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La tarde de las guayaberas

CUADRANTE POLÍTICO
Por Fernando Acuña Piñeiro
La tarde de las guayaberas  

Este miércoles alrededor de las dos y media de la tarde, el autor de esta columna regresó a la solariega casa de gobierno, el domicilio oficial del gobernador en turno.  El célebre inmueble, rodeado de espaciosos jardines de pasto verde, framboyanes ataviados de hiedras y bosquecillos de bambú. Tan solo ya desde la entrada, al trasponer el portón de herrajes de acero, el poder dispone sus reglas y tres guardias nos piden, toda amabilidad, dejar ahí con ellos los celulares. 

La reunión fue con motivo de la celebración del día de la libertad de expresión.  Pero ya no fue en el victorense, sino en la casa de gobierno.  Las formas y el formato cambiaron, y la interpretación de todas estas modificaciones, es que el gobernador busca tener una relación más cercana con los dueños de las empresas mediáticas más representativas de Tamaulipas. Después de todo, se vive la antesala de un segundo tramo sexenal, pleno en decisiones políticas, por demás trascendentes.   

En ese marco vimos a un gobernador AVA con un discurso amable, pero muy firme, en relación a cerrarle el paso a las calumnias y a la desinformación, por la vía de un periodismo más profesional. Sin dejarse acorralar por el círculo vicioso de las noticias mal intencionadas.  Sin mencionarlo por su nombre, el cabecismo y su guerra sucia, siempre estuvo en la mente de todas y de todos los ahí presentes. 

Pero antes, les   comparto un poco de historia, acerca de este lugar que emana silencio, pulcritud y cierto encanto político. Entremos en materia. 

En los tiempos de Tomás Yarrington, fuimos invitados a una cena con el gobernante. Partidario del buen gusto y la buena mesa, con un alto sentido de la cultura, Tomás gustaba de hablar sin cortapisas, haciendo a un lado la formalidad. 

Una de esas veces nos comentó que, su antecesor Manuel Cavazos Lerma les había dejado la casa olorosa a caballerizas.  Yarrington extendía los brazos, mientras se reía y contaba que, durante las reuniones de gabinete, Cavazos tenía a una especie de adivino o mentalista que se colocaba atrás de cada uno de ellos, y buscaba leerles el pensamiento. 

Tomás tenía dos perros enormes, en el fondo de la casona, uno se llamaba el ruso y otro el gringo. Muy probablemente los soltaran en la noche. Nunca los supimos. 

Cavazos y Yarrington, dos matamorenses  en los tiempos de las sucesiones pendulares entre la heroica y Victoria. Preparados, con historiales académicos admirables, ambos de origen social humilde. Respetados, y con un férreo control político de su reloj sexenal.  Hoy ambos viven una circunstancia existencial diferente. 

Con Eugenio, los medios vivieron una apertura y una cercanía como nunca antes. Es memorable una reunión de los periodistas y el mandatario estatal que se extendió hasta la madrugada. La temática era diversa. De cultura, de política, prácticamente de todo, sin caer en lo vulgar, y siempre dentro de la franqueza y el respeto. 

En la era de Egidio, las cosas fueron muy diferentes. Una vez que citó a un grupo de periodistas para convivir con ellos, nos sirvieron de entrada sopa de frijoles. ETC odiaba todos los días, hizo de este estilo una institución desde palacio, de mirada agria, de mal carácter, frío, siempre que le recordaban a su hermano, decía tajante: yo no soy igual. 

Ya hacia el final de su sexenio, nos citó en casa de gobierno, para hablar maravillas del candidato panista Francisco García Cabeza de Vaca. Más que gobernador por los colores del PRI, parecía el mejor publirrelacionista de lo que después denominarían los vientos de cambio, hoy conocidos como los vientos fallidos de una administración desastrosa. 

Del sexenio de Cabeza de Vaca, nunca supe nada, cada vez que sale en alguna conversación casual, les confieso que jamás lo conocí en persona. Y, sin embargo, tuvimos la oportunidad de caminar por todas las habitaciones de las Casa de Gobierno, cuando los cabecistas se habían ido. 

La casona que, en los tiempos cabecistas, a decir del político tamaulipeco Rodolfo González Valderrama, llegó a tener un presupuesto para mantenimiento por el orden de los 365 millones de pesos anuales, (un millón diario), fue abandonada en condiciones deplorables. Con goteras por toda la casa y un pequeño lago notoriamente sucio, con un cardumen de peces dorados, moviéndose lentamente entre la inmundicia.  

Este miércoles, justo ahí en esa misma fortaleza del poder, los empresarios de los medios y dos columnistas políticos estuvimos presentes. La reunión duro aproximadamente una hora y media. Todo puntual. Empresarios como la familia Cárdenas de esta capital: Enrique, Pepe y su hija Alejandra Cárdenas.  De Matamoros, saludamos al amigo editor Arturo Guerra. 

En nuestra mesa estuvieron los secretarios de Salud, de Obra Pública y el de Seguridad, el General Sergio Hernándo Chávez, funcionario de charla agradable y dado a la broma. Aprovechamos para preguntarle al ingeniero Pedro Cepeda Anaya sobre temas actuales de su ámbito de gobierno. Nos dijo que las obras de la transformación victorense no se detienen.  Que están en marcha, y que, hacia el final del sexenio, la capital del estado lucirá con un rostro urbano, diferente y visiblemente mejorado. 

También mencionó lo de la carretera Mante, Ocampo Tula, con un túnel de interior iluminado y con ventilación.  A una pregunta concreta del autor de esta colaboración, nos dijo que es a prueba de derrumbes. Y que lo de la caseta donde se ha hablado de accidentes, se está solucionando con una rampa. 

El mensaje del gobernador AVA fue corto pero muy preciso: pidió el apoyo para su sexenio, a partir de un periodismo veraz, que no se caiga en la llamada infodemia, caracterizada por falsedades, desinformación y fake news. 

Dijo que, en el balance entre la información positiva y la negativa, la primera debe ser mucho mayor. Vimos a un Américo de lenguaje amable pero notoriamente firme, con carácter y con personalidad en el marco de una alianza contra los ataques y las injurias, un terrorismo virtual, que, aunque no lo dijo por su nombre, todos sabemos que viene del cabecismo, 

Fue muy notorio que todos los funcionarios del sexenio de AVA llegaron luciendo, todos sin excepción vistosas guayaberas yucatecas, una moda que fue impulsada en su momento por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Desde Jesús Verastegui, Héctor Villegas, Vicente Hernández, Pedro Cepeda Anaya, y el General Sergio Hernando Chávez García. 

Fue la de este miércoles por la tarde, sin lugar a dudas un ben encuentro entre los medios y el poder político en turno. 

Pero, sobre todo, un fenómeno de estilo y de tendencia en los círculos de poder tamaulipeco. Entre los miembros del gabinete, comentaron entre bromas que, en ocasiones, en eventos públicos, se da el caso que dos o tres llegan con el mismo diseño de esta prenda de vestir. 

Interesante y muy proyectada hacia el Tamaulipas que viene. Así se vivió este miércoles en la casa de gobierno, la tarde de las guayaberas. 

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