- Tras destapar corrupción de “Alito” Moreno y Tesorero del PRI, la legisladora tamaulipeca afirma que ha sufrido amenazas e intimidaciones.
La diputada priista Montserrat Arcos Velázquez afirmó que teme por su vida, tras emprender acciones legales contra el líder nacional del PRI, Alejandro “Alito” Moreno, y el secretario de Finanzas del partido, Hugo Gutiérrez Arroyo, por corrupción y violencia política de género.
En una entrevista exclusiva con Radio Fórmula, la legisladora federal expuso cómo fue amenazada al negarse a participar en un esquema corrupto que buscaba desviar los 32 millones de pesos de las prerrogativas correspondientes al 2023 para la capacitación de mujeres mientras estuvo al frente del Organismo Nacional de Mujeres del PRI.
Detalló que le exigieron firmar contratos para tres capacitaciones en línea con un instituto educativo “patito” por un valor de 11 millones de pesos, para simular el ejercicio de los fondos. Dijo que su rechazo a esta petición irregular desencadenó una ola de intimidaciones y amenazas en su contra.
«Por eso hice pública la denuncia que presenté, porque temo por mi vida. Entiendo que esta es una lucha desigual, como la de David contra Goliat, pero mi única pretensión es que se aplique la ley», afirmó.
«Tengo los suficientes elementos para demostrar que “Alito” Moreno no solo es un corrupto sino tambien un violentador», insistió.
La diputada presentó una evidencia contundente de sus acusaciones, incluyendo un audio fechado en junio de 2023, que captura una conversación donde el secretario de Finanzas del PRI Nacional Hugo Gutiérrez Arroyo y un proveedor planean el desvío de recursos que corresponden a las prerrogativas de ese año para la capacitación de mujeres en el PRI.
Tras negarse a participar en estas prácticas corruptas, Arcos sufrió una serie de represalias, incluida su destitución abrupta de su cargo en el Organismo Nacional de Mujeres Priistas, marcando el inicio de una campaña de hostigamiento y exclusión en su contra.
Su denuncia no solo arroja luz sobre prácticas corruptas, sino que también resalta la persistente realidad de la violencia política de género en los círculos de poder.
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