CUADRANTE POLÍTICO
Por Fernando Acuña Piñeiro
Capítulos de horror y sangre
Mañana del 22 de enero de 2021. Era joven aun aquel día invernal en los huraños parajes de la frontera chica. Arriba, el cielo despejado abría sus fauces entumecidas de bóveda gris y silenciosa, flotando sobre una llanura despeinada y espinosa de matorrales hirsutos.
De pronto el aire helado se enardeció. Aquella soledad de flora agazapada se vio estremecida por la persecución y el crepitar de las ráfagas. La realidad se impuso a los guiones cliché de las películas del género pistoleril y fronterizo.
Hoy, las fotografías del lugar que han quedado como testimonio de lo ocurrido, dan cuenta de una camioneta Chevrolet Silverado, totalmente calcinada, yerta sobre un nido de ceniza. Al fondo una cerca de alambre con postes enflaquecidos. Todo a la orilla de lo que parece ser una brecha de zacatales amarillentos.
Un telón de fondo desolador. Siniestro. Tristemente impune.
Ahí quedaron los sueños de un grupo de 17 ciudadanos guatemaltecos que, tuvieron la desgracia de cruzarse por una tierra de nadie.
Ahora se sabe que, no solo los asesinaron con ráfagas de plomo, sino que además los quemaron. ¿En qué estado de conciencia puede andar un ser humano, cuando se cometen atrocidades de este calibre y dimensión?
¿Qué fue lo que ocurrió?
En enero del 2021, la región donde sucedieron los hechos vivía uno de los 54 frentes fríos, pronosticados por esas fechas, en el largo brazo de geografía tamaulipeca, diseñado desde los tiempos del presidente Juárez.
En medio del flagelo del COVID, el éxodo de familias centroaméricanas no se detenía, y continuaba fluyendo con dirección a Estados Unidos. El sexenio cabecista tenía especial marcaje en los pasos estratégicos de la región norte del estado. Ahí patrullaban unidades especiales de los llamados grupos de élite, conocidos como los GOPES.
Esta corporación, emblemática del gobierno cabecista, fue denunciada insistentemente por organizaciones no gubernamentales, a lo largo del pasado sexenio azul, acusados de abusos, tortura y desaparición forzada.
Los GOPES establecieron especial marcaje, en la temible y legendaria Frontera Chica.
Franja de imperios fácticos y de leyendas que se erigen en mausoleos de lujo a la orilla de la carretera ribereña, el cordón limítrofe de esta ruta impredecible sería el escenario de un episodio de horror y sangre inenarrable.
De acuerdo a la reciente publicación del diario El País, se sabe que el llamado grupo de operaciones especiales, GOPES fue quien perpetró el crimen de 17 migrantes guatemaltecos y dos supuestos traficantes de personas, conocidos como “coyotes”.
La declaración de un presunto testigo está exhumando la memoria de una tragedia comparable a la que se vivió en agosto de 2010, en el municipio de San Fernando.
Los hechos ahí están para el que quiera constatarlos. Lo que ahora sigue, es desde luego hacer justicia a quienes fueron masacrados por grupos paramilitares, que no se mandaban solos. Y cuyos jefes, respondían desde luego a estructuras de un mando sexenal y político.
En enero de este año, y en torno a este inquietante tema que lastima e indigna profundamente por su naturaleza de bestialidad en la aplicación de políticas públicas del tema seguridad, la llamada Fundación para la Justicia, publicó lo siguiente:
“A dos años de la masacre de Camargo, recapitulamos con indignación que los mismos errores que se han cometido en la investigación de distintas masacres, en contra de personas migrantes en México, continúan repitiéndose, dando como resultado, que se perpetue la impunidad.
72 migrantes de San Fernando, Fosas Clandestinas 2011, Cadereyta 2012, Güemez 2015 y Camargo 2021”.
En toda esta trama, existe un testigo clave que es el que está desenterrando los sucesos, demasiado comprometedores, no solo para los policías o grupo paramilitar que presuntamente lo perpetró, sino también para quienes estaban al frente de las instituciones.
POSDATA: Sugerencia: cuiden mucho al testigo, y de preferencia mejor ni hubiesen mencionado su nombre. Para efectos de lo que está declarando, se trata del único hilo conductor, de la única voz, y seguramente que, por esa circunstancia, corre un alto riesgo.
Comment here