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Se inicia prematuramente la guerra por el poder

CUADRANTE POLÍTICO
Por Fernando Acuña Piñeiro
Se inicia prematuramente la guerra por el poder  

Hace algunos días, se dio un hecho muy significativo en las alturas del sistema político mexicano. El hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador, al cual llaman con la apócope de “Andy”, pidió que ya no lo mencionen de esta manera, porque él tiene el derecho de llevar el nombre del expresidente más trascendente de este país. Eso fue lo que dijo para iniciar, palabras más, palabras menos. 

Pero también mencionó que, no lo quieren llamar por su nombre, Andrés Manuel, porque dicha identidad le causa miedo a la oposición. Este tipo de comentario, viniendo de quien viene, el hombre más poderoso del partido MORENA, incluido por encima de su presidenta Luisa María alcalde, envía ya desde ahora, un mensaje que ya no podríamos calificar como cifrado, sino totalmente explícito. 

El hijo de Andrés Manuel López Obrador buscará la candidatura a la presidencia de la república en el aun lejanísimo 2030. 

Aquí caben varias interrogantes: ¿es un acuerdo pactado ya de antemano con la presidenta Sheinbaum? ¿O se trata de un proyecto de esos que se denominan, por la libre? En cualquiera de las dos opciones, el tema mete mucho ruido, puesto que estamos hablando de una herencia política, más allá de los merecimientos que pueda o no pueda tener. 

Este tipo de declaraciones por parte de Andy, nos remiten a sucesos recientes, como aquel donde la presidenta Sheinbaum aparentemente fue víctima de un descuido visual por parte de un grupo de políticos de alto nivel en la 4T. Después ofrecieron disculpas, pero la anécdota ahí quedó para el archivo del imaginario de la marca guinda. 

El hecho es que, ya desde ahora debemos irnos preguntando que es lo que va a pasar con un poder político morenista que, ya en los tiempos de Claudia Sheinbaum, tiene sus propias metas y estilos de ejercer el poder.  Si bien es cierto que se trata de un mismo proyecto ideológico y social, también es verdad que el poder no se comparte, y que cada jefe político, (jefa política histórica en este caso), tiene la facultad de nombrar a su sucesora o sucesor. 

A partir de esta premisa, ya desde ahora podemos avizorar que poco a poco irá ganando terreno un escenario de bifurcación de intereses, donde se irán consolidando candidaturas identificadas con el sexenio actual. Y otras atendiendo a una situación filial del obradorismo. 

En concreto ya estamos viendo las larvas de lo que será una cruda lucha por el poder político. 

Y bueno, pues en este momento, la de ganar la llevan los obradoristas  históricos  comandados justamente por Andy López Beltrán. Y en el sexenio de Sheibaum, aparentemente no hay adversario de estatura a la vista. Pero aguas, porque hay alguien que, por estos tiempos, está creciendo mucho, políticamente hablando. 

Me refiero al secretario de Seguridad Pública, y hombre fuerte del actual sexenio federal, Omar García Harfuch, un funcionario que trae pedigree militar y de alto rango político. Un servidor público que está haciendo bien las cosas, y es motivo de orgullo de la presidenta Sheinbaum, ante Estados Unidos. 

Omar García Harfuch aspiraba a gobernar la CDMX, pero los intereses de AMLO le cerraron el paso. Hoy desde un cargo clave para la seguridad del país, está demostrando que sí se puede cambiar y bajarle varias rayitas al enorme empoderamiento del CO. 

¿Por ese lado se estarán perfilando las cosas en el aun impredecible futuro de la república? ¿Se dará la tan temida mitosis del poder, en el poderoso engranaje morenista?  Sabemos de antemano que Sheinbaum le dio toda su confianza a  Harfuch para que atienda y sofoque el tema de la inseguridad, una inseguridad que el obradorismo dejó intacta.   

En su momento, si los avances en el llamado tema duro son significativos, ello generará necesariamente un enorme capital político para la presidenta Sheinbaum, y desde luego para el titular de la cartera de Seguridad, Omar García  Harfuch. 

Justo en este punto se podría dar el debate y la lucha de los grupos morenistas, donde los gobernadores del partido oficial que estén para el 2030, jugarán un papel crucial. 

Atendiendo a esta circunstancia es que, ya desde ahora, podremos ver con mayor claridad, quien pone a los próximos gobernadores y gobernadoras de MORENA. Justo en este punto, podríamos ver por adelantado el forcejeo de intereses, en la ruta hacia la lejanísima sucesión presidencial. 

Quien va a designar a los próximos o próximas virreinas o virreyes del morenismo en las entidades federativas? ¿Lo hará la presidenta Sheinbaum, en su calidad de jefa política del país?  ¿O acaso el poderoso ex presidente, dará línea por la vía de su hijo Andy, para alinearle los astros políticos a su favor? 

Ese es un capítulo pendiente. Habrá que estar muy atentos. 

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