REFLEXIONES 2022
Por Mtra. Emilia Vela González
Ocurrencias y vanidades
´Las mejores historias de crímenes para mis novelas se me han ocurrido cuando estoy fregando trastes…´, esta frase que se atribuye a Agatha Christie, exitosa escritora inglesa autora de gran cantidad de obras de ese género, se me vino a la mente mientras hacía lo propio.
Y no es que también se me haya ocurrido escribir algo sobre dicha temática, lo que sucedió que al tener que realizar esta tarea con más lentitud y cuidado de lo habitual, permitió que en el inter mi mente se desbordara en recuerdos y digamos, cierta filosofía, de tal manera que al concluir redacté de manera manuscrita y con la izquierda, algunas reflexiones sobre la vanidad.
Por supuesto que es un tópico que da para mucho, en especial cuando haz advertido, tanto en hombres como mujeres, incluyéndome por supuesto, actitudes, expresiones y manifestaciones de las cuales dudas en darle un calificativo determinado. Autoestima reforzada, vanidad, egocentrismo, narcisismo.
En lo personal, por algún tiempo estuve dispuesta a reconocer una vanidad de carácter intelectual, pero una anécdota, que en ocasiones relato un poco en broma, puso en evidencia que no era únicamente en ese aspecto. Cierta ocasión conversando entre amigas, una de estas, inició un comentario diciendo: -Emilia, nosotras las feítas- yo reaccioné en automático diciendo – yo soy gordita-
Con el tiempo y la observación, uno aprende y comprende que el verse y sentirse bien no es privativo de la edad ni del sexo. Y para muchas personas el esmero diario en su arreglo personal es independiente de si va salir o recibir visita, es su sensación intima de bienestar lo que determina su conducta. Durante la prolongada cuarentena esto se puso mayormente de manifiesto.
Hay una reflexión que circula en las redes que inicia con algo así: “ Dicen que a cierta edad, las mujeres nos volvemos invisibles…¨ Previo al inicio de la pandemia, acudía cotidianamente a un gimnasio, utilizaba las bicicletas y las caminadoras. Cuando estaba en alguna de estas últimas, era frecuente que hubiera personas a mi lado, y cual si no existiera hablaban con total libertad por teléfono o entre ellas.
Escucharlas, resultaba inevitable, así que no dejaba de ser entretenido deducir su actividad y personalidad. Había quienes no dejaban de trabajar mientras se ejercitaban, quien al parecer no le preocupaba hablar de actividades un tanto dudosas, y si, personas en silencio cuyo rostro y expresión resultaban elocuentes, pero otras cuyas palabras vanas y superficiales resultaban desesperantes como si el único interés en sus vidas se centrara en su apariencia física.
Suelo admirar en mis semejantes cualidades de las cuales carezco, y una de estas es la disciplina, cuando esta se manifiesta en la alimentación, ejercicio físico, trabajo o estudios. Pero no puedo evitar el fastidio cuando una conversación se centra en ese tópico, o en los reales o imaginarios méritos de quien pretende capitalizar la misma.
Sin duda poseer autoestima es algo deseable, aunque con frecuencia cruzamos la tenue línea que la separa de la vanidad.
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