CUADRANTE POLÍTICO
Por Fernando Acuña Piñeiro
PRI-PAN: ¿De quién será la candidatura aliancista a Gobernador?
Si en la primera mitad de la década de los ochenta, cuando gobernaba el país el presidente José López Portillo, alguien hubiese escrito sobre la alianza PRI-PAN tanto azules como tricolores se hubiesen escandalizado. En ese entonces Acción Nacional era la primera oposición, ante un priismo monolítico cuyas candidaturas eran sinónimo de triunfo oficialista, con todo y porras.
Declarar a alguien candidato de este partido, equivalía a considerarlo ya por anticipado presidente, gobernador, alcalde y todos los cargos de elección popular existentes en aquella democracia representativa de finales del siglo XX, ya para ese tiempo en crisis, ante la ausencia de pluralismo.
Por esos años, algunas familias clasemedieras que se identificaban con el PAN en ciudad Victoria asomaban débilmente el rostro político a las calles.
De hecho, fue por esta época donde surgieron las pluris, a propuesta del patriarca de la academia y el intelecto priista, Jesús Reyes Heroles. Había llegado el momento de abrir el juego democrático, al menos en apariencia. El gatopardismo lampedusiano de cambiar para seguir iguales.
Dos sexenios más tarde, Carlos Salinas y su “política moderna”, (que hoy es calificado desde las mañaneras de AMLO, como los tiempos del poder reaccionario y neoliberal), le abrieron las puertas de sistema al PAN, justo por el estado más septentrional de Baja California. Geográfica y políticamente, el empanizamiento del país llegó desde arriba.
En 1989 se produjeron dos hechos emblemáticos de lo que serían los nuevos tiempos políticos en nuestro país: por un lado, el 10 de enero detienen al representante más poderoso del corporativismo sindical, Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”.
En noviembre de ese año, de la mano de Salinas nació el bipartidismo PRI-PAN en México cuya vigencia se extendería durante tres décadas, y se manifestaría en dos presidencias de la república panistas (Fox y Caderón), y tres sexenios del PRI, (Salinas, Zedillo y Peña Nieto). Su fase de agotamiento se dio con el regreso del PRI peñista.
Hoy el PRIAN luce severamente desgastado ante los electores. Como marca política, nadie da diez centavos por él, de ahí que haya la necesidad de lanzar candidaturas fuertes que compensen la falta de punch partidista.
Aquí en Tamaulipas, ya en la antesala de la elección del 2022, por el lado del PRI se manejan nombres como los de Enrique Cárdenas del Avellano, Edgar Melhem y Ramiro Ramos Salinas entre otros.
Aunque el ex gobernador Egidio Torre ya le propuso a su amigo y aliado el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca a dos cuadros que le son afines: por un lado, al ex alcalde Alejandro Etienne Llano, mismo que era su gallo desde la sucesión del 2016, cuando desde el centro del país no lo dejaron poner a su sucesor. Y en el tema de género, ETC trata de allanarle el camino a su protegida y ahijada Marianita Mier y Terán, actual diputada federal por la vía plurinominal.
Por el lado de Mariana, se sabe, estarían buscando jalar a una gran parte del geñismo, dado el parentesco existente entre la legisladora federal y los familiares cercanos del ex mandatario tamaulipeco. Aunque eso sería solo a nivel de élites, pues la mayoría de las auténticas bases geñistas, en la pasada elección del seis de junio, votaron por la marca MORENA.
Esos son los que están en la carrera del PRI, como aspirantes a ser los abanderados de la Coalición PAN-PRI-PRD. De todos ellos, el que más tiene posibilidades, y el gobernador Cabeza lo sabe, es el empresario y político tamaulipeco, Enrique Cárdenas del Avellano.
Por el lado del PAN, el puntero en materia de encuestas y posicionamiento se llama Jesús Nader Nasrrallah actual alcalde de Tampico. Conforme pasa el tiempo más se afianza Chucho como firme prospecto a la gubernatura panista.
Otro de los que se mencionan, pero con menores posibilidades es el diputado federal pluri Gerardo Peña Flores. Y una tercera figura en la baraja sucesoria azul es el secretario general de Gobierno Cesar Augusto Verastegui Ostos. El famoso “Truco” fue quien operó el arribo de Cabeza de Vaca a la gubernatura en el 2016. Y hoy algunos sectores del panismo sienten que se la deben. Y que el mejor premio sería cederle la estafeta de la candidatura sucesoria para que luche por ella en el 2022.
Existen antecedentes de estados como Sonora y San Luis Potosí, donde dos gobernadores del PRI, les cedieron las candidaturas a cuadros del PAN.
En Tamaulipas, un gobernador del PAN le devolverá la copa al tricolor, ¿inclinándose a favor de un priista?
Con un gobernador acentuadamente azul como Cabeza, se ve difícil. De ahí que las apuestas internas en el panismo sigan apuntando hacia el sur, donde gobierna el alcalde Chucho Nader.
Pero no descarte a ECA, porque puede dar la sorpresa.
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