presidido por el nuevo gobernador constitucionalmente electo, el doctor Américo Villarreal Anaya, tiene enfrente esta y otras importantes tareas, que seguramente sacará adelante, de la mano de un pueblo que tiene la fuerza para participar en profundos cambios sociales.
Comment here