Ottawa, Canadá
Redacción | En un giro significativo de su política migratoria, Canadá ha anunciado planes para restablecer los requisitos de visa para aproximadamente el 40 por ciento de los mexicanos que deseen ingresar al país, respondiendo a un notable aumento en las solicitudes de asilo. La medida, que será anunciada oficialmente el jueves 29 de febrero, tiene como objetivo contener la creciente afluencia de solicitantes de asilo que llegan a los aeropuertos canadienses.
El primer ministro Justin Trudeau ha respaldado esta iniciativa, en respuesta a la presión ejercida por el gobierno de Quebec, particularmente preocupado por el incremento de llegadas de mexicanos al Aeropuerto Internacional Pierre Elliott Trudeau de Montreal. La medida, según informes, entrará en vigor a las 23:30 horas, hora de Ottawa, del jueves por la noche, para evitar una avalancha repentina de vuelos.
La nueva política afectará alrededor del 40 por ciento de los viajeros mexicanos a Canadá, excluyendo a trabajadores extranjeros temporales y estudiantes. Aunque actualmente solo se requiere la Autorización Electrónica de Viaje (ETA) para visitar Canadá, la reintroducción de la visa tiene como objetivo desalentar las solicitudes de asilo. México representa actualmente el mayor origen de personas que buscan refugio en Canadá, con más de 25 mil solicitudes realizadas el año pasado.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, expresó su preocupación y advirtió que podría ausentarse de la Cumbre de Líderes de América del Norte en abril si considera que México no está recibiendo un «trato respetuoso». El gobierno mexicano aún no ha emitido comentarios sobre la decisión canadiense.
Este cambio en la política migratoria plantea preguntas sobre cómo Canadá equilibrará el control migratorio con las relaciones bilaterales, ya que Trudeau había levantado las visas para los mexicanos en 2016 en un esfuerzo por fortalecer las relaciones comerciales.
La medida también destaca la complejidad de gestionar las políticas migratorias en un contexto internacional, donde la preocupación por el asilo y la seguridad se entrelazan con las relaciones diplomáticas y comerciales.
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