Por Perla Reséndez
CIUDAD VICTORIA, TAM | De los 14 mil 828 menores desaparecidos en México, mil 672 desaparecieron en Tamaulipas, que lo ubica en el segundo lugar nacional, solo después del Estado de México que suma 3 mil 329.
Este 15 de julio, la Secretaría d Gobernación publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el Protocolo Adicional para la Búsqueda de Niños, Niñas y Adolescentes, con el que se busca tener herramientas que permitan coordinar y establecer una base regular y homogénea en el país en la búsqueda de menores de edad en el país.
De acuerdo al Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), en México hay desde 2007 hasta el 28 de febrero de 2021, 60 mil 111 registros de personas reportadas como desaparecidas o no localizadas cuando tenían entre 0 y 17 años.
Algunas de estas personas habrán cumplido la mayoría de edad sin ser halladas; en el mismo período, han sido localizados 48 mil 819 niñas, niños y adolescentes, el 98.85 por ciento con vida y el 1.15 por ciento sin vida.
Las niñas, niños y adolescentes en México representan el 16.4 por ciento del total de personas desaparecidas en el país que suman desde 1964 al mes de julio de este año 89 mil 572, de las cuales 81 mil 283 siguen en calidad de desaparecidas y 8 mil 289 como no localizadas.
En el caso de Tamaulipas, los desaparecidos suman 11 mil 527, de los cuales, mil 672 se trata de menores de 18 años.
El Protocolo Adicional, publicado en el DOF, incorpora necesidades expresadas por las autoridades buscadoras, como por las familias, al enfrentarse a la dura situación de una desaparición.
Se incluyen los enfoques de derechos humanos y pedagogía con los más altos estándares internacionales en cuanto al reconocimiento y protección de las niñas, niños y adolescentes.
Abre la discusión sobre las posibles hipótesis de los diferentes tipos de delitos de que las niñas, niños y adolescentes pueden haber sido víctimas como la trata de personas, e incluso entre otros, el homicidio y el feminicidio.
También pone sobre la mesa las diferentes formas de violencia de las cuales huyen las niñas, niños o adolescentes, y que deben ser tomadas en cuenta en el momento de su localización, para garantizar su máxima protección.
A pesar de contar con otros protocolos de búsqueda como la Alerta Amber y el Protocolo Alba, emergen grandes retos relacionados a su aplicación, desde la capacidad real de búsqueda relativo a la Alerta Amber, hasta la falta de homologación del Protocolo Alba en todas las entidades.
La búsqueda de niñas, niños y adolescentes requiere un análisis integral que permita determinar tanto las razones de la desaparición como establecer las condiciones que garanticen su protección.
Se destaca que los menores de edad, no deben ser discriminados por motivos de su origen étnico, social, idioma o lengua, identidad de género, preferencia sexual, estado civil, religión, condición económica, discapacidad; pero tampoco estigmatizarlos por su apariencia física, relaciones sentimentales, las condiciones o circunstancias de su desaparición, su situación jurídica, entre otros.
Y aplicar en la búsqueda un enfoque diferenciado, con la finalidad de establecer si algún atributo del menor desaparecido, sea su actividad social, profesional o los motivos de desigualdad y discriminación o por violencia o violencia sexual, constituye un factor de vulnerabilidad asociado a su desaparición y, de ser el caso, considerar dicho atributo como línea central de búsqueda.
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