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El INE. Marcha y contramarcha

REFLEXIONES 2022

El INE. Marcha y contramarcha

Mtra. Emilia Vela González

Si bien no faltan quienes minimizan los resultados obtenidos en la marcha del 13 de noviembre, en la cual la bandera fundamental  de los participantes  fue apoyar al INE, cuya desaparición es previsible de proceder la iniciativa presidencial de reforma electoral, en lo personal considero que la respuesta fue extraordinaria e inesperada.

El Presidente de la República, ha convocado a una contramarcha para apoyar la referida reforma y su gobierno. A la misma se han apuntado para acudir diversos gobernadores emanados de Morena. Es de suponer que dado la bandera de honestidad que ondea el ejecutivo, lo harán con sus propios recursos al igual que sus acompañantes.

También han manifestado su interés de asistir, diversos integrantes del gabinete. Imagino que los subordinados de los mismos, acudirán de manera espontánea al igual que los servidores del gobierno de la Ciudad de México, cuya jefa de Gobierno que acudió recientemente a Chiapas, pero no en campaña, si no ha sustentar una conferencia magistral, aprovechó la ocasión para invitar a sus oyentes que acudieran a la marcha del próximo 27.

Como persona medianamente informada, tengo una noción general de las diferentes reformas que en materia política electoral ha experimentado la Constitución general y Leyes secundarias de la materia, particularmente las que se empezaron a implementar a partir de la década de los noventa con la finalidad de contar con un organismo electoral  independiente  del Gobierno.

Quizá muchas personas, jóvenes en particular, desconozcan que hasta 1990 las elecciones federales eran organizadas por la Comisión Federal Electoral presidida por el Secretario de Gobernación y que sería con posterioridad a las cuestionadas elecciones presidenciales de 1988 en la cual se reconoció el triunfo a Carlos Salinas de Gortari,  y en las que tuvo lugar la famosa “caída del sistema”,  cuando se hizo evidente la necesidad de contar con organismo electoral con autonomía.

Es precisamente ese año de 1990 cuando surge  el Instituto Federal Electoral, IFE, y si bien  en sus primeros años, se designaron 6 Consejeros Ciudadanos el mismo seguía presidido por el Secretario de Gobernación, no sería hasta las reformas de 1996 cuando el Poder Ejecutivo queda sin representación y los consejeros se elevan a 9 y es con la reforma constitucional política electoral de 2014 cuando surge el Instituto Nacional Electoral, con 11 consejeros y mayores atribuciones.

Si bien, con anterioridad a esta última reforma, las elecciones en las entidades federativas, eran organizadas por los Institutos  Locales, existía un vínculo  con el IFE, quien contaba con el Registro Federal de Electores, y  la credencial de elector expedida por dicho organismo, es la que permitía ejercer el voto a los ciudadanos, además de  proporcionarles las listas nominales, los cuadernillos con copias insertas de la credencial de elector que permiten a funcionarios de casilla y a representantes de partidos políticos acreditados en las mismas verificar la identidad del votante. Al transformarse en Organismos Públicos Electorales OPLES, la vinculación y dependencia fue  mayor.

El espacio no alcanza para señalar las atribuciones del INE, de ello me ocuparé en otra ocasión, lo cierto es que van más allá de la organización y vigilancia del proceso electoral y declaración de validez de elecciones con independencia del partido político que haya postulado a los ganadores. Me preocupa un posible retroceso, y por ello yo defiendo al INE.

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