REFLEXIONES 2022
Convivio generacional
Mtra. Emilia Vela González
Formo parte de la generación 69-74 de la Facultad de Derecho de la UANL. En junio pasado compañeros de la misma, organizaron un convivio en Monterrey, para celebrar los 48 años de egresados.
Si bien inicialmente confirmé mi asistencia, posteriormente dudé en hacerlo ya que la fecha señalada para ello coincidía con la finalización de un diplomado presencial que estaba tomando, pero lo que terminó por disuadirme fue que días antes del festejo, a consecuencia de un accidente doméstico me fracturé la mano derecha debiendo colocarme una férula a la que tardé un poco en acostumbrarme.
En los meses posteriores me enteré del fallecimiento de dos muy apreciados ex-compañeros de dicha generación y aunado a ello experimenté un choque en mi vehículo que dada las condiciones en qué quedó el mismo, sigue en el taller, no pude menos que agradecer a Dios el resultar indemne.
Y bueno en el recuento de los daños de un 2022 que agoniza, agrego un covid que me obligó a aislarme temporalmente y el haber despedido de su vida terrenal a otras personas queridas o apreciadas, lo que me llevó a reflexionar el como estoy aprovechando una vida que se desliza de manera inexorable, y me siento como aquella niña que le regalaron una bolsa llena de dulces y al advertir los pocos que le quedan, debe dosificar su consumo y saborearlos más.
El tiempo no se detiene, y vamos experimentando la huella que el paso del mismo va dejando en nuestra persona y como lo hace en nuestros contemporáneos . Aún cuando me precio de contar en la familia y amistades personas entre las cuales los temas de conversación son variados y enriquecedores, cada vez es más frecuente que en las mismas se cuelen las enfermedades y achaques que como coloquialmente se dice, propios de la edad.
Resulta interesante observar la manera tan distinta que tenemos las personas de llevar y asimilar los años acumulados, de disponer de nuestro tiempo, de la atención o falta de esta que damos a nuestra alimentación. Reconozco que la vanidad no es algo privativo de la juventud ni de las mujeres , sin embargo los motivos para cuidar una apariencia en la madurez o incipiente vejez parecieran ir más encaminados al deseo de sentirte bien que a la de agradar a los demás.
Cierta ocasión me encontré con una amiga algo mayor, posteriormente a que se hubiese practicado una cirugía estética , le comenté lo bien que se veía y tuve como respuesta – Si, pero los caminados, ¿ quien te los quita?-.
Y si, aunque el estilo de vida influya para que esto suceda antes o después, la forma de caminar suele ser un indicativo de la edad. El día de ayer me encontraba en una tienda buscando zapatos, admiré pero pasé de largo aquellos de tacones altos y puntiagudos para buscar lo cómodo y confortable.
Al enterarme de una reunión decembrina de integrantes de mi generación de Derecho, el haber tenido algunos gastos imprevistos me hizo dudar en acudir pero lo reconsideré, por una parte cada vez somos menos, y por otra reunirte con las personas con las cuales coincidiste durante cinco años de vida universitaria; es recobrar una memoria a veces olvidada; es reconocer en los rostros maduros los jóvenes que alguna vez fuimos y es dar gracias a Dios por ser y estar.
Y bueno, en ocasiones no hay próxima vez.
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