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Funcionarios de casilla. Lo que nos deja el 2 de junio

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Funcionarios de casilla. Lo que nos deja el 2 de junio

Mtra. Emilia Vela González

El proceso de crear un órgano autónomo del gobierno, con la responsabilidad de organizar las elecciones fue largo y algo complicado. La necesidad de su creación se puso de manifiesto en las controvertidas elecciones presidenciales de 1988 cuando fue reconocido como ganador el candidato del PRI Carlos Salinas de Gortari sobre su opnente Cuahtemoc Cárdenas, postulado por partidos de izquierda.

En ese entonces tal organización estaba a cargo de la Comisión Federal Electoral presidida por el Secretario de Gobernación Manuel Barlett. Salinas de Gortari, accedió a la presidencia contando con una mayoría calificada en ambas cámaras del Congreso de la Unión, lo que permitía hacer cambios constitucionales y los hubo. Todo indica que Claudia Sheinbaum contará con dicha mayoría.

En 1990 se crea el Instituto Federal Electoral que con el tiempo fue adquiriendo mayor autonomía y profesionalismo. Sería en 2014, cuando el IFE es sustituido por el INE con mayores atribuciones. Ambas instituciones hicieron posible la alternancia en el ejecutivo federal de PAN, PRI y MORENA.

Desde la década de los noventa, la legislación electoral habría de contemplar un método de insaculación o selección aleatoria de ciudadanos de la lista nominal, tomando un porcentaje de los nacidos en el mes o meses previamente acordados, para que como funcionarios de casilla fueran estos los que recibieran y contaran los votos durante la jornada electoral.

La negativa de ciudadanos insaculados a aceptar el cargo es un problema frecuente que han venido enfrentando las autoridades electorales, como también lo ha sido la ausencia de funcionarios designados, el día de la elección. y si bien estos pueden ser cubiertos con ciudadanos de la sección que se encuentren en fila para votar, ha resultado determinante para que muchas casillas inicien tardíamente la recepción de votos.

Este pasado dos de junio fungí como presidenta de casilla, tal designación no obedeció a que hubiese resultado insaculada, si no por la negativa a aceptar el cargo de quienes si lo fueron, y al hecho de haberme desempeñado como tal en una elección anterior.

Reconozco el trabajo, empeño y desgaste de quienes actuaron como asistentes electorales del INE y del IETAM, pero no pude menos que advertir una preparación insuficiente, algo normal tratándose de un trabajo temporal. Errores como sugerir que a las 7.45 a.m. se supliese a funcionarios ausentes, lo que legalmente es a partir de las 8.15 o el ignorar que los representantes de partidos acreditados en la casilla pudieran votar en esta.

Recibí la documentación electoral cuatro días antes de la jornada, y no obstante mi experiencia de muchos años en la materia, me sorprendió y asustó el exceso de papeles e indicaciones, y bolsas al por mayor, hasta para colocar las boletas de una elección encontrada en otra urna.

La casilla que me correspondió se instaló en la colonia Rodríguez, una de las más antiguas de la ciudad donde predomina la clase media y adultos mayores, quienes fueron los que mayormente se hicieron presentes. Solamente votaron 193 ciudadanos, equivalente al 47% de la lista nominal. Cerrada la votación, y si bien las instrucciones señalaban que el conteo de boletas de cada elección se hiciera de manera simultánea, resultaba más practico y transparente el realizarlo de manera consecutiva, como así lo hicimos, iniciando con la de presidencia. Lo que permitía además vigilar, realizar las anotaciones de los votos obtenidos por partidos o coaliciones y la observación por parte de los representantes de partido acreditados.

Teniendo las funcionarias de casilla experiencia previa como tales, nos distribuimos el llenado de las actas de escrutinio y cómputo de las distintas elecciones, concluyendo nuestra labor después de las 11.00. Por ello mi sorpresa que no obstante lo complicado de la tarea pudiera haber resultados tan pronto, teniendo en cuenta las grandes áreas de pobreza y marginación que existen.

Si bien coincido con la percepción de que no hubo equidad en la contienda, es decir deo hubo piso parejo, no estoy de acuerdo con quienes aseguran que hubo fraude en las casillas, considero que las irregularidades e inconsistencias en las actas obedecen fundamentalmente a la falta de preparación y experiencia de funcionarios de casillas. Como lo dije a un grupo de amigas, las voluntades de los electores se ganan, y en muchas ocasiones se compran, antes de que vayan a marcar su boleta.

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