CUADRANTE POLÍTICO
Por Fernando Acuña Piñeiro
Asomos de misoginia contra Sheinbaum y Olga Sosa
Que si ese reconocimiento personal de la Presidenta Sheinbaum, hacia la senadora Olga Sosa Ruiz, elogiando su iniciativa de Presidenta con “A”, les cayó como agua hirviendo a grupos misóginos, pues no debe de extrañarnos.
Este concepto de origen griego,(misoginia), ha sido y sigue siendo un verdadero himno lingüístico de quienes odian y detestan a las mujeres. Al menos, eso es lo que trasmina, en este caso concreto.
En este sentido, todo ataque virulento en contra de la senadora tamaulipeca de mayoría por MORENA, es también un insulto hacia la doctora Sheinbaum Pardo. Un improperio inadmisible, y sin sustento. Pero al mismo tiempo plenamente identificados con los haters que pululan en las redes y se especializan en denostar, (en este caso específico), marcas políticas exitosas.
Resulta de lo más inadmisible y disparatado que en pleno siglo XXI, ver triunfar a una mujer como Olga, desate manifestaciones de crueldad y de rencorosos calificativos.Es difícil tragarse el cuento de que la atacan por la iniciativa de ley que reforma 31 artículos para elevar a rango constitucional, la palabra Presidenta. Y con ello visibilizar el empoderamiento de la mujer mexicana, en nuestra carta magna.
Pero suponiendo que así sea, las rabiosas opiniones sobre este hecho, adolecen de un criterio muy obtuso. Porque esta reforma, a la cual se trata de minimizar, dignifica de una manera muy trascendente a todas las mujeres de este país. La misma Presidenta Sheinbaum lo ha dicho: lo que no existe, no se nombra.
Buscar demeritar este hecho, y colocarlo en el espacio del escarnio, no conviene a nadie. Sobre todo a sabiendas de que las tamaulipecas y tamaulipecos, estamos saliendo de una etapa política, en la cual, la participación de la mujer, en nuestro estado, fue objeto de un trato pichicato y mezquino.
Justamente por este tipo de actitudes retardatarias, México necesitó más de doscientos años para tener como presidenta de la república a una fémina, como es la científica y demócrata que hoy ocupa la titularidad del Ejecutivo federal.
Mujeres como Leona Vicario, Sor Juana Inéz de la Cruz, (la monja intelectual de las letras hispanas) y Elvia Carrillo Puerto, a la cual le endilgaron algunos alias, derivados de su lucha política por el reconocimiento al voto de las mujeres, sufrieron en carne propia las embestidas de sus odiadores.
De esa dimensión es la carga histórica antifeminista que se ha resentido en México. Y que ha requerido de dos centurias, para lograr los cambios que ahora vemos. Pero hoy, cuando creíamos superados estos episodios absurdos y retrógradas, vuelven a asomar, tratando de minimizar el papel decisivo desempeñado por la mujer en el presente.
El trabajo parlamentario de la legisladora tampiqueña y su visión política para plasmar en nuestra Constitución general de la república el concepto de Presidenta con “A”, ha incomodado a ciertos grupos políticos. Son los mismos que la ven como la legisladora que está demostrando en tribuna y en territorio, su vocación de servir al país y a su entidad federativa.
De lo anterior, hay plena constancia documental. Se sabe que como diputada federal, Olga Sosa produjo un gran porcentaje de iniciativas de ley.
Actualmente, en su corto tiempo como senadora de la república, ha presentado veinte iniciativas y cuatro puntos de acuerdo.
1.—Reforma constitucional para especificar la mención de Presidenta, gobernadora, presidenta municipal, y determinar el lenguaje incluyente. “Porque lo que no se nombra, no existe”.
2.—Reforma constitucional en el sistema nacional de cuidados. Para reconocer el derecho a recibir y prodigar cuidados. Todo ello mediante un sistema nacional de cuidados que revalore la dignidad humana, la integridad, autonomía y bienestar de las personas.
3.—Reforma a la ley sobre el escudo, la bandera y el himno nacional. Para izar la bandera el 8 de marzo, con motivo de la muerte de Catarino Garza de Matamoros.
4.—Reforma a la ley General de acceso a las mujeres, a una vida libre de violencia y Ley Federal del trabajo, para impulsar la cultura de la denuncia. Y proteger el salario y condiciones laborales de las mujeres trabajadoras.
5.—Reforma a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales. Esto es para elevar del 3 al 8 por ciento el financiamiento para la promoción y desarrollo del liderazgo político de la mujer, por parte de los partidos políticos.
6.—Reforma para homenajear y reconocer el trabajo de Ifigenia Martínez, al enmarcarla en letras de oro en la cámara de senadores. Todo ello en justicia de que fue la primera senadora de oposición, pionera en la lucha social, en el estudio de las desigualdades.
7..—Reforma a la Constitución para armonizar la Presidencia de la SCJN por dos años, de manera rotatoria.
8.—Reforma que determina el derecho humano ala energía eléctrica. Una reforma que eleva a rango constitucional, el derecho a la energía eléctrica en nuestro país. Tan vital como la vivienda, la salud, la alimentación y la educación.
9.—Reforma de datos personales. Para que se acepte el tratamiento de datos personales, de manera libre, específica, informada e inequívoca.
10.—Reforma que añade la causal de mujer embarazada, privada de la vida para apropiarse del feto, a la tipología penal de feminicidio.
Esas son solo algunas de las veinte reformas de ley impulsadas por la legisladora Olga Sosa en la cámara alta.
Por cuestiones de espacio no las publicamos. Pero incluye algunas como las de darle a los institutos de la mujer, rango de Secretaría. Estímulos fiscales a las Pymes, combatir la trata de personas.
Crear el expediente clínico electrónico, o cartilla clínica electrónica. Introducir a rango constitucional, el tema de la inteligencia artificial en el ámbito laboral. Crear la medalla Hermila Galindo , para premiar a las mujeres mexicanas distinguidas por méritos académicos, profesionales, cívicos entre otros.
En este contexto, es equivocado y doloso, cualquier juicio orientado a banalizar o descalificar el trabajo de esta mujer tampiqueña, que por méritos propios se encuentra posicionada en una circunstancia política ganada a pulso.
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