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A propósito de abrazos

REFLEXIONES 2022

A propósito de abrazos

Mtra. Emilia Vela González

Hace algunos años, aprovechando que andaba por el rumbo, llegué sin avisar a la oficina de un amigo, quien ya no se encuentra entre nosotros. Era serio aunque buen conversador, particularmente en temas de  su interés como el cine. Su sentido práctico provocaba que en ocasiones haciendo gala de una fina ironía se burlara de mis ideas un tanto  idealistas.

En mi inesperada visita, no tardé en percatarme de que algo no andaba bien. Acostumbrada a verlo siempre dueño de la situación, me sorprendió advertir tanta vulnerabilidad en alguien que identificaba como la fortaleza personificada, el motivo era una situación delicada de carácter personal.  En aquellos momentos no supe que decir, era como si mi mente se hubiera quedado en blanco y no encontrara las palabras adecuadas que proporcionaran el consuelo que evidentemente estaba necesitando, así que lo abracé y con ello, lágrimas largamente guardadas encontraron  su salida.

Creo que la mayoría estamos conscientes de la importancia de los abrazos y de la gran variedad de motivos por los cuales abrazamos o nos abrazan, porque sin duda es toda una gama de emociones las que se pueden experimentar o trasmitir a través de un abrazo, y que tiene que ver con el momento de que se atraviesa. Abrazos de amor filial o de pareja, de cariño, afecto, consuelo o solidaridad. Para decir estoy contigo, cuentas conmigo o para compartir  felicidad o tristeza.

Durante los años del 2020 y 2021 que nos vimos afectados por la pandemia, en general hubimos que conformarnos con los abrazos virtuales enviados y recibidos a través de las redes sociales. Si bien la problemática generada por el Covid19 fue muy diversa atendiendo, entre otros aspectos, a la situación económica, edad y sexo, cobra relevancia que durante el confinamiento haya aumentado en un 25% la ansiedad y depresión, según reporte de la Organización Mundial de la Salud, y si bien las razones pueden ser multifactoriales, sin duda el aislamiento, falta de convivencia e intercambio de muestras de afecto y cariño  resultó determinante.

Si bien  señales de alarma indican que la pandemia aún nos asecha, Por lo que a mí se refiere, el mes de diciembre  de este 2022 que agoniza ha sido pródigo en encuentros y reencuentros. Quizá lo limitado en cuanto a reuniones de los dos años previos y de tantos familiares y amigos que despedimos de su vida terrenal, determinaron que el deseo de ver  a personas queridas y apreciadas aumentara.

Los reencuentros generacionales a los que tuve la fortuna de asistir, tanto de la preparatoria como de la Universidad, fue pródigo en abrazos a través de los cuales el afecto, cariño y el gusto de vernos quedó de manifiesto.

Los abrazos tampoco faltaron en las  reuniones de amigas de ayer, hoy y siempre, que siempre resultan enriquecedoras, por la amena conversación generada, por las experiencias compartidas que reflejan la individualidad en el modo de ser y pensar, y las lecciones de humildad, sencillez, generosidad y fe cristiana recibidas.

Y que decir del familiar  y armonioso festejo navideño, donde gracias a Dios pudimos reunirnos los siete hermanos Vela, cinco cuñadas, diez de los catorce sobrinos, y dos sobrinas nietas de los cinco. Donde el 24 de diciembre y en el recalentado del 25, las anécdotas infantiles o juveniles formaron parte de una charla interminable, algunas ya conocidas, otras ampliadas y algunas más un tanto maquilladas o levemente  alteradas, pero todas divertidas o aleccionadoras. Aquí los abrazos se multiplicaron, bienvenida, Navidad o despedida, emotivos y significativos. Sin duda mis padres en el lugar privilegiado que hoy se encuentran estuvieron felices.

El ya inminente arribo del año 2023, nos dará el motivo perfecto para recibir y proporcionar abrazos, física y virtualmente. Y el mensaje que llevarán implícitos estos abrazos son los buenos deseos, conforme a las necesidades y aspiraciones de cada quien. Bienestar integral, y con ello pretendo abarcar amor, salud y prosperidad y sin faltar las esperanzas renovadas de que todo será mejor.

Feliz y Bendecido 2023.

 

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