Cena de NegrosMarco A. VázquezOpinión

Sin chaleco antibalas… 

CENA DE NEGROS
Por Marco Antonio Vázquez Villanueva
Sin chaleco antibalas… 

Soy periodista desde los seis o siete años, aunque en ese tiempo no tenía mayor problema para informar, lo hacía a cambio de un peso primero y luego por dos con cincuenta centavos, de aquellos, a cambio de los cuales entregaba El Diario de Ciudad Victoria a los que desayunaban en El Cantón, los que llegaban al restaurant de Los Monteros y todos los que circulaban a temprana hora por la calle Hidalgo, el Café del 6 Morelos o las inmediaciones del mercado Argüelles. 

El vender periódico lo hacía con mucho gusto porque era mucha la pasión por leer gratis y más la necesidad de dinero, por eso en tiempos de vacaciones, por las tardes, también informaba a través de El Grafico. 

Lo absorbente y algo discriminatoria que era la mejor escuela pública de aquellos tiempos, la Secundaria Federal Número 1, nos alejó de las calles por muchos años, tiempo en el que se atravesó una oportunidad en el Conafe, luego tres años de CBTIS y la Universidad Autónoma de Tamaulipas, aunque apenas a los dos años de estar cursando la Licenciatura en Sociología las circunstancias, y otra vez la necesidad de dinero, nos regresaron al periodismo, a informar, aunque esta vez redactando. 

La invitación para ser reportero la hizo Francisco Cuellar, Director Editorial de El Expreso, un rápido curso me permitió ingresar a la primera redacción de ese diario al que llegué con la idea de trabajar para terminar estudios en la Universidad y ya. 

Ahí me quede tres años, tiempo que trate de aprender desde como redactar una nota hasta reportear en las colonias, visitar las fuentes de información oficial, pasar por la sección de deportes, la policiaca, e ir a los municipios de los alrededores de esta capital. 

Acabado ese ciclo emigramos por invitación de Antonio Arratia, a El Grafico, otra escuela, con Don Jorge Rodríguez Treviño a la cabeza de la redacción y Guadalupe Díaz Martínez en la dirección de ese medio, comenzó otra aventura, reportear y escribir una columna que en ocasiones pretendía ser editorial, pero las más de las veces terminaba en la transmisión de chismes. 

Poco tiempo después, ya con la experiencia de ambos medios, llegó la oportunidad de ser corresponsal de lo que en ese tiempo era el poderoso periódico El Norte de Monterrey, meses que sirvieron para pretender afinar algunos puntos y después de ello regresamos a El Grafico para un nuevo ciclo. 

Otra vez el aprendizaje, me tocó desde estar de responsable de la edición por algunos días en diferentes intervalos hasta lo adictivo que suele ser el olor a la tinta en los talleres cuando se está produciendo el periódico que uno siente como propio. 

Cuatro años después el periódico El Cinco me hace una oferta que aproveché para ganar más dinero y seguir aprendiendo de la profesión por alrededor de un año ocho meses, tiempo en que se consolidaron los proyectos propios y de la empresa y a buscar nuevos horizontes. 

La revista Viraje del maestro José Ángel Solorio nos abrió las puertas, buen sueldo y la libertad plena de hacer periodismo en un ciclo corto, pero sustancioso. 

Los tiempos, las circunstancias y el periodista Alejandro Valladares, nos llevaron a El Diario de Ciudad Victoria de José Ángel Cárdenas del Avellano, regresamos a esa empresa después de 25 años por otra oportunidad para informar, ahora haciendo periodismo, otra ocasión más para afinar la redacción de la Cena de Negros, primero en la ORT y posteriormente en las páginas del periódico. 

También vale la pena un largo periodo en el Canal 10 de Cablevisión Victoria al lado de Rosa Elena González para conducir un programa llamado Vida Diaria de Tamaulipas, otros aprendizajes, otra forma de informar. 

De algunos años a la fecha CENA DE NEGROS se publica en diversos medios impresos y muchos otros periódicos que se desarrollan en portales electrónicos, además Televisa Victoria nos abre la puerta los martes para una editorial que, hay que decirlo, a veces nos lleva a platicar con personas que no hemos visto nunca y sin embargo parecen conocernos por la magia de la televisión, a todos ellos las gracias por aguantarnos, pero más por su respeto a lo que he pretendido hacer. 

Confieso que jamás pensé en el periodismo como una forma de vida, la idea era ser maestro y enseñar a los niños, después, de joven, también parecía buena opción el Colegio Militar y a la hora de elegir carrera se inclinó más la tendencia a la enseñanza, aunque el objetivo cambio un poco para pretender ser profesor en una preparatoria o dar cátedra en instituciones de educación superior, por eso la Facultad de Ciencias de la Educación con especialidad en Sociología nos recibió y vio egresar. 

El objetivo de trabajar un par de años de reportero hoy se ha convertido en casi 28 años de ejercer el periodismo, con algunos recesos para hacer trabajos donde ofrecían más dinero y mejores condiciones de vida, de todo este tiempo recuerdo las colonias recorridas, las interminables, fantásticas y hasta chistosas sesiones del Cabildo de Victoria y de legislaturas en el Congreso del Estado, igual campañas políticas y muchos otros pasajes que incluyen como protagonistas lo mismo a la más humilde de las ancianas de una colonia de la periferia que Gobernadores del Estado, Secretarios de Estado de la República y hasta Presidentes y otros políticos encumbrados. 

Ingrato sería no reconocer que en la relación con los dueños de los medios he hecho lo que me ha parecido correcto, hasta renunciar, igual elegir irme en el momento que me parecía adecuado o quedarme, por lo tanto, creo en la libertad de expresión y más en estos tiempos del Facebook, el WhatsApp, del twitter y de muchas otras redes sociales. 

Todo eso viene a colación porque cada 4 de enero es Día del Periodista, una actividad sufrida pero apasionante, muchas veces no reconocida económicamente como profesión y por eso quiero felicitar a todos los compañeros reporteros, a quienes se sienten y son periodistas. 

Cierto es que el periodismo resulta una actividad de alto riesgo y lo ha sido por muchos años, los caídos lo confirman, muchos periodistas que están desplazados, prácticamente exiliados de sus tierras, también y ni caso tiene mencionar amenazas de presuntos políticos o de malosos en toda mi trayectoria porque aquí estamos y, créalo, si por gusto fuera nos dedicaríamos a lo mismo muchos años más y las 24 horas del día. 

Soy periodista orgulloso de lo que soy y de lo que ha sido, mi deseo es morir orgulloso de lo que alcance a ser en esta actividad o en otras y perdón por distraerme porque sé que los reporteros, los que informamos, somos servidores públicos que jamás debemos hablar en primera persona y ahora lo hemos hecho, por hoy disculpe, soy periodista sin chaleco antibalas que requiere desahogarse, ya mañana será otro día. 

Soy periodista que hoy les trae este viejo recuerdo, con la misma sentencia, aquí seguiremos… 

Coloque en el buscador de Facebook @CENADeNegros1 y le agradeceré un Me Gusta y que nos siga en la cuenta de twitter @gatovaliente, también le dejo a sus órdenes para lo que guste y mande el correo electrónico… marcovazquez20001@hotmail.com 

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