Registros de las primeras caravanas mercantes de Monterrey con Tampico y la Huasteca en la Costa del Seno Mexicano para el intercambio de productos diversos, entre los que se llevaban cueros, carne seca, plata y se traía al NRL sal, pescado, ganado, operativos nunca exentos de los ataques de los naturales en los más de 600 kilómetros de distancia.
Luis Alvarado
A partir de la colonización del noreste de la Nueva España se fueron alternando los propósitos ibéricos por establecer las rutas comerciales que permitieran el intercambio de mercancías y productos de la Huasteca con Monterrey a través de osadas expediciones entre territorios indios.
Con ello la gubernatura del Nuevo Reino de León con sede en Monterrey buscaba aumentar el abasto de ganado, de especies pesqueras, sal, géneros y llevar productos secos, plata, cueros y otros a fin de lograr autosuficiencia y mejorar la economía que permitiera no depender del centro novohispano.
A más de 415 años, algunas de las excursiones de las que se tiene registro datan de 1603, otras de 1609, 1645 y posteriores, en una ruta que salía de Monterrey hacia lo que era Tamaholipa en el actual municipio de González y hasta lo que ahora es Tampico y Pueblo Viejo, Ver.
El trayecto norte-sur seguía un recorrido natural a la orientación que siguen las actuales vías terrestres, siendo la región de San Antonio de los Llanos –actual Hidalgo, Tam.- una de las más peligrosas para los expedicionarios por los ataques de los naturales que se consideraban invadidos.
La penetración comercial no estuvo exenta de fracasos, pero las intentonas por establecer rutas permanentes al desarrollo comercial finalmente definieron la forma en que ese reino noresteño fundado en 1582 por Luis Carvajal de la Cueva acuñaría las nuevas forma de intercambio en una gran región de 800 kilómetros cuadrados, desconocida por sus propios gobernantes.
Primeros trenes
Una de las primeras pruebas para trazar la ruta mercante es identificada a inicios del siglo XVII cuando el capitán Antonio Rodríguez logra la anuencia de Diego de Montemayor, gobernante del reino de 1588 a 1611, a fin de llevar ganado huasteco, propiedad de la Hacienda de la Cofradía de la catedral de México.
La empresa resulta un fiasco porque el capitán se niega a abastecer a los vaqueros con botijas de vino para el viaje, a quienes tilda de ebrios, por lo que el mayordomo recibe órdenes superiores de deshacer la operación de compraventa, sufriendo Rodríguez la deserción de sus hombres y retiro de la caballada.
Otro capitán, de apellido Melo, habría de continuar con la apertura de otro itinerario que sale de Nueva Vizcaya (Durango-Coahuila) al centro novohispano, pasando por el Nuevo Reino de León y por extensión en la Huasteca.
Es en este viaje donde se tiene conocimiento por vez primera del río San Antonio –en el actual municipio de Hidalgo- y el primer solado español muerto allí por indios.
Para 1609 el capitán José de Treviño efectúa otra incursión con autorización de Diego de Montemayor en la ruta Monterrey-La Huasteca-Monterrey, quien en el punto llamado Estero, a 14 leguas de Tamaholipa es atacado por indios, logrando salvar a su gente, pero dejando la carga de harina.
Treviño busca instaurar una ruta comercial periódica entre ambas poblaciones al efectuar nuevo viaje en un convoy de ocho carretas, mozos y ocho soldados, provisto de numerosas mercancías para intercambio con lo que logra llegar a Tampico, pero al regresar a Monterrey se entera de la muerte de Montemayor y se suspenden los patrocinios.
En la era Alonso de León
En su obra Apuntes para la historia de Tamaulipas, siglos XVI y XVII, Candelario de la Reyes escribe que un cuarto explorador sería el sargento mayor Jacinto García de Sepúlveda, quien parte de Cerralvo –actual norte nuevoleonés- hacia la Huasteca en 1633 con un guía, un alférez, un abanderado, 10 soldados, caballada, armas y 10 mil pesos.
“Parece ser que el viaje tuvo también finalidades mercantiles”, anota el autor, aunque sufre la muerte del guía por ataque indio, la deserción de un militar y de regreso se le extravía una mula con mercancía.
De todas las marchas del NRL hacia la Huasteca el más interesante es el considerado por el capitán y cronista Alonso de León en 1645 (103 años antes de iniciar la época escandoniana), cuando la gubernatura a cargo de Martín de Zavala seguía en la búsqueda de una ruta comercial que permitiera mejorar la economía.
De León sale de Cadereyta el 4 de enero de ese año 45 auxiliado por el alférez José de la Garza; el sargento Andrés de Charles, 25 soldados y el cura Martín Abad de Uria, 250 caballos, peones y armas, 30 mulas cargadas de harina, dos mil pesos en plata y reales.
Los mercantes aventureros llegan al poblado Tamaholipa con solo dos bajas en equinos y dos más heridos en un ataque de indios janambres en el paso El Estero, siendo recibidos por fray Pedro Coronado, siendo enterado el alcalde tampiqueño de San Miguel, para luego arribar dos días después al puerto el 22 de enero.
Acuerdo para encontrarse en La Marina
De León describe el recibimiento: “..con mucha alegría, no siendo menor la de todo el pueblo, mostrando en los semblantes la que tenía, en las palabras el corazón, en los ofrecimientos los deseos, en las obras la magnanimidad y en las convites los ánimos”.
Ya en la zona algunos comerciantes marcharon hacia las partes montañosas más al sur para vender y comprar y los que se quedaron en Tampico como Alonso aprovechan para celebrar un convenio escrito en el que queda establecido que anualmente la gente huasteca y de la capital reinera cada año deberían hacer viajes recíprocos de intercambio comercial.
“Que permitiera que los de Tampico llevaran al Reino –del que formaba parte- los géneros que fabricaban a cambio de plata, reales, plomo, harina o frutos, pudiéndose regresar vía San Luis en tanto que se establecía población en la ruta que el capitán utilizó para seguridad en tránsito”, escribe Reyes.
El acuerdo establece que los tampiqueños y los antiguos regiomontanos deben reunirse el 3 de mayo próximo en la barra de Las Palmas (posiblemente actual Soto la Marina), para fundar ahí una población, a donde los primeros debían llegar costeando por mar y tierra y los segundos por tierra adentro.
Una vez regresados los que fueron a la sierra a comerciar, se reúnen en Tampico los dos grupos, juntan 40 cargas con pescado y camarón salados, ropa, vino, vinagre, aceite ‘y otras cosas’, logrando el alcalde mayor detener un día más su partida a Monterrey.
Masacre de chichimecas
En ese lapso llega una carta de funcionarios de Tamaholipa pidiendo auxilio ante ataques y saqueos de indios chichimecas al pueblo de los mauhuabes –¿jaumaves?-, bajo control del convento local, donde matan a dos naturales, uno de ellos jefe.
Los mismos atacantes tenían asolado a Tamaholipa, cuyos moradores estaban a punto de desalojar el poblado a falta de armas y hombres defensores, ante lo cual el alcalde tampiqueño solicita al capitán Alonso de León la ayuda necesaria con su grupo de 25 soldados ‘aguerridos’.
Por estar dentro de su jurisdicción del NRL, de León accede a la defensa y parte hacia la ranchería de los atacantes, con algunos militares, 62 chichimecos de Tampico ‘evangelizados’ y del caudillo Bartolomé Payta, espías, guías e intérpretes necesarios quienes habían levantado el cerco sobre Tamaholipa.
De León decide atacarlos para acabar con su amenaza, procediendo a contraatacar “con resultado de ahorcar a 13 indios y aprehender a sus mujeres e hijos, mismos que repartieron entre los mauhabes, bajo la condición de que los adoctrinaran por seis años y después los liberaran. El recibimiento hecho en Tamaholipa a los vencedores fue de significación”, añade Candelario.
Piratas e intrigas suspenden caravanas comerciales
De León y su convoy retornarían a Monterrey el 22 de marzo, rechazando otro ataque de janambres en El Estero, matando a uno de los indios. Al llegar a la capital regional ahora Monterrey, el gobernador Zavala recibe efusivamente a la ‘misión comercial’, quien luego le pide organizar el siguiente convoy mercante a Las Palmas en la Costa del Seno Mexicano.
Zavala señala como el 22 de abril de ese 1645 como la fecha adecuada para partir, pero estando a tres días de la salida, el gobernador da contraorden e instruye para detener al capital de León, acusándolo de preparar un motín una vez llegado a Las Palmas. Tras las indagaciones se comprobó que las intrigas venían de un subalterno de Alonso que pretendía el mando comercial.
Según se desprende de los escritos de Alonso, considerado el primer cronista del Nuevo Reino de León, los proyectos por establecer rutas comerciales debieron esperar varias décadas, pues luego de los problemas derivados de la acusación, los gobernantes en Monterrey ya no insistieron en organizar más caravanas mercantes.
Los contactos entre el norte y sur del NRL debieron esperar más tiempo en parte porque Tampico es atacado por los piratas de Laurent Graft o Lorencillo en 1684. La fundación de la villa había tenido lugar en abril de 1154 a petición de fray Andrés de Olmos, transformada luego como Pueblo Viejo de Tampico, ahora Ciudad Cuauthémoc, Veracruz.
Habría de renacer como población organizada hasta los primeros años del México independiente.
De acuerdo con los relatos alonsistas, se desprende que este viaje mercante constituye la primera representación del gobierno regional del Nuevo Reino de León en el sur, más de un siglo antes de que la Costa del Seno Mexicano fuera colonizada por Escandón y se llamara Nuevo Santander.
Alonso había llegado a Monterrey en 1636, a invitación del Zavala, quien había arribado 10 años antes a la capital. La importancia del cronista en todo el reino norestense se hizo notar al norte, al poniente, oriente y sur, al reprimir a tribus belicosas, pactar treguas y favorecer la pacificación.
En 1653 se le pide explorar y cartografiar el río de Las Palmas en el actual Soto La Marina, lo cual no arroja resultados positivos pues los informes son confusos.
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