CUADRANTE POLÍTICO
Por Fernando Acuña Piñeiro
¿Mayoría azul en la cuerda floja?
La expresión más enconada que se libra hoy en Tamaulipas, entre el obradorismo y el cabecismo, tiene en el Congreso local a su foco más enrojecido y candente, con una bancada panista que está desafiando la ley de la gravedad legislativa, a sabiendas de que toda esa trinchera de naipes construida en el aire de su frágil mayoría, está en riesgo de caer, una vez instalado el nuevo gobierno morenista.
En este marco de acontecimientos, han empezado a circular algunos mensajes orientados a exhortar a los diputados azules para que reflexionen sobre el daño que le están haciendo a Tamaulipas, al aprobar una fantasía de instituciones transexenales, que después del primero de octubre, carecerán de soporte social, político y hasta jurídico.
Para los expertos en el tema, Tamaulipas no es una isla, sino que está inserta en el pacto federal, y en este sentido cada una de las acciones que hasta hoy han sido adoptadas por los legisladores del PAN, serán sometidas al más severo cuestionamiento, en materia legal. De ello se puede desprender que estas reformas consumadas por los azules, podrían caer en el campo de la inconstitucionalidad y el abuso de poder.
——LA INSEGURIDAD ENFERMEDAD ESTRUCTURAL—–
Traída y llevada en campañas electorales, a lo largo de los últimos 20 años, el problema de la inseguridad va más allá del tema ideológico y político. Ello quiere decir que, en los últimos treinta años, ni centros, ni derechas ni izquierdas han logrado resolverla.
Hoy la violencia y sus estragos sociales provocada por este fenómeno multifactorial, sigue incidiendo en las mudanzas de un electorado que podría recorrer todos los colores y marcas de la partidocracia, sin obtener resultados satisfactorios.
Hasta ahora, la inseguridad mexicana ha sido objeto de dos tratamientos radicalmente opuestos: el primero aplicado por el sexenio de Felipe Calderón que consistió en oponer una violencia de Estado a la violencia de las organizaciones criminales. Esto ocurrió del 2006 al 2012, y se dio bajo la justificación de que la droga ya no era solamente para satisfacer la demanda de otros países, sino que se estaba quedando en México.
La consigna de ese entonces fue, “que la droga no llegue a tus hijos”, sin embargo, estudios posteriores sacaron en claro que realmente el consumo interno del país no se ha incrementado. Esa fue la famosa guerra de Calderón, que sacó a las fuerzas armadas de sus cuarteles. A partir de 2018, el presidente AMLO aplicó un modelo de lucha contra el narco, totalmente opuesto.
En la actualidad hay una guerra de cifras entre ambos sexenios: lo cierto es que las dos estrategias: la de la guerra sangrienta de Calderón, y la de Abrazos no Balazos de AMLO, ambas siguen siendo ejemplo de incapacidad para resolver el grave problema de la inseguridad.
La ciudadanía está esperando la llegada de un nuevo sexenio en el 2024, misma que represente una alternativa entre la radicalización militarista y la estrategia federal actual.
Un de los principales nudos que se enfrenta hoy, en este terreno es la que se considera una utopía en un país gobernado por un pluripartidismo variopinto.
¿Cuál es esta utopía o acto irrealizable?
Nos referimos a la unificación de los grupos que se dedican al negocio ilícito de las drogas. Algo muy difícil de lograr, por no decir que imposible.
En Estados Unidos, este tema se reduce a dos partidos: el Demócrata y el Republicano, que se hacen un contrapeso real. Y ambos administran este mal necesario, como el primer país consumidor de drogas en el mundo.
Aquí en México, los tiempos de la alternancia entre PRI y PAN en lugar de oxigenar políticamente al país, terminaron por fusionarse en una sola complicidad. El resultado fue que, el narco se les salió de las manos.
La llegada de MORENA y de AMLO representó sin duda una nueva visión, pero el arribo de un segundo presidente morenista en el 2024, podría traer consigo cierto equilibrio, una nueva política de seguridad que representara una opción entre estas dos estrategias más emblemáticas y enfrentadas, pero que no han dado resultados.
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Aquí en la capital del estado, el ayuntamiento de Eduardo Gattas está apretando el acelerador en lo relacionado con obras realizadas con un certificado de calidad, bien hechas y producto de la honestidad en sus políticas públicas. Este jueves en su recorrido de supervisión de 23 acciones de beneficio urbano, Gattas manifestó: “seguimos embelleciendo a Victoria”.
El acalde victorense acudió al parque de futbol infantil de la colonia Mainero, en donde fue acompañado por padres de familia, y juntos verificaron el avance que existe en la construcción de las gradas y escaleras, en el talud del rio San Marcos, una obra que le fue solicitada recientemente, y que ahora se hace realidad.
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