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Tula “estrena” la mano de Américo 

OPINIÓN PÚBLICA
Por Felipe Martínez Chávez
Tula “estrena” la mano de Américo

TULA, TAMAULIPAS | Hacía falta, urgía que un Gobernador bajara a territorio a escuchar a la gente para llegar a soluciones consensuadas. 

Francisco Javier y Egidio estuvieron negados a caminar por el llano. Se encerraron en Palacio con súbditos y aduladores sin darse por enterados de la realidad en esos caminos del Señor. 

El último en convivir con el populacho fue Eugenio Hernández –que está a punto de recobrar su libertad. Visitó comunidades y, sin dobleces escuchó y lo escucharon, salió a dar la cara y la palmada en la espalda que muchas veces es lo que quiere el respetable. 

Pues bien, en esta capital de la zona árida, Américo Villarreal Anaya arrancó lo que será el estilo de su sexenio: Escuchar, primero a los pobres, y no cerrar oídos a denuncias de corrupción de funcionarios. 

Este municipio “estrenó” la mano de Américo en algo que vamos a exponer. 

Destrabó un viejo conflicto de tierras generado por expresidentes municipales que se apropiaron a la brava de predios particulares, para beneficiarse ellos y los suyos. 

Para comenzar, hay que decir que las autoridades municipales de Tula tienen la fama de ser las más corruptas de Tamaulipas, en cualquier administración de cualquier partido. Alcaldes, síndicos y regidores, los funcionarios todos, acceden al poder para robar. 

No hay a cuál irle, fueron cortados con el mismo patrón, Los Lara, Rigo García Vázquez, Juan Andrés Díaz Cruz, Cruz Walle Meza, Saúl Muñoz, Lenín Coronado y el actual Toño “Láminas”. 

Repartieron a dos manos más de 600 hectáreas propiedad de la familia Mena Austin, rancho El Retiro y otros en las colindancias de la mancha urbana. 

Con simples “actas de posesión” se robaron medio pueblo, revendieron, fraccionaron y construyeron edificios de gobierno. Terrenos donde está la feria tulteca; oficinas de Educación, ahí donde funcionan las gasolineras, son propiedad particular. 

A tanto llegó la sinvergüenzada que, el día que Egidio Torre fue a colocar la primera piedra de la cruz gigante en lo alto del Cerro de la Cruz, no pudo hacerlo porque ya tenía dueño. Que el exalcalde Muñoz le había otorgado una carta de posesión a su suegra y quería una renta mensual. 

Fue cuando los propietarios, residentes en la Ciudad de México, interpusieron el amparo 2192/2015 para recuperar el terreno que empezó a ser invadido desde 1993. 

Los pedazos de la cruz metálica que costó 25 millones de pesos, del escultor Enrique “Sebastián” Carbajal, tienen seis años tirados en lo alto del cerro sin que alcalde alguno o funcionario del Gobierno dialogara con los auténticos dueños. 

La resolución definitiva del amparo se dio en 2019 condenando al ayuntamiento –Lenín Coronado- a pagar hasta 12 millones de pesos por una parte de los lotes invadidos, o tumbar construcciones y entregar limpia el área. 

De no pagar, la justicia comenzaría procedimiento de cárcel para el alcalde y la síndica Francisca García Hernández, que ya terminaron el ejercicio. 

El juzgado había pedido su destitución ante el Congreso del Estado, cuyos coordinadores –panistas- también se hicieron “patos”. 

Una larga historia de corrupción. En lugar de acatar las primeras resoluciones, el 10 de marzo del 2016 el Gobierno del Estado inició procedimiento en el Juzgado 8 de lo Civil del Distrito Federal, expediente 215/16 en contra de Patricia Ann Mena. 

Más antes, el 13 de mayo del 1993 el cabildo acordó “regularizar” terrenos –ilegalmente- robados en los barrios Las Trojes y El Jicote. 

El 16 de febrero de 1995 el ayuntamiento pidió a Sipobladur legalizar la quinta El Retiro, que incluía todo el cerro, desde el Río Tula hasta la carretera a Victoria. 

A tontas y a locas el 13 de mayo de ese 1995 el Congreso del Estado emitió el decreto 322, dando permiso al municipio de legalizar 602.7 hectáreas que no pertenecían al erario sino a la familia Mena. 

Tanta fue la corrupción que la regidora Micaela Chaires Lara se adueñó de una hectárea, loteó y vendió. 

En esta su primera visita de trabajo a Tula, Américo dialogó con la propietaria por más de una hora y acordaron destrabar el añejo problema. El gobierno pagará una parte y ella donará el espacio en que estará la cruz. 

Se habla de cubrir hasta 30 millones de pesos por las más de 600 hectáreas, más 70 robadas para construir el Parque San Antonio. 

Por la mano de Américo, después de seis años, el pueblo mágico tendrá su cruz gigante y los posesionarios arribistas deberán pagar por lo que ya ocupan. 

Faltaba que un gobernador bajara a la cancha a platicar. El problema quedó destrabado. Se cumplirá el proyecto de ver crecer a Tula como pueblo turístico. 

Esto es lo que necesitan hacer los Gobernadores. Muchas veces los subalternos no saben tomar decisiones sobre la marcha. 

Por los terrenos de la UAT, el Rector Guillermo Mendoza Cavazos ha retomado las actividades culturales que otros rectorados habían olvidado. Este lunes inauguró el Festival Cultural que en el campus Victoria presentará más de 20 eventos artísticos de música, teatro, literatura, cine y fotografía. 

Puntualizó el Rector que el festival es parte del nuevo modelo educativo que se ha propuesto para complementar la formación integral del estudiantado. 

La semana anterior se realizó la Feria Universitaria del Libro 2022 (FUL UAT), campus del Sur, con la presencia del director del Fondo de Cultura Económica Paco Taibo II. 

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