DONETSK, Ucrania | Las autoridades fieles a Moscú en las regiones ocupadas de Ucrania iniciaron este viernes referendos de anexión a Rusia, considerados ilegales por Kiev y sus aliados occidentales que no reconocerán sus resultados.
Las votaciones celebradas en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk y en las meridionales de Jersón y Zaporiyia empezaron a las 05H00 GMT, indicaron las agencias de noticias rusas, y durarán cinco días.
Estos referendos añaden tensión a una semana marcada por la movilización de 300.000 reservistas anunciada por el presidente ruso Vladimir Putin, que también amenazó con emplear su arsenal nuclear para proteger su territorio.
Una hipotética integración a Rusia de estas cuatro regiones, que los observadores dan por sentada, implicaría que Moscú, siguiendo su doctrina, podría usar sus armas atómicas para defenderlas de la contraofensiva lanzada por Ucrania en el este y el sur del país.
«No podemos dejar al presidente Putin que se salga con la suya», dijo en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, acusando a Putin de «echar leña al fuego».
«El orden internacional que aquí tratamos de salvar está siendo destrozado ante nuestros ojos», añadió.
Los referendos recuerdan lo ocurrido en 2014 en la península de Crimea, anexada a Rusia después de un voto considerado fraudulento por las capitales occidentales.
Esta semana, tras la convocatoria de estas votaciones el martes, los líderes occidentales denunciaron su carácter ilegítimo.
En la ONU, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, rechazó las acusaciones y culpó de la situación al «Estado totalitario nazi» de Kiev.
«Hay un intento de imputarnos una narrativa completamente diferente sobre la agresión rusa como el origen de esta tragedia», dijo.
«Una farsa»
En la regiones orientales de Donetsk y Lugansk, reconocidas como naciones independientes por Moscú justo antes de la invasión, los residentes deberán responder si respaldan «la entrada a Rusia», según la agencia rusa TASS.
En Jersón y Zaporiyia, en el sur, las papeletas incluyen la pregunta: «¿Estás a favor de la secesión de Ucrania, la formación de un Estado independiente y su unión a la Federación Rusa como miembro de la Federación Rusa?».
El proceso será particular. Las autoridades recogerán votos puerta por puerta los primeros cuatro días de referendo y solo el último día, el martes, se abrirán los colegios electorales.
Leonid Pasechnik, líder de la autoproclamada república de Lugansk, dijo que esperaba esta votación desde 2014, cuando empezó la rebelión de prorrusos en esta región y la vecina Donetsk.
«Es nuestro sueño y futuro en común», dijo.
El presidente ucraniano Volodimir Zelenski calificó los referendos de «farsa» y agradeció a sus aliados occidentales que condenaran «otra mentira rusa» en un video publicado el jueves.
Huida por la movilización
Una hipotética anexión supondría una escalada mayor en el conflicto, especialmente después de que Putin dijera que protegería el territorio ruso con «todos los medios».
El expresidente y actual número dos del Consejo de Seguridad del país, Dmitri Medvedev, señaló que esto implicaba el uso de «armas nucleares estratégicas».
Al mismo tiempo, Rusia empezó el jueves la movilización de sus reservistas anunciada por Putin después de importantes reveses este mes ante la contraofensiva lanzada por Ucrania.
El ejército ruso indicó que al menos 10.000 personas se presentaron como voluntarias en las 24 horas posteriores al anuncio, que también provocó manifestaciones en varias ciudades saldadas con más de 1.300 detenciones.
Varios medios reportaron una avalancha de personas que intentaron dejar el país.
Los vuelos a las naciones vecinas, especialmente las antiguas repúblicas soviéticas que ofrecen entrada sin visado a los rusos, están casi completos y con los precios disparados.
«No quiero morir en esta guerra sin sentido. Es una guerra fratricida», aseguró Dmitri, un hombre de 45 años con una pequeña maleta entrevistado en el aeropuerto de Ereván, la capital de la cercana Armenia.
La mayoría del pasaje del último vuelo entre Moscú y Ereván estaba compuesto de hombres en edad de servicio, muchos de ellos reticentes a hablar.
Con aspecto perdido y exhausto, Serguéi, de 44 años, reconoce haber escapado de un posible reclutamiento junto a su hijo Nikolai, de 17.
«La situación en Rusia me hizo decidir irme. Sí, salimos de Rusia a causa de la movilización», afirmó.
*Con RFI y AFP.
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