Culpa in vigilando
por Nohemi Argüello Sosa
Tamaulipas a un paso de prohibir los ECOSIG
Nadie elige ser discriminado, golpeado, despedido, echado de su casa o humillado por ser quien es. La diversidad sexual es una expresión más de la diversidad de la especie humana, un rasgo más complejo que lo que determina el color de la piel u otras características. No ser heterosexual no es una enfermedad o falla que corregir. Pretender lo contrario no solo es ignorancia, es un acto de violencia.
No obstante, aun cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de su lista de enfermedades desde 1990, grupos extremistas religiosos, conservadores y/o pseudocientíficos, aún defienden las llamadas “terapias de conversión”, conocidas formalmente como “Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género” (ECOSIG).
Estos grupos argumentan que todo acto sexual sin fines reproductivos es perverso, que no ser heterosexual “no es natural” y que “curar” la homosexualidad es una forma de amor. Falacias peligrosas. La historia identifica a los ECOSIG como parte de una historia de persecución: desde la Alemania nazi hasta las políticas represivas del siglo XX. Las terapias de conversión de las personas de la diversidad sexual son la herencia moderna de esa ideología de exclusión.
Además, Naciones Unidas ha advertido que las terapias de conversión causan severos daños físicos y emocionales. Las ECOSIG no son tratamientos, son actos de violencia sistemática, de tortura, degradantes y violatorios de los derechos humanos. Estas prácticas incluyen desde encierros forzados y violencia económica, hasta violaciones “correctivas”, tortura física y psicológica que se siguen realizando en consultorios, iglesias, retiros “espirituales” y hasta en casas familiares.
Uno de los antecedentes más estremecedores es el de “Éxodus International”, una organización religiosa que durante décadas promovió “curas” para la homosexualidad en Estados Unidos. Esta organización fue fundada en 1976 y clausurada en 2013 por su propio presidente, Alan Chambers, quien logró darse cuenta del daño que había causado a las personas que fueron aisladas, medicadas, culpabilizadas y, en muchos casos, empujadas al suicidio. El documental de Netflix “Pray Away” da cuenta del brutal daño que causan los ECOSIG.
En México, algunas entidades como la Ciudad de México, Estado de México, Tlaxcala, Colima, Yucatán y Baja California Sur ya han legislado en ese sentido. Por su parte, Tamaulipas ha comenzado a saldar esta deuda histórica con las personas LGBTIQ+, con su dignidad y su derecho al sano desarrollo de su personalidad,
El día de ayer, el Congreso tamaulipeco analizó las iniciativas de la diputada Magaly Deandar y de la exdiputada Consuelo Nayeli Lara Monroy y dictaminó, positivamente, la adición del Capítulo denominado «Delitos contra la Orientación Sexual, Identidad o Expresión de Género de las Personas» y del artículo 276 octies al Código Penal local, lo que nos deja a un paso de poner fin a la tortura y discriminación de los ECOSIG contra las personas de la diversidad sexual en Tamaulipas.
¿Usted qué opina?
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