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A propósito de biografías de mujeres

REFLEXIONES 2023

Por Mtra. Emilia Vela González 

A propósito de biografías de mujeres

El año anterior, en un tendido de libros usados, adquirí “Grandes Hombres, Grandes obras “ una edición de 1967 publicada por Reader Digest. De setenta que comprende, he leído aproximadamente unas cuarenta biografías, de las cuales tres corresponden a mujeres: Marie Curie, Helen Keller y Juana de Arco. Según se advierte de su índice, del total de personajes cuyas vidas y obras se abordan, otras dos son figuras femeninas las reinas Victoria de Inglaterra e Isabel la Católica de España o si lo prefieren del Reino Unido y de Castilla, respectivamente, es decir que quienes se encargaron de la recopilación, solamente consideraron a cinco mujeres dignas de ser mencionadas.

El jueves finalicé la lectura de “El pequeño libro de las Grandes Feministas”, de Julia Pierpont y ayer viernes “101 Mujeres en la Historia de México” de Alina Amozurrutia. El primero adquirido este año en la feria del libro de la UAT, y respecto del segundo la verdad no recuerdo donde o cuando lo obtuve. Por la naturaleza de su contenido, los leí con pausas, olvidados en ocasiones y nuevamente retomados en otras, y fue casualidad que su conclusión se hubiera dado casi de manera simultánea.

Si bien la expresión de grandes feministas, por lo que al primer libro se refiere, puede llevar a la idea, un tanto equivocada, de que se aborda únicamente la vida u obra de mujeres que lucharon por los derechos de su sexo, lo cierto es que además de las que se distinguieron por ello, ambos ejemplares se refieren a mujeres que en distintas épocas y lugares lograron destacar en áreas tan diversas como: la Ciencia, Arte, Educación, Cine, Periodismo, Política, Deporte o en su lucha por causas diversas relacionadas con los Derechos Civiles y Humanos.

El denominado Pequeño libro…, cuya primera edición es de 2019, dedica solo una página a cada personaje femenino, los cuales si bien son de distintas nacionalidades proporcionalmente predominan las norteamericanas. El que se refiere a las mujeres en la Historia de México data del 2008, en este se comprende tanto a nacidas en el país o fuera de este pero que obtuvieron sus mayores logros en territorio mexicano como son los casos de Leonora Carrington, Elena Poniatowska, Tina Modoti, Remedios Varo, Raquel Tibol y Chabela Vargas.

Si bien de los nombres que aparecen en los libros mencionados, algunos ya me resultaban familiares por haber leído algo de lo que han escrito, tratándose de escritoras o investigadoras, o lo que se ha dicho sobre sus obras, hazañas o descubrimientos, es mucho mayor el número de aquellas de las que tuve noticia por primera vez.

Hace unos años, ante el retraso de un vuelo, compré en el aeropuerto un libro de la autoría de Rosa Montero, con el nombre de “Nosotras”, mucho de lo leído me impactó, particularmente el descubrir que logros literarios, artísticos y científicos atribuidos a hombres en realidad provenían del ingenio, trabajo e investigación de mujeres, ocultas u olvidadas por la historia, y que es en los últimos años que empiezan a adquirir visibilidad.

En la ciencia se conoce como “efecto Matilda” la discriminación y prejuicio que se produce en contra de los logros de las mujeres científicas cuyas aportaciones suelen atribuirse a los hombres, según Judith de George Nettie Stevens, descubridora de los cromosomas que determinan el sexo; Rosalind Franklin, cuyas aportaciones fueron imprescindibles para el hallazgo de la estructura del ADN, o Lise Meitner, «madre» de la fisión nuclear, son algunas de esas «Matildas»

George, señala entre otras ignoradas por el Nobel, a la estadounidense Isabella Helen Lugski (1921-2017), más conocida como Isabella Karle, su apellido de casada, quien desarrolló una serie de técnicas para determinar la estructura tridimensional de las moléculas por cristalografía de rayos X. Pero el Premio Nobel de Química de 1985 se lo dieron a su esposo, el también químico Jerome Karle, y a su colaborador, Herbert A. Hauptman.

En el ámbito literario, existen casos, y no pocos, en que las mujeres escritoras se vieron obligadas a firmar con un seudónimo masculino para que sus obras fueran publicadas, caso de las hermanas Bronté, Aurora Dupín como George Sand, Cecilia Bhöl como Fernán Caballero o el caso de la escritora francesa Colette, cuyas primeras obras fueron publicadas con el nombre de su marido.

Escuchando una entrevista con una investigadora de Historia de mujeres, señalaba que una de las razones por las que se ha ignorado el papel de las mujeres en la Historia obedece a que esta se ha ocupado de guerras o gobiernos de los cuales estas suelen estar alejadas. Hace tiempo leí una Historia de Tamaulipas, y si bien comprendía hasta la época contemporánea, no mencionaba a una sola mujer.
Poco a poco se ha ido descubriendo que en distintas disciplinas, científicas o artísticas o en general se nos ha dado una Historia sesgada de la humanidad con una visión androcéntrica en la cual las mujeres aparecen de manera secundaria negándoles un protagonismo que legítimamente les corresponde, atendiendo a los méritos de muchas de ellas, lo que paulatinamente se va corrigiendo o subsanando.

Bendecido fin de semana.

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