Investigación

PRI VERSUS PRI

Perder el poder, ha llevado a algunos priístas a reinventarse o perderse dentro de su partido o fuera de él. Ramiro Ramos ex presidente, quien conoce el ADN tricolor, desde una óptica autocrítica revisa y analiza los retos del partido desde la oposición, y su posible regreso al poder en un corto plazo.

Por Ramiro Ramos Salinas

Siendo el Partido Revolucionario Institucional un partido político que nació desde la visión de los espacios gubernamentales aglutinando fuerzas políticas locales y regionales, su operación política se instituyó desde las esferas del ejercicio del gobierno con militantes que habían estado en los primeros lugares del movimiento revolucionario de 1910, y posteriormente en los espacios más destacados de los gobiernos pos-revolucionarios.

Desde entonces, es decir, desde 1929 y por más de 70 años fue el partido en el gobierno. Esta condición lo obligó a estar defendiendo políticas públicas y gobernantes en sus decisiones, llevando en sus hombros
éxitos y fracasos, que así como le dieron muchas victorias,  también le dieron derrotas. Primero en los municipios, luego a partir de 1991 en los estados, y en la Presidencia de México en el año 2000.

No se puede entender la historia del Siglo XX mexicano sin el estudio del papel y desempeño político del PNR 1929- PRM 1938 y PRI en 1946 a la fecha. A cada etapa de este instituto político le correspondió una aportación substancial de la política pública que marcaron los diferentes momentos de nuestra vida institucional.

El PRI agrietado (Foto Proceso)

Primero fue la etapa de pasar de las personas, es decir, de los caudillos a las instituciones, después que estas instituciones trasformaran la vida social de los mexicanos a través del reparto de la tierra y de la administración de los grandes recursos nacionales, para posteriormente en su tercera etapa darle cabida a las “clases medias” como eje fundamental para el crecimiento económico y el desarrollo estabilizador lo que inauguró el México moderno.

La fórmula de la permanencia en el gobierno con triunfos electorales contundentes durante muchos años, fueron una combinación de factores como la capacidad de sumar a sus filas a las personas más preparadas académicamente en los puestos primero del partido, y después en el gobierno o viceversa, además de incluir en sus estructuras políticas a sectores y organizaciones que aglutinan a obreros, profesionistas, comerciantes, campesinos, estudiantes, amas de casa, empresarios, entre algunos otros integrantes de las distintos grupos de la sociedad  organizada. Por supuesto la estrategia de sumar a generaciones de servidores públicos desde su juventud y trazarles una carrera política, ha sido otro de los grandes aciertos del PRI.

«Las razones por las que el PRI ha podido recuperar alcaldías y gubernaturas en el siguiente periodo, después de sus derrotas electorales, se deben a varios factores, entre los que podemos destacar los siguientes: La incapacidad por la falta de experiencia, preparación y oficio político del partido que llega a gobernar. La capacidad del PRI de organizarse y no perder el contacto con sus bases y de mantener relaciones políticas entre sus pares en forma armoniosa»

Un partido político como el Revolucionario Institucional no hubiera podido tener la fuerza que ha conservado, sin haber enarbolado los principios básicos de una sociedad: Democracia y Justicia Social. Democracia como una forma de vida interna, y un espacio para la competencia electoral. Justicia como principio de darle a cada quien lo que le corresponde, y ayudar a quienes por diversos motivos no han alcanzado a solventar sus necesidades
más básicas. Estos dos grandes ejes del pensamiento, dieron origen a sus documentos básicos (Principios, Reglamento, Plan de Acción y Código de Ética Partidaria) que como institución de interés público, es de conocimiento general y de aplicación obligada.

Otro de los elementos fundamentales que explican su permanencia y sobretodo su presencia de estructuras de militantes y simpatizantes en todos los municipios del país, es su carácter verdaderamente nacional. Ningún otro partido tiene la presencia física que tiene el PRI a lo largo y ancho de México. Han sido años de establecer esa red humana de afectos y de intereses locales y regionales que es envidiada y hasta criticada por sus opositores y estudiada y comentada por otros partidos en distintos países del mundo.

Esta gran red de personas identificadas con principios  generales, con una bandera política, con colores perfectamente compenetrados en sus emblemas, con su carácter social y reivindicador de causas, además de su entreveración generacional, y el acompañamiento y reconocimiento a quienes han pasado por sus filas de la militancia le ha dado a este partido una serie de triunfos electorales postulando a mujeres, jóvenes y adultos a puestos de elección popular.

En sus diferentes etapas de partido en el gobierno, y en las últimas décadas como partido en oposición, el PRI ha demostrado porque es el instituto político con mayor fuerza electoral. Fue el que reconoció abierta y democráticamente el triunfo de Vicente Fox en el 2000.

Fue el que tuvo la visión de cambiar la sede del poder de palacio nacional al Congreso de la Unión en sus cámaras de senadores y diputados. Delineó una política nacional desde su Comité Ejecutivo en coordinación con sus representantes en el poder legislativo federal y local para seguir la agenda con sus propósitos de bien común.

Supo además darle cabida política a millones de militantes en sus estructuras partidistas nacionales y locales para que el “músculo” del ejercicio de la política no se atrofiara, continuando así preparando a nuevas
generaciones para las siguientes competencias electorales.

