IntríngulisOpinión

Septiembre: 2016-2022 

INTRÍNGULIS
Por Juan Carlos López Aceves
Septiembre: 2016-2022 

 El Estado de Tamaulipas próximamente iniciará una nueva etapa como parte de su evolución política y democrática; actualmente nos encontramos en el umbral de una administración pública que tiene como propósito fundamental implementar un nuevo esquema de integración y organización del aparato administrativo público en que se sustenta la función que atañe al Poder Ejecutivo estatal. 

Cabe señalar que el inicio de un nuevo régimen político, se ciñe al diseño y construcción de la estructura administrativa que se requiere para implementar, a través de ésta, su propuesta de gobierno, pues la misma, -es decir, la administración pública estatal- constituye el conducto mediante el cual el gobierno manifiesta su voluntad, traduce sus decisiones en actos y desarrolla sus actividades fundamentales para alcanzar el bien público. 

Ahora bien, la democracia, como parte de sus acepciones, es considerada como la forma superior de organización del poder político orientada a la construcción de un sistema de gobierno respetuoso de la dignidad humana. 

En México, como en la mayor parte de los países democráticos del mundo, este sistema de gobierno, se ha ido conformando a partir de la intervención en la vida pública de las diversas formas de pensamiento, proyectadas a través de las plataformas políticas que se presentan ante los ciudadanos. 

Estas plataformas, constituyen la oferta político electoral de las distintas opciones que, hasta hace poco tiempo, únicamente correspondía a los partidos políticos. 

En el caso de los partidos políticos, la oferta electoral se basa en los postulados ideológicos que se pretenden materializar mediante la acción de gobierno; por ello, los planteamientos políticos deben ser congruentes a la base ideológica que les da origen. 

 Por ello, de manera responsable, en Tamaulipas hemos dado nuestro respaldo parlamentario a aquellas iniciativas, sea cual sea su origen, siempre que respondan a los intereses superiores de la sociedad, desde nuestra visión humanista. 

En esa tesitura y como sabemos, en nuestra entidad federativa la sociedad ha elegido, de manera auténtica, la plataforma político electoral que estima constituye el medio para alcanzar sus aspiraciones individuales y colectivas. 

Ello obedece a que nuestra sociedad se integra por personas dotadas de libertad de pensamiento y de voluntad, quienes en su ejercicio intervienen en la colectividad a partir de sus manifestaciones políticas, edificando con ello la opción ciudadana de elegir, a partir del criterio de mayoría propio de los sistemas democráticos, la plataforma político-electoral que se estima apta para alcanzar su plenitud. 

Esta premisa, naturalmente se matiza durante los procesos electorales como el que recién concluyó, en donde en el desarrollo de la campaña política, se vierten y proyectan las distintas ideas, propuestas y plataformas, para que el electorado, efectúe la valoración responsable de sus contenidos, y al día de la jornada electoral tome una decisión en el ejercicio de su responsabilidad social, decidiendo así, la opción de gobierno que desea. 

Es por ello que los legisladores nos encontramos obligados a atender la voluntad democrática de nuestros representados, quienes, en uso de su libertad, han decidido la oferta de gobierno que desean para los siguientes seis años. 

Así también, sabemos que las opciones que no resultaron favorecidas en la contienda, han asumido con responsabilidad la derrota, en lo jurídico, no fue cuestionado el resultado electoral en cuanto a la propuesta ganadora, en lo “moral”, ha sido expresado el reconocimiento del resultado; y con ello, han enviado un claro mensaje de madurez política a los tamaulipecos, dando testimonio de la evolución democrática de nuestra sociedad y de la unidad política que se necesita para sacar adelante a Tamaulipas. 

Así, a la luz de estas consideraciones, el Gobernador electo, sujeto activo del planteamiento expresado, nos ha transmitido la sensibilidad ciudadana incorporada en un proyecto de Estado, el cual se rige por una visión transformadora, que centra a la persona como eje del desarrollo, y en donde la misión de su gobierno será la creación de las condiciones sociales, políticas y económicas para que la gente que habita nuestro Estado, logre alcanzar la plenitud de sus derechos y libertades. 

Por lo anterior, se propone dar cauce a la intención de diseñar y construir la nueva estructura administrativa que permita brindar la respuesta a lo expresado por los tamaulipecos en las urnas y en el corto plazo, para que la nueva administración pueda disponer de lo que requiere en aras de implementar su propuesta de gobierno, sentándose las bases de la estructura y atribuciones de la administración pública estatal entrante. 

Lo que usted acaba de leer, es la transcripción de los argumentos contenidos en la iniciativa del PAN, presentada el septiembre de 2016, para justificar la reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública, previa al inicio del mandato de FRANCISCO GARCÍA CABEZA DE VACA. 

Así llegaron los vientos de cambio hace seis años, hablando de libertades, derechos, democracia, madurez política, interés superior de la sociedad, de transformación, unidad para sacar adelante a Tamaulipas y de un gobierno respetuoso de la dignidad humana. 

Nada que ver con septiembre de 2022. 

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