LOS ÁNGELES, EEUU | El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, intentó presentar una visión unificadora para el Hemisferio Occidental, pero la Cumbre de las Américas se convirtió rápidamente en un ámbito de abierto descontento, dejando al descubierto las dificultades que enfrentan América del Norte y del Sur para lograr consenso en asuntos de migración, economía y clima.
«No hay ninguna razón por la que el Hemisferio Occidental no pueda ser la región más progresista, más democrática, más próspera, más pacífica y segura del mundo», dijo Biden.
«Tenemos un potencial ilimitado».
Sin embargo, poco después de sus declaraciones, el Primer Ministro de Belice, John Briceño, criticó públicamente la decisión de Estados Unidos de excluir a algunos países y el persistente embargo a Cuba.
«Esta Cumbre pertenece a toda América. Es por eso imperdonable que haya países de las Américas que no estén aquí, y que el poder de la Cumbre se vea mermado por su ausencia», manifestó.
«En este momento tan crítico, cuando el futuro de nuestro hemisferio está en juego, estamos divididos. Y es por eso que la Cumbre de las Américas debió ser inclusiva. La geografía, no la política, es lo que define a las Américas».
No fue el único. Biden enfrentó más críticas del Presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien dijo que hablaba como Presidente pro-tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, conocida como CELAC.
«Definitivamente hubiésemos querido otra Cumbre de las Américas», dijo Fernández.
«El silencio de los ausentes nos interpela. Para que esto no vuelva a suceder, quisiera dejar sentado para el futuro que el hecho de ser país anfitrión de la Cumbre no otorga la capacidad de imponer un derecho de admisión sobre los países miembros del continente».
Las diferencias en riqueza, gobernabilidad y temas de interés nacional representan un desafío para que Biden pueda repetir las alianzas que ha forjado en Asia y Europa. Esto ha creado expectativas limitadas en la reunión hemisférica que Estados Unidos está albergando por primera vez desde 1994.
Con esfuerzos diplomáticos tensos ante la decisión de algunos Presidentes que optaron por no asistir y propuestas legislativas estancadas en un Congreso dividido, Biden se concentró en tratar que las corporaciones y el sector privado respalden sus iniciativas.
«Siempre ha sido difícil encontrar consenso en América Latina», expresó Ryan Berg, un especialista del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington.
«Esta es una región sumamente diversa, y obviamente le resulta difícil hablar con una sola voz».
En un ocupado día para la diplomacia, Biden se reunió con el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, y aceptó visitar ese país en los próximos meses, dijo a la AP un funcionario familiarizado con los planes que pidió el anonimato por no estar autorizado a hablar públicamente.
Biden planeaba también conversar con el Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, además de pronunciar un discurso ante los demás asistentes.
Esto sirve como recordatorio de la dificultad que han presentado las relaciones con América Latina para la Casa Blanca, incluso en un momento de acercamiento a Europa, donde la invasión rusa de Ucrania ha generado una mayor cooperación, y en Asia, donde la creciente influencia de China ha agitado a algunos países.
Uno de los desafíos es el inequívoco desequilibrio de poder en el hemisferio. Los datos del Banco Mundial muestran que la economía estadounidense es 14 veces más grande que la de Brasil, la siguiente más grande de la cumbre. Las sanciones que Washington y sus aliados impusieron a Rusia son mucho más duras en Brasil, que importa fertilizantes de la nación europea. Y los datos comerciales indican que la región está estrechando lazos con China, que a su vez ha realizado importantes inversiones.
*Con información de AP.
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