Demostrando de esta manera su gran visión nacional y su vocación por la lucha por el ejercicio de gobierno.

Los errores de varios gobernantes lo han llevado a ser oposición, y la salida de varios de sus militantes que se  formaron en las filas de sus estructuras han sido protagonistas de estas derrotas encabezando ellos mismos las candidaturas de la competencia del PRI. Esta combinación sin el eficaz deslindamiento ante los errores de sus gobernantes y la expulsión oportuna de algunos de ellos, han ocasionado el desgaste en la imagen del partido.

En todos los casos, en los procesos electorales, el desempeño del gobierno, el perfil de los candidatos y la organización de las campañas, h incapacidad por la falta de experiencia, preparación y oficio político del partido que llega a gobernar. La capacidad del PRI de organizarse y no perder el contacto con sus bases y de mantener relaciones políticas entre sus pares en forma armoniosa, y con espacios presentes y futuros de participación. Que no pierde su carácter de partido nacional, y de esta forma mantiene sus vínculos políticos con los grandes desafíos del país y de la localidad, y los hacen suyos en los discursos y en los medios masivos de comunicación, entre otras variables.

La otra cara de la moneda, está en cuando el PRI no logra recuperar el gobierno y se mantiene en oposición, y ello se debe a distintas razones entre las que podemos anotar la dispersión radical de los equipos o grupos políticos que se enfrascan en reyertas internas por la lucha por las dirigencias del partido y sus espacios, y en su afán de ganar el gobierno, terminan tropezándose por su desmedida ambición del poder que termina la sociedad castigándolos con su voto en contra de quienes finalmente terminan postulando.

«Las grandes dificultades que tiene el PRI cuando es  oposición, a veces salen de su ámbito de control. Temas de ajusticiamiento a algunos de sus militantes, hostigamiento por parte de algún organismo electoral, acoso del gobierno en turno entre otros factores. Sin embargo, el partido ha sabido sortear vendavales de distinta naturaleza, y sus militantes se han acoplado a la lucha desde la oposición con el paso de los años».

La falta de organización como partido en oposición y el no tener una “agenda alternativa” de propuestas y críticas al gobierno en turno, es otro de los factores que hacen que el PRI no logre recuperar un espacio de servicio. La postulación de candidatos que no son competitivos, que no alcanzan a entusiasmar al electorado, que no proponen nada novedoso para cambiar el estado de cosas existentes y negativas que existen en un gobierno, también es factor  fundamental para que no se recupere la confianza ciudadana.

El PRI tiene más vocación y preparación de gobierno que de oposición. Eso lo ha demostrado con la contundencia y efectividad de hacer buenos gobiernos y de ganar elecciones con amplios márgenes. Su papel de interlocutor y de vínculo con la sociedad lo ha hecho mejor cuando es gobierno que cuando es oposición. Ha aprendido a tener agendas partidistas alineadas con sus legisladores locales y federales, defender los logros de su gobierno y acompañar con reformas a sus estatutos las políticas públicas de transformación y liderazgo de sus representantes en el gobierno. Su preparación y su proceso de encauzar a sus militantes están más enfocados a que tengan una posibilidad real de llegar a una esfera del servicio público que permanecer como oposición por algún tiempo indeterminado.

En ello radica el reto del PRI para permanecer en el poder o regresar a él en los casos de gobiernos estatales o municipales. Ya logró recuperar la Presidencia de México con un excelente candidato, con propuestas transformadoras que ya están prácticamente en su totalidad aterrizadas, y con campañas alegres y motivadoras que contagiaron al electorado haciendo que el famoso “humor social” estuviera de su lado.

En contraparte, hay lugares de la República en donde la “clase política” priista ya se mal acostumbró a estar en la oposición, o más bien, ya lo aceptan como una condición  difícil de remontar. Sin embargo, hay que aclararlo que el PRI es el único partido que verdaderamente lucha y tiene la fuerza, para desde la oposición ganar una elección, y eso está ampliamente demostrado; además, tiene los cuadros capaces en cualquier municipio o estado para recuperar un gobierno.

Las grandes dificultades que tiene el PRI cuando es oposición, a veces salen de su ámbito de control. Temas de ajusticiamiento a algunos de sus militantes, hostigamiento por parte de algún organismo electoral, acoso del gobierno en turno entre otros factores. Sin embargo, el partido ha sabido sortear vendavales de distinta naturaleza, y sus militantes se han acoplado a la lucha desde la oposición con el paso de los años. Y aunque su vocación es el gobierno, se han poco a poco entrenado como partido en oposición.

Los grandes retos que tiene el partido, es actualmente seguir enarbolando las causas ciudadanas. Hoy por primera ocasión en su historia tienen de candidato a la Presidencia de la Republica a un ciudadano sin partido: José Antonio Meade. Hoy tiene el deber político de defender y difundir los logros del gobierno de Enrique Peña. Ahora como nunca tiene que remontar intenciones de voto, jalar votos indecisos, mantener su gran base de votantes y seguir siendo más competitivo.

Veremos cuáles son los resultados de esta elección en unas cuantas semanas y valoraremos el papel fundamental que tiene y tendrá el PRI en este nuevo siglo el XXI: El  siglo de la competitividad y la innovación.

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