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María de Villarreal: Sensibilidad y humanismo

CUADRANTE POLÍTICO
Por Fernando Acuña Piñeiro
María de Villarreal: Sensibilidad y humanismo  

La consideran como la palabra más bonita de nuestra lengua. 

Durante su primer informe, la presidenta del DIF estatal comentó que la señora Beatriz Gutiérrez Müller ha dicho que, es el vocablo más bonito que el náhuatl le ha regalado al idioma español. 

El apapacho. 

Su significado para los mexicanos es abrazar o acariciar con el alma. Justo este término, expresado en su más extensa dimensión social tamaulipeca, es lo que ha definido la vida pública, de María Santiago de Villarreal, en este primer año del sexenio. 

Con su sensibilidad y humanismo, ha apapachado a las familias más vulnerables de nuestro estado. De inicio, una reflexión: 

Interesante cuando una persona hace lo que le gusta. 

Porque siempre habrá un plus, un detalle extraordinario en su vida diaria. A partir de esta definición de entrega y vocación, el ser humano crece mucho interiormente y favorece el desarrollo de quienes le rodean: familia, comunidad, pueblo, estado. 

Esto es lo que sucede con la señora María de Villarreal, cuya presencia en el liderazgo estatal del DIF Tamaulipas, va más allá de un compromiso institucional. Y se convierte en un apostolado, y en una misionera operadora de acciones sociales de gran alcance a favor de las y los tamaulipecos más necesitados. 

La mujer que actualmente preside el DIF Tamaulipas no es una burócrata fría, de sonrisa calculada, que busque solo salir en la foto oficial. 

Es más bien, un ser humano espontaneo que rompe con protocolos y formatos. Su mensaje es a base charlas y de vivencias, que articulados van dando forma a todo un testimonio de sensibilidad y humanismo, al servicio de sus semejantes. 

Sobre todo, al de las personas más vulnerables. 

¿Quién es María Santiago de Villarreal? 

Hace años, era una estudiante de medicina, con el sueño de ser nutrióloga, pero que por las circunstancias de la época tuvo que estudiar medicina. Hoy María bendice esa encrucijada en el rumbo de su existencia, porque gracias a ello conoció a quien hoy es el padre de sus hijos, y preside las instituciones tamaulipecas. 

Fue ese aprendizaje universitario, en una de las ciencias más cercanas al dolor humano, donde la actual presidenta del DIF se cruza con el de un joven cardiólogo tamaulipeco, basquetbolista como su padre, posteriormente consumado alpinista. Y hoy uno de los gobernadores con mejores resultados en materia de honestidad, transparencia administrativa y bienestar social. 

Américo y María llegan a la cúspide de las instituciones tamaulipecas, en un momento en que nuestra sociedad, está ansiosa de cambios, y anhelante de cariño social, de empatía, de apapachos, y de liderazgos sensibles que, le pongan algo de ellos mismos, un plus al quehacer gubernamental. 

Hablamos de un Tamaulipas que busca recuperar sus años de paz social, su bullicio de progreso y de alegría, cuando todos éramos libres y podíamos compartir en armonía, nuestros triunfos y vicisitudes. 

Ese es justamente el papel que hoy desempeña la dependencia considerada con justicia, como el brazo social y humanista por excelencia del actual sexenio morenista en nuestra entidad federativa. 

Desde este DIF en el que de una u otra manera, participamos todos, se despliega una verdadera estrategia de apoyos a lo largo y ancho de nuestra geografía. 

No se trata de un gesto protocolario y formal, sino de abrazos alimentarios, comunitarios, culturales, productivos. Una política pública con rostro humano, convertida en mensajera de paz.  Considerada como el factor central en la reconstrucción del tejido social de nuestro estado. 

El de este miércoles 31 de enero, fue un primer informe de un DIF tamaulipeco, que trae un paso de vanguardia en el concierto de los DIF estatales del país, en materia de asistencia social. 

Les compartimos algunas cifras: 

Más de treinta millones de desayunos escolares a 105 mil alumnos de 2 mil 365 escuelas. Pero la dotación de alimentos calientes y de alta calidad nutricional, no se limitó al calendario escolar, sino que se entregó también en las vacaciones del verano y en la época navideña. 

Para las personas en condición de pobreza extrema, más de 300 mil dotaciones de canasta básica. Un programa adicional orientado a socorrer a niños y adultos mayores rebasó los 80 mil paquetes alimentarios. 

Se apoyó a más de seis mil niñas y niños con deficiencias nutricionales. 

En el tema del desarrollo comunitario, se han atendido a más de 34 mil 300 personas, beneficiando a las comunidades más alejadas del Tamaulipas que anteriores sexenios habían dejado en el olvido. 

En el centro de todo este engranaje de políticas apapachadoras para con las familias más pobres de Tamaulipas, resuena el mensaje de la doctora María de Villarreal: 

—No nos quedamos en las oficinas, atrás del escritorio, esperando a que llegue alguien y nos pida algo. Nosotros vamos hasta donde están. 

Las palabras de la presidenta del DIF Tamaulipas tienen sustento: 

En el primer año del sexenio, ya hay indicadores y resultados que representan un testimonio vivo, en las regiones antaño olvidadas de nuestro estado. 

Veintinueve celdas solares, hoy aportan energía eléctrica a las partes más frías y elevadas del altiplano tamaulipeco. 

Una granja de peces, truchas arcoíris representan una nueva opción de calidad alimentaria para las familias de tres comunidades rurales en los pueblos de la altiplanicie.     

Hoy con la Dirección del DIF Tamaulipas a cargo de la doctora Patricia Lara Ayala, las cosas marchan de lo mejor, pues su gestión de absoluta lealtad y trabajo con la doctora María. 

Multiplicado en beneficios sociales, justo como el milagro bíblico de los peces, así ha sido este primer año de apapachos sociales desde el DIF Tamaulipas.  

Sin duda, los venideros, serán mucho mejores, para las y los tamaulipecos. 

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