Dice Luis Estrada que Andrés Manuel López Obrador, actual presidente de la República, actúa bien en su más reciente película «¡Que viva México!».
Por supuesto lo dice bromeando, porque no es que el mandatario se haya parado en el set y recitado algunos diálogos del guión, sino porque se utilizaron imágenes de «La Mañanera», el encuentro que de lunes a viernes tiene con la prensa en Palacio Nacional, y un retrato.
«Actuó en la película y lo hace muy bien», ha dicho el realizador en entrevistas promocionales.
¿Pero realmente el director critica al actual gobierno, como lo ha hecho con sexenios pasados con «La ley de Herodes», «Un mundo maravilloso», «El infierno» y «La dictadura perfecta»?
La mañana de este martes, AMLO calificó a «¡Que viva México!» como un «churro» para consumo de los conservadores y a la cual seguramente le irá bien en taquilla.
«Cineastas buena ondita, progres buena ondita, pero es para consumo de los conservadores», dijo.
¿Pero es así? Damián Alcázar, quien en la nueva cinta interpreta a tres personajes que representan a la religión, la familia y la política, considerado por el propio AMLO como el mejor actor mexicano, ha dicho que el filme no deja a títere sin cabeza.
La película está inmersa en la sátira, el género que caricaturiza lo real. Tiene como fondo un pueblo llamado La Esperanza a la que llega un hombre (Alfonso Herrera) y su familia por tener nuevas propiedades. Ahí, se dan enfrentamientos entre la propia familia interpretada por actores como Joaquín Cosío y Ana Martin.
«Sí es una película que habla de la polarización, de la intolerancia, pero que ha vivido con nosotros por más de 500 años», expresa Estrada, el realizador.
«Han habido en este país confrontaciones y enfrentamientos, pero en este momento de alguna manera, se han agudizado, estando este clima de si no están conmigo, están contra mí», ha apuntado.
La película que atrajo a poco más de 400 mil asistentes en sus primeros cuatro días de exhibición, de acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica, fue lanzada en más de 3 mil salas nacionales, casi la mitad de las existente en toda la República.
El racismo y la intolerancia es algo de lo que se ve en esta lucha fratricida, en la que la imagen de AMLO casi no aparece a lo largo de las tres horas que dura el largometraje. Pero suficientes, quizá, para molestar a varias personas.
«No sé por qué este gobierno me recuerda tanto a los anteriores», dice en algún momento de «¡Que viva México!», uno de los personajes.
Una pared donde cuelgan los retratos de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto, saludando al mismo hombre (interpretado por Alcázar) fortalece el mensaje.
En una escena, un alcalde encarnado por el mismo actor, con el retrato de López Obrador, señala su paso por anteriores partidos políticos.
«El PRI dejó de servir a este país, al partido se lo acabó la corrupción y la impunidad, luego me pasé al PAN, de hipócritas y mochos», recuerda.
Para luego decir: «como por arte de magia, nuestro Presidente ha acabado con la corrupción y la impunidad».
En otro momento, AMLO aparece en televisión como parte de la citada mañanera y el personaje de Ana de la Reguera, esposa del de Herrera, le dice que por favor le apague.
El marido, en tono conciliador, no ataca ni defiende al político, sólo dice que se ven cambios.
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