Con 24 años tras las rejas, el tamaulipeco Daniel Aguilar Treviño narra su vida en la cárcel y detalla cómo y porqué privó de la vida a José Francisco Ruiz Massieu, al periodista J. Jesús Lémus en su libro «Los Malditos» de Editorial Grijalbo. Aquí un extracto de la entrevista.
Por J. Jesús Lémus
«Me llamo Daniel Aguilar Treviño. Yo soy el matón de Ruiz Massieu».
– ¿Y cómo te va, Daniel?.
Pos me va. Aquí pasando un día y otro día igualito al anterior, sin esperanzas de que la situación mejore.
– ¿Te ha ido mal en tu Cana?. (argot carcelero que significa estancia en prisión)
«Me ha ido como a todos los que estamos aquí: de la chingada. Porque no creo que haya un solo preso que diga que le ha ido bien. Aunque haya hecho lo que haya hecho”.
Pues te diré que más allá del trato que nos dan a los presos, la vida en la cárcel uno se la hace tan difícil o tan fácil como uno mismo quiera. Yo desde que caí en el bote, he tratado de llevármela tranquila, en espera de que un día pueda salir de esto y hacer mi vida allá fuera.
«Tengo esperanzas de algún día salir de aquí para reunirme con lo que me quede de familia y amigos. Aunque realmente los amigos se le acaban a uno durante el primer año que llega a la cárcel. Poco a poco se van olvidando de uno. Y la familia dura un poco más, porque la cárcel no sólo es para uno, sino también para ella, que se mantiene cerca y que sigue al pie del cañón en espera de verlo salir a uno.
«Aún tengo quien me visite. Y por ellos es que sigo en pie; que si no, ya me hubiera colgado de la reja.
-¿Daniel, no te han tratado mal?.¿No se ensañó el gobierno federal contigo por haberte culpado de la muerte de Ruiz Massieu?.
«No, ya en la cárcel el trato ha sido normal, como el que le dan a todos los presos. Me trataron muy mal durante las primeras horas después de mi detención. Yo pensé que me iban a matar.
«Sí, me dieron hasta para llevar. Las primeras 24 horas fueron muy difíciles, pero ya después todo fue tranquilo. La entrada a Almoloya fue como la bienvenida que le hacen a uno cuando llega a Puente Grande…Ustedes ya saben, para que les cuento: patadas, corredizas, toletazos, perros, cachetadas, tortura física…todo lo que se pueden imaginar”.
-Piensas que te tratan bien aquí.
«Sí, no me quejo”.
-¿Tú piensas que lo que hiciste allá afuera, por lo que estás aquí, fue malo?.
«No sé si fue malo, o si fue bueno. De lo que sí estoy seguro, es de que el trato que me están dando en la cárcel y el que me han dado ha sido bueno. Y espero que así me sigan tratando, porque yo no soy un preso conflictivo. Nunca me han castigado por mal comportamiento”
-¿A ti te han hecho cansado tu proceso?.
«Si superas por las que he pasado ni me la creías. Pero la verdad es que el gobierno se ha portado bien. No me han dado algo que no haya merecido ni me han maltratado de más. Yo pienso que si me hubiera resistido, ya me hubieran matado, pero la verdad lo que hice no fue un chiste”.
-Oye, Daniel, entonces ¿Sí mataste a Ruiz Massieu?
«Eso no te lo voy a decir. ¿Para qué quieres saberlo?. En nada cambia la historia si te digo que yo no lo maté. O te digo que sí lo maté. Todo va a seguir siendo igual. Yo voy a seguir preso en esta cárcel muchos años más y toda mi familia va a seguir marcada con el estigma del asesino de Ruiz Massieu. O peor tantito, Ruiz Massieu no va a revivir si yo te digo que lo maté o no lo maté”.
-Pero si en ti estuviera que Ruiz Massieu viviera; si reconocerías que lo mataste o que no lo mataste, ¿Qué dirías?.
«Que si lo maté y que lo hice por dinero, que me contrataron y que las cosas salieron mal”.
-¿Sólo te contrataron y fuiste a matarlo? ¿Porque lo mataste?
«Tu preguntas mucho, reportero. Suelta una corta feria…y te platico bien cómo se dieron los hechos, con lugares, nombres y señas…con todo lo que quieras saber”.
-No, pues no tengo dinero para comprarte la historia, pero si lo tuviera sí te la compraba.
-¿Mucha gente se ha acercado a ti para que les cuentes tu versión de la muerte de Ruiz Massieu?
«Uy, sí. Si supieras. Me han contratado políticos, periodistas, productores de cine, artistas de televisión, hasta el Embajador de Estados Unidos me mando preguntar con un agente especial que cuánto quería para que le contara la versión oficial de la muerte de Ruiz Massieu”.
-¿Y a todos les has dicho que no?.
«No. Ninguno le ha llegado al precio. Todos ofrecen y ofrecen, pero a la mera hora, cuando se trata de pagar, ya no quieren soltar dinero”.
-¿En cuánto vendes tu historia?.
«En una buena feria. Creo que sí vale la pena, para quienes les interesa. Pero nadie quiere soltar el dinero”
-¿A poco ni los gringos quisieron soltar el dinero?.
-Al principio sí habían aceptado, pero cuando comencé a contarles algunos pormenores ya no quisieron seguir con el trato y retiraron la oferta.
-¿Cuánto les habías pedido?.
-No me acuerdo creo que un millón de dólares.
-No te dijeron cual fue la causa de su negativa.
-No, solo me dijeron eso. Y por ellos se pierden la verdad de cómo se dieron los hechos previos al día del asesinato.
-¿Y no piensas contársela a nadie?.
-Tal vez un día la cuente o quizá la escriba yo mismo. He pensado escribir un libro contando la verdad del asesinato de Ruiz Massieu.
-¿Cuántos años te dieron por el asesinato?.
-El juez me hecho 50 años, pero no creo que los pague todos porque pienso que voy a obtener algún beneficio; posiblemente cuanto tenga el 60 por ciento de la sentencia pagada haré una petición de libertad provisional.
-¿Qué estudias?.
-La preparatoria. Ya casi la termino.
«Si las cosas suceden como yo las espero, solicitaré mi proliferación allá por 2024, cuando ya haya pagado al menos unos 30 años de la sentencia que me dictaron.
-¿Cómo han sido los años que llevas encerrado en la cárcel?.
-Tristes. Llevo 14 años en la cárcel y puedo decirte que los dos primeros fueron muy dolorosos porque comencé a comprender que la mayor parte de mi vida la pasaría aquí. Luego fueron años de resignación.
-¿Crees que te mereces lo que estás viviendo?.
-Sí, igual que todos los que estamos aquí. Porque pobre de aquel que considere que no es justo lo que está pasando porque sufrirá más. Aquí venimos a pagar todo el daño que hemos hecho allá afuera. Este es nuestro purgatorio particular.
Bienaventurados los que estamos en la cárcel, porque saliendo de aquí todos seremos libres de culpas.
-Oye Daniel, ¿Cuál fue tu relación con Raúl Salinas? ¿Tuvo que ver en el asesinato?.
«La verdad, yo no conozco a ese señor, nunca lo he visto y nunca he hecho tratos con él. Te digo la verdad. No lo he visto nunca en mi vida”.
-¿Es cierto que se trabó el arma?
«Sí. Si no hubiera sido por eso, no me habrían agarrado. Me hubiera dado a la fuga. Le habría soltado unos balazos al policía que me cerró el paso. Pero la verdad es que me apaniqué. De pronto me dio miedo y no super qué hacer cuando me di a la fuga”.
Aunque la verdad pienso que estuvo bien que me hayan detenido aquel día, justo después del homicidio, porque de no haber sido así, quien sabe dónde estaría enterrado en este momento.
-¿Crees que te hubieran matado después del asesinato?.
-No sé.
-¿Volviste a ver al policía luego de la detención?
-Sí, lo volví a ver durante dos dilegencias. Y con eso tuve para que nunca se me olvide su rostro.
-¿Eso es lo que mas sueñas en tus pesadillas?.
-Lo sueño con mucha frecuencia.
-¿No sueñas la imagen de Ruiz Massieu?.
-No, nunca lo he visto en mis sueños ni en mis pesadillas.
-Pero sí viste el rostro de Ruiz Massieu muriendo…
“Sí, claro que lo ví. Quizá la memoria obligó a que se me olvidara, porque yo lo ví cuando le disparé. El estaba distraído, mirando hacia el frente del auto: tal vez estaba viendo la calle por donde iba a ir conduciendo. Lo vi riéndose. Algo chistoso le estaba platicando al señor con el que iba”
«Estaba distraído. Se estaba riendo mientras volteaba a ver a su acompañante. En ese momento saqué el arma, pero sólo le di un disparo.
«Esa imagen la recuerdo muy seguido, la del diputado recargado en el asiento de su auto, todo lleno de sangre”
«Pienso mucho en una cosa: que en ese momento antes del disparo, el diputado estaba tranquilo, contento, feliz, sin saber lo que iba a pasarle y apenas un segundo después ya no estaba, ya se había terminado todo para él y estaba comenzando todo para mí. Yo pienso que la vida es un ciclo en el que todos estamos conectados, en el que mientras unos terminan, otros comienzan, ¿no crees?.
Daniel Aguilar Treviño: El valor de la entrevista
Por Francisco Cuellar Cardona
Hace 24 años, siendo las 9:22 A.M. del 28 de septiembre del 1994, Daniel Aguilar Treviño, originario del ejido Corralejo, municipio de San Carlos, Tamaulipas, asesinó al entonces Secretario General del CEN del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, cuñado de Carlos Salinas de Gortari, y quien se perfilaba como líder del Congreso del a Unión del naciente sexenio de Ernesto Zedillo Ponce De León.
Los hechos ocurrieron en la calle Lafragua, a la altura del hotel Casa Blanca donde José Francisco había sostenido reuniones con varios diputados. Tras accionar su arma, Daniel Aguilar huyó, pero fue interceptado y sometido por un policía bancario que estaba cerca del lugar.
Como autor intelectual se procesó a Raúl Salinas de Gortari (luego fue exonerado), quien habría contratado a otro tamaulipeco, al entonces diputado federal Manuel Muñoz Rocha, que 24 horas después del homicidio jamás se supo de él; se cree que lo mataron, aunque se ha especulado que sigue vivo, pero jamás se volvió a saber de él. A Daniel Aguilar Treviño, como autor material un juez lo sentenció a 50 años de prisión.
Actualmente tiene ya 24 años en la cárcel. En octubre del 2017, un Tribunal Federal redujo a 42 años la sentencia dictada. En agosto la defensa de Aguilar Treviño adelantó que su cliente, estaría a unos días que quedar libre.
Durante 24 años, Daniel Aguilar Treviño nunca quiso dar una entrevista a la prensa sobre el misterio atrás del crimen de Ruiz Massieu. Quienes lo intentaron, revelan que el homicida tamaulipeco les pedía mucho dinero para revelar cómo se planeo el homicidio y los políticos que participaron en ese plan, pero nunca se llevó acabo. Sin embargo, el periodista michoacano J. Jesús Lemús, quien dirigió el periódico El Tiempo, de la Piedad Michoacan, después de publicar notas informativas que molestaron a las autoridades locales y que en complicidad del entonces presidente Felipe Calderon le fabricaron cargos criminales y lo encarcelaron injustamente en el Penal de Alta Seguridad de Puente Grande.
Después de varios años de encierro Jesus Lemús, en donde vivió y padeció brutales torturas, logró recuperar su libertad.
Pero su estancia en Puente Grande, Jesus Lemus, fiel a su oficio, aprovechó para conocer de cerca a los grandes personajes del crimen como a Rafael Caro Quintero, El Mochaorejas, Duby El Narcosatánico, Mario Aburto, El Mochomo y Daniel Aguilar Treviño, asesino de Ruiz Massieu y otros más. Ahí, echando mano de las habilidades periodísticas logro entrevistarlos a todos, particularmente a Daniel Aguilar. Cuando logra su libertad, se pone a escribir las entrevistas que tituló «Los Malditos», una crónica negra desde Puente Grande, editado por Grijalbo.
Gracias a este minucioso trabajo periodístico y tras su absolución carcelaria, J. Jesús Lemus a propuesta de la Organización Reporteros sin Fronteras ganó en Holanda el Premio Internacional Pluma a la Libertad de ExpresiÓn, otorgado por las fundación no gubernamental Oxfam Navib/Rory Peck.
De «Los Malditos», que ha sido un éxito editorial, logramos rescatar fragmentos de la única entrevista concedida por Daniel Aguilar Treviño, al periodista J. Jesus Lemus, mismo que describe y narra objetivamente como ha sido la vida de Daniel, en estos años de encierro.
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