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El romanticismo de cuidar, la trampa de la explotación de las mujeres

ZONA DE REFLEXIÓN 

Por Lucía Lagunes Huerta

El romanticismo de cuidar, la trampa de la explotación de las mujeres

¿Porqué cuidamos las mujeres? Para facilitarle la vida a los hombres y sostener a las naciones. Así de simple, pero no porque nosotras decidiéramos hacerles la vida fácil a ellos y complicárnosla a nosotras, no claro que no.

Lo que sucede, es que nos condicionaron para creer que parte de nuestras muestras amorosas estaba el de cuidar, y no es que el cuidar sea negativo, el problema es cuando solo nosotras somos responsables de ello a costa de nosotras mismas.

Como explica la psicóloga Wendy Arriaga, en una entrevista para Corriente Alterna, “Durante años nos han vendido la idea de que la responsable de la casa es la mujer”. Y los demás miembros de la familia son una suerte de “invitados” a los que la anfitriona debe procurar: cuidar, proporcionar alimento, velar por su salud, mantener un ambiente favorable. Mientras, los demás integrantes de la familia “asumen ese papel de ‘invitados’ y esperan que sus necesidades sean cubiertas enteramente por mamá, esposa o, en general, por una mujer”.

Evidenciar esta sobrecarga de las mujeres, ha sido una tarea larga del feminismo primero haciéndola evidente, nombrándola, y mostrando, que, el trabajo doméstico no remunerado, el cual incluye el cuidado, tiene aportes económicos trascendentes para las naciones y que contarlo en las cuentas públicas era necesario, en un ejercicio de reconocimiento.

Así llegamos a lo que se conoce como las cuentas satélites y que cada año evidencia el valor económico de las labores domésticas y de cuidados no remuneradas, sin que realmente se valore.

Tan solo en 2021 el trabajo doméstico de millones de mujeres adultas y niñas que no es pagado representa el 26.3 por ciento del PIB nacional, según datos del INEGI. Sin estas tareas tuvieran que ser pagadas por las familias estaríamos en un estallido social.

Con los resientes resultados de la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidado, ENASIC, nuevamente se corrobora la explotación de las mujeres a través de la romanización del cuidado como una muestra más del amor de las mujeres.

La enseñanza del amor romántico se basa en el despojo de las mujeres, para bien de los otros.

Esta tarea de cuidados descansa en las mujeres, en 19.5 millones de mujeres mayores de 15 años, quienes por esta sobrecarga ven limitadas sus oportunidades de desarrollo, de descanso, de estudio, de trabajo remunerado, de diversión, de todo.

El sacrificio de las mujeres, tan alabado en el cine mexicano de la llamada época de oro, para cuidar, oculta lo que la ENASIC revela, esta labor tiene un impacto concreto en la desigualdad estructural que enfrentamos las mujeres, al despojarnos de la autonomía ante la sobre carga de cuidar a otros, cuando tendría que ser una tarea del Estado.

Pues resulta que en 8 de cada 10 hogares existe la necesidad de contar con una persona cuidadora, por ello se demanda un Sistema Nacional de Cuidados que descargue a las mujeres de la sobrecarga y la sobre responsabilidad de cuidar a otras personas.

Esas principales necesidades de cuidado se centran en tres categorías: edad, condición médica o alguna discapacidad.

La categoría que mayor demanda de cuidados presenta es la de edad, ya sea por niñez o por ser mayor de 60 años. En el primer caso 15.8 millones de hogares tienen esta necesidad y para personas mayores 12.4 millones de hogares, así de enorme es la demanda de cuidados en México y en más de un hogar se puede encontrar más de una necesidad de cuidados.

Hay que decir, que ambos grupos poblaciones podrían ser cuidados, sin que esto implicara la renuncia al desarrollo personal de las mujeres o el desgaste altísimo de su salud y bienestar.

Recordemos que el cuidado es un derecho que el Estado debe garantizar, un derecho que también nos incluye a las mujeres, un primer caso es quitarnos la sobrecarga doméstica y de cuidados.

Para ello es necesario que el Estado cuente con un Sistema Integral de Cuidados que esté en todo el país, que este gobierno anunció en su primer informe de gobierno sin que se haya cumplido.

Un sistema que priorice los hogares encabezados por mujeres, que impactaría en 28 por ciento de los hogares de México, y por supuesto en aquellos con alta marginación.

Si en lugar de desaparecer las escuelas de tiempo completo se hubieran fortalecido y ampliado estaríamos ante otra realidad.

La encuesta nos revela la importancia de contar con este tipo de escuelas donde niñas y niños puedan desarrollarse plenamente en espacios seguros, así como el desarrollo de casas de retiro o de cuidado de día para las personas de la tercera edad.

Lo cual liberaría a sus madres, esposas, hijas y nietas que son las principales cuidadoras, para poderse incorporar al mercado laboral a las escuelas, a la creatividad, al descanso y esparcimiento, lo cual no solo impulsaría la economía y el desarrollo de este país, sino que aplanaría el terreno para llegar antes a la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres.

